Una alianza entre el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, el Distrito de Bogotá y la empresa Transmilenio, TM, podría dejar sin estudio a los aprendices que sean sorprendidos colándose en las estaciones de Transmilenio
Marcel Guarnizo Prieto
El pasado 22 de agosto la institución de formación profesional anunció la alianza con el Distrito y Transmilenio, que busca disminuir el fenómeno de los colados en los articulados y promover prácticas en sus aprendices para el buen uso del sistema de transporte masivo.
La estrategia consiste en destinar 350 millones de pesos para subsidios de transporte, tomar medidas disciplinarias que irían hasta la cancelación de la matrícula de los jóvenes aprendices que sean sorprendidos evadiendo el pago del pasaje en las estaciones de TM de manera reincidente y en ubicar a quienes se encarguen de promover las buenas prácticas y el buen uso del sistema.
Lo complejo del asunto es que si bien es una iniciativa que parece estar llena de buenas intenciones, en el fondo se trata de un ejercicio excluyente y de poco impacto en el fenómeno de los colados, pero que sí se traduce en riesgos para la vida y la permanencia en la formación de los estudiantes del SENA.
Una estrategia poco efectiva
Por un lado, los 350 millones para subsidios de transporte que destinará el SENA alcanzarían para beneficiar a unos 600 aprendices, si contamos con que el subsidio será para dos pasajes diarios en TM. Solo en los complejos de Paloquemao e Industrial del Sur, que juntan ocho de los 15 centros de formación de la entidad, estudian cerca de 37 mil jóvenes, con lo cual los subsidios no alcanzarían ni a cubrir el 2% de esta población, haciéndose menor el porcentaje si se suman los estudiantes de los otros seis centros de formación que tiene el SENA en Bogotá.
Por otro lado, se implementará el plan piloto “Escuela de cultura ciudadana Equipo T” que consiste en formar a 640 aprendices como agentes y promotores de buenas prácticas del sistema TM, quienes se encargarán de implementar acciones pedagógicas para este propósito. El director del SENA Regional Distrito Capital, Enrique Romero, manifestó que “Estamos convencidos de que con la participación de nuestros estudiantes en estas estrategias vamos a aportar a la transformación cultural del sistema de transporte público de Bogotá. Ellos serán los encargados de difundir una cultura de civilidad y convivencia que haga de nuestro Transmilenio uno de los bienes que más usamos y cuidamos”
Lo curioso del tema es que TM ha invertido ingentes recursos para la promoción de esta cultura, al igual que la Policía Nacional, sin contar con resultados palpables y poco satisfactorios, pero se piensa que con 640 aprendices, desprovistos de cualquier tipo de autoridad o herramientas se logrará hacer lo que la fuerza pública, las multas, las empresas de vigilancia y la empresa TM no han logrado hacer en los 20 años de existencia del sistema.
Los riesgos para los aprendices
En primer lugar, la vida. Para nadie es un secreto los altos índices de intolerancia que padece la ciudad y los usuarios del sistema; para el año 2018 TM reportó 68 ataques verbales a funcionarios y operadores y 145 casos de agresiones físicas. Agresiones de las que en adelante serán objeto los 640 aprendices del “Equipo T”, para quienes no son claras aun las condiciones de seguridad en las que deberán realizar su labor y mucho menos las condiciones salariales o prestacionales del caso.
En segundo lugar, está en riesgo el derecho a la educación, en este caso a la Formación Profesional Integral que imparte el SENA. Quienes estudian en esta entidad son principalmente jóvenes pertenecientes a los estratos 1, 2 y 3, que ven en la institución la posibilidad de continuar sus estudios a la vez que puedan solventar su situación económica, la cual se vería frustrada si la entidad cumple con la amenaza de cancelar la matrícula a aquellos que evadan el pago del pasaje en el transporte masivo.
Colarse en el sistema no es un deporte ni un hobby para la juventud, se trata de una realidad inocultable de su situación económica que hace que el dinero no alcance para completar para el pasaje. En muchos casos se trata de decidir entre las fotocopias, el desayuno o el almuerzo, o el pago del pasaje.
Supongamos que todos los aprendices gozaran de lo que hoy es un privilegio, debido a la falta de contratación: tener un contrato de aprendizaje. Siendo aprendices tendrían derecho a 414.000 pesos, el 50% de un salario mínimo; si utilizaran el sistema TM pagando dos pasajes diarios se gastarían al mes la suma de 144.000 pesos, es decir, el 34,7% de su salario, cifra exorbitante si se tienen en cuenta las demás necesidades básicas que deberán satisfacer.
Otras propuestas
Todo lo anterior contrasta con otro tipo de propuestas como la ya aprobada por el Concejo de Bogotá, de permitir el uso gratuito del sistema de transporte masivo a los integrantes de las fuerzas armadas, supuestamente para aumentar la percepción de seguridad de Transmilenio.
Serían alrededor de 7.500 efectivos quienes se beneficiarían y representarían un presupuesto anual de unos 13 mil millones de pesos contando los mismos dos pasajes diarios. Mientras a militares con salarios se les premia con pasajes gratuitos, a los aprendices de escasos recursos, que se ven obligados a colarse en el sistema, se les castiga con la cancelación de sus matrículas y el truncamiento de sus sueños. Curioso tratamiento.
De la misma manera, con el propósito de dar alternativas de financiación del pasaje a los aprendices, TM instalará dos máquinas de “EcoTransMi” en los complejos del sur y Paloquemao del SENA, que les permitirá a los estudiantes canjear envases de polietileno, aluminio y tetra pack por recargas de la tarjeta tullave.
Siendo una estrategia interesante que además ayudaría a fomentar el reciclaje, no está ni cercana a ser una solución real, ya que por cada dos envases la máquina recarga 50 pesos; quiere decir, que para obtener lo de dos pasajes, un aprendiz tendría que introducir 192 envases diarios, lo que resulta imposible si tenemos en cuenta los horarios de clase y el tiempo extra que se debe dedicar al estudio. En consecuencia, o se dedican a reciclar o estudian su curso de formación.
En definitiva, sigue estando más vigente que nunca la materialización de una tarifa diferencial en el transporte público para las y los estudiantes, como una herramienta que facilite la movilidad en la ciudad y la permanencia de la juventud en el sistema educativo, sea este en la educación básica y media, superior o formación para el trabajo.
La aplicación de la tarifa diferencial sí reduciría el número de colados en el sistema, ya que ingresarían de forma legal, mejoraría las prácticas y cultura en el manejo y uso del transporte y reduciría la cifra de muertos y lesionados por intentar colarse que, en lo que va del 2018 y 2019, suman 17 y 63 casos respectivamente. Un tratamiento serio y de prevención en lugar de un tratamiento punitivo y paliativo, es lo que requiere el transporte masivo para los aprendices del SENA.