Gabriel Becerra Y.
@Gabocolombia76
En un año, el 27 de octubre de 2019, se realizarán las elecciones regionales en Colombia para elegir 32 gobernadores, 408 diputados, 1.102 alcaldes, 12.065 concejales y 6.700 ediles. Teniendo en cuenta los antecedentes, se prevé que un aproximado de 120 mil ciudadanos se inscribirán para participar como candidatos en estas nuevas elecciones donde se disputa la continuidad o el cambio político en los gobiernos territoriales.
El llamado poder local continúa en manos de los partidos tradicionales, así lo indican los resultados del año 2015 en donde el partido liberal, el partido de la U , Cambio Radical y el Partido Conservador – la llamada “Unidad Nacional” obtuvieron los principales triunfos tanto en gobernaciones y alcaldías– una buena parte mediante coaliciones – así como en asambleas y concejos, donde los problemas de apatía y pedagogía electoral se expresan en un alto número de tarjetones no marcados o en el voto en blanco.
Las votaciones por los partidos no tradicionales, alternativos o de izquierda continúan siendo bastante bajas y dispersas. Prácticamente ninguna gobernación, menos de 100 alcaldías y unos 50 diputados, 1.500 concejales y 350 ediles en términos generales.
En los comicios locales disminuye el llamado “voto de opinión” que se expresa principalmente en las elecciones presidenciales y nacionales. Son evidentres el clientelismo y la corrupción ejercida por mafias de la contratación pública articuladas por familias tradicionales y élites económicas, con apoyo de ejércitos paramilitares, que les garanticen seguir usufructuando los recursos de la administración pública.
En este contexto, son muchos los interrogantes y desafíos que a un año de las elecciones existen, principalmente, para las fuerzas alternativas y de oposición que han logrado dar un salto cuantitativo y cualitativo en las elecciones parlamentarias y presidenciales recientes.
Es equivocado pensar que los buenos resultados obtenidos en ellas se pueden reflejar mecánicamente en las elecciones locales o asumir que la solución es alinear en una sola personería jurídica el gran movimiento de protesta e inconformidad que es esencialmente ciudadano.
La izquierda y los sectores alternativos lograrán avanzar en las elecciones locales si son capaces de construir en medio de la pluralidad, con una o varias personerías jurídicas, no solo nombres de candidaturas o listas unitarias, mediante coaliciones a través de consultas o acuerdos. Sino ante todo, si son capaces de interpretar la profunda crisis que se vive en los territorios y ofrecer programas de gobierno que defiendan la justicia social, el patrimonio público, los derechos de la naturaleza, la democracia y la paz. No hay que perder el tiempo, es la hora de avanzar en candidaturas ganadoras. ¡Patos al agua!