Paro de Rappi en Bogotá: A la intemperie y sin derechos

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Con lo poco que hacen por las entregas deben pagar mantenimiento y arreglo de sus motos y bicicletas, sin que la empresa les ayude. Foto J.C.H.

Sin protección laboral, miles de jóvenes se la rebuscan a diario para sobrevivir. Los trabajadores tuvieron que organizarse para detener los abusos de la empresa

Redacción Laboral

En las grandes ciudades ya hace parte de su paisaje ver jóvenes en motos o en bicicletas, con una gran maleta naranja a sus espaldas, haciendo domicilios de comida y licores, principalmente.

El alto desempleo y muchas veces, la falta de oportunidades de estudios, han producido que miles se la rebusquen laborando a través de empresas o aplicaciones de domicilios como Rappi.

No obstante, la ausencia de un contrato de trabajo los deja sin protección y presas fáciles de los abusos. Razones por las que el pasado 15 de agosto cientos de ellos protagonizaron una protesta en Bogotá, en la que denunciaron atropellos.

Andrés Barbosa, trabajador de Rappi en Bogotá, explicó en rueda de prensa que la plataforma les prometió condiciones laborales muy distintas a las que tienen ahora, que deben trabajar de 12 a 14 horas para tener una mesada que les permita sobrevivir.

Trabajando esta jornada, pueden hacer semanalmente 380 mil pesos, dinero del que deben descontar comidas, combustibles, internet y el arreglo o mantenimiento de sus medios de transporte.

Rappi no les asegura rodamiento, salud ni dotación de trabajo porque no hay ni si quiera un contrato, deben comprar la maleta, pagar el internet.

Deben pagar su dotación

El problema se acrecentó cuando empezaron a bajar las tarifas. Los dueños de la aplicación pusieron las condiciones más difíciles: “Cuando empecé no tenía pedidos de dos mil pesos como ahora, y mucho antes la tarifa básica era de 3.500 pesos, ahora estas son muy bajas. Ya no se hacen filtros de calidad para quienes laboran, empezaron a vender las maletas, me tocó pagar 80 mil por la mía. De un momento a otro hicieron cosas que nos afectan”, dijo Andrés, uno de los organizadores de la protesta.

También denunciaron que deben comprar los impermeables, que en promoción les cuestan 30 mil pesos, y que les quitaron el recargo por lluvia. Denuncian que la empresa se aprovecha de errores en las entregas, que muchas veces no son cometidos por ellos, para cerrarles las cuentas y dejarlos sin opción de laborar.

“Una persona no puede tener el más mínimo error, inclusive hay ocasiones donde no es la persona la que comete el error y le bloquean la cuenta. Por ejemplo, llevo un domicilio que el restaurante empacó mal, cuando llego adonde el cliente, él lo devuelve, el restaurante no lo recibe y lo ponen a uno a pagar esa deuda, o bloquean la cuenta y no hay manera de hacer descargos o de defenderse”, explica Andrés.

El rappitendero le dijo a VOZ que luego de las protestas del fin de semana se pusieron en la tarea de redactar un pliego de peticiones que presentarán a la empresa. Porque, dicen que, aunque la empresa diga que no son jefes, sí tienen cómo demostrar una relación de subordinación.

Por eso están creando una organización con estatutos, proceso en el que participan trabajadores de varias ciudades del país, y a la que la mayoría de los trabajadores se afiliarían.

Son alrededor de 200 mil rappitenderos en todo Colombia y cerca de 90 mil en Bogotá. No obstante, el número exacto es difícil tenerlo ya que a muchos la aplicación les cierra las cuentas, pero la vuelven a abrir para poder seguir trabajando.

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