
Tatiana Ducuara es ganadora de la Vuelta a Perú e integrante del equipo europeo VIB Natural Greatness. Esta ciclista colombiana se abre camino a pesar del machismo prevaleciente en este deporte. “Sueño con igualdad y reconocimiento para el ciclismo femenino”
Pablo Arciniegas
Desde hace cuatro años, Yenifer Tatiana Ducuara Acevedo no ha dejado de pedalear. Pasó, en el 2016, de ser una aficionada a la modalidad downhill a convertirse en una del top 10 de la mayoría de competencias de ciclismo femenino en Colombia. Eso, sin contar que hoy hace parte del equipo VIB Natural Greatness, de Bahrein, el cual corre en Europa.
Tatiana, como le dicen sus compañeras ciclistas, tiene 24 años y es originaria de Neiva, Huila. Aunque su familia (la Acevedo) se ha dedicado por generaciones a la venta de bicicletas, ella a diferencia de otras competidoras, que generalmente empiezan a edades más tempranas, despertó recientemente el interés por este deporte cuando practicaba ciclomontañismo.
“Mis amigos del colegio me invitaban a hacer downhill y a competir, y a mí me iba muy bien, pero yo no era una deportista. Entonces, Carlos Cabrera, un amigo de la familia muy interesado en el ciclismo, vio potencial en mí y me motivó a practicar y participar en la modalidad de ruta”, explica Tatiana.
Todo el 2016 Cabrera la preparó en las carreteras del sur de Colombia, al tiempo que Tatiana participaba en competencias a nivel del Huila, entonces, fue cuando el equipo Merquimia, de Bogotá, que era dirigido por Mónica Méndez la convocó. Esto, para Tatiana, significaba un salto abrupto del ciclismo amateur a la élite.
“De repente, me vi compitiendo con mujeres que admiraba mucho: Laura Lozano y Ana Cristina Sanabria, por ejemplo. Y yo sentía los nervios del principiante. De hecho, para esa época participé en mi primera Vuelta Colombia, que se hizo por el Eje Cafetero, pero todavía no quedaba en el top”, cuenta Tatiana.
En la hermandad
En todo caso, el equipo la siguió respaldando, al igual que su familia, y lograron trasladarla en el 2017 a Paipa, en donde la joven ciclista empezó su proceso de adaptación a las subidas. Esta decisión, según ella, le implicó ‘vérselas’ por sí sola, pero gracias a las redes sociales pronto encontró otras ciclistas en Boyacá con las que se apoyaban mutuamente a la hora de practicar y competir, como si fueran una hermandad.
En 2018, finalmente, la preparación de Tatiana da resultados en la Microvuelta al Valle, una carrera de tres días, en la que ella se lució: “Recuerdo muy bien que salimos muy temprano en un páramo heladísimo. El lote arrancó duro, estaba lloviendo y no todas se le medían a bajar con la carretera resbalosa. Por suerte, aproveché mi experiencia en downhill y me escapé. De un momento a otro me di cuenta que iba sola, que había dejado atrás a la líder, que era Angie Sanabria, una experimentada ciclista”, explica Ducuara.
Ese día, Tatiana ganó la etapa, pero además, lo guarda en su memoria como un punto de inflexión en su carrera de ciclista.
“Desde ahí cambié mi mentalidad. Antes decía que no podía con las subidas, pero se me quedaron grabadas las palabras de los que me iban acompañando en el carro, los últimos kilómetros: hágale, no pierda todo su esfuerzo, le están pisando los talones. Y yo pensaba, mientras pedaleaba, mientras ya ni sentía el dolor, en mi familia. Le pedía resistencia a Dios. No me lo creía cuando crucé la meta. Yo estoy hecha para este deporte, me dije, así no haya empezado desde niña”, cuenta Tatiana sobre el primer estereotipo en deporte que venció.
Aquella victoria tuvo un impacto en su progreso, porque desde entonces empezó a posicionarse en el top 10 y hasta top 5 de las competencias en las que participaba con su equipo Merquimia (entonces dirigido por Laura Lozano). Sin embargo, ese año otra vez se enfrentó a la Vuelta Colombia, que se realizaba en Boyacá, y se enfermó en las dos primeras etapas. Para remate, en la tercera, tuvo una caída y se partió la mano. “Mi primera fractura”, cuenta.
Pedalazo al exterior
El 2019 pintaba mejor. Ducuara participó en la vuelta a Ecuador, en la que quedó de tercera, y ese mismo año, su equipo consiguió el presupuesto y el aval de la Federación de Ciclismo para ir a competir en el Tour de L’Ardeche, en Francia. Esto le representaba a ella y sus compañeras una oportunidad de ser fichadas por equipos extranjeros.
“Fue la competencia más larga en la que he estado: siete días. En la primera etapa quedé entre las primeras cuarenta, porque el nivel en Europa es muy superior al de aquí. Además, participan las mejores del ciclismo, entre ellas Marianne Vos, la entonces campeona mundial. Pero sentí cumplido el sueño de conocer Francia, la Torre Eiffel y pedalear al lado de las mejores de este deporte”, cuenta la ciclista.
Fue antes de que volviera a Colombia, que la directora de Merquimia le comunicó a Tatiana que en adelante ella seguiría compitiendo en Europa, con el equipo VIB Natural Greatness. “No lo vi venir. Estaba preocupada porque quería mantener el nivel de Europa y de repente se me hacía realidad la posibilidad de quedarme”, dice.
De regreso a Colombia y a Latinoamérica, el paso por Francia también rindió frutos. Tatiana Ducuara se coronó como la ganadora de la Vuelta a Perú en 2019. “Había mejorado mucho, para ese momento, tanto, que le sacaba ventaja al lote de ciclistas y me iba a competir con los hombres”, cuenta ella. Sin embargo, ese año no pudo participar en la Vuelta a Colombia porque su equipo le pidió que se ajustara a los tiempos de entrenamiento que tenían en España.
En enero del 2020, Tatiana regresó a Europa, esta vez a vivir en la ciudad de Murcia con las otras miembros de su equipo, algunas de otros países donde no se habla español. “No fue fácil comunicarse bien al principio, pero yo siento que el ciclismo es algo que trasciende fronteras y prejuicios”, dice. En España, además, alcanzó a participar en la clásica San Valenciana y la semana San Valenciana, terminando en el puesto 65.
“El ciclismo es pedalear, persistir y aprender. Cada día el cuerpo se adapta más a la exigencia de este deporte. A veces, uno solo siente el dolor, pero sigue andando, tratando de ser mejor”, cuenta.
Después del brote de covid-19 en Europa, su equipo le ordenó volver a Colombia, en donde, a pesar de la pandemia sigue entrenando con la Liga de Ciclismo de Risaralda para competir a nivel nacional y aspirar un regreso a España. Según ella, este tiempo ha pensado mucho en el futuro del ciclismo femenino en Colombia y en el mundo.
“Aunque en Colombia se han visto avances en el tema de igualdad en el ciclismo, como el cubrimiento periodístico de las carreras femeninas, todavía falta más interés en nosotras. Nosotras también podemos competir a un nivel muy alto y sufrimos por pedalear. No es justo que las campeonas, en todo el mundo, se enfrenten a salas de prensa vacías. Yo sueño con una igualdad y un reconocimiento, aunque se demore”, comenta Tatiana.

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