Pensiones, otro negocio del capital

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Aspecto del segundo congreso mundial de pensionados, en Bogotá. Foto J.C.H.

Una mirada al problema de esta población en tres países latinoamericanos

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino 

El segundo congreso mundial de pensionados, realizado en Bogotá hace dos semanas, fue un espacio que le permitió a cientos de delegados discutir y trazar un plan de acción, con base en las particularidades de esta problemática en cada país.

En uno de los apartes de un documentos sobre la caracterización internacional que hicieron los asistentes, se identificaron problemas como los siguientes, a propósito del manejo que se da a sus dineros: “Empezaron probando en Chile, con la ayuda lógica de Pinochet y la cuadrilla de fascistas que, ayudados por la CIA derrocaron al electo y socialista presidente Salvador Allende. En esta prueba tuvieron la ayuda del sindicalismo amarillo. La Ciosl (hoy CSI) apoyó la propuesta ayudando a engañar a los asalariados chilenos: les prometieron que con el paso de fondos públicos a privados su primera pensión sería el 100% del último salario como trabajadores activos, en lugar de ser el 70% que era el importe cobrado en la década de los 70.

“Hoy, 40 años después, se ha comprobado la gran mentira, los chilenos se jubilan cobrando el 35% de su último salario como trabajadores activos. Pero los miembros de los Consejos de Administración de los Fondos Privados (entre ellos muchos dirigentes de la CSI) se han enriquecido robando de nuevo a la clase obrera.

“Ejemplos similares los tenemos en todos los países capitalistas, y, en todos, el sindicalismo amarillo ha jugado el mismo papel de comparsa de los dirigentes de los gobiernos capitalistas”.

Pedro Eusse.

Venezuela

VOZ habló con algunos delegados internacionales para conocer la problemática de los jubilados y pensionados en algunos países latinoamericanos. Pedro Eusse, de Venezuela, explicó que con la constitución política bolivariana hubo un salto cualitativo para todos los pensionados y trabajadores, porque entre otras cosas se impidió que se estableciera la modalidad privada de pensiones.

“En Venezuela no se dio eso gracias a que llegó el presidente Chávez y se aprobó la Constitución del 99, porque ya se había iniciado un proceso de implementación de un esquema de pensiones neoliberal. Por eso fue una conquista. También se estableció que el derecho a una pensión y a la seguridad social no estaba atada a la existencia de relación laboral, es decir, se estableció la universalidad del derecho”, comenta Eusse.

En el vecino país existen dos modalidades. La del seguro social o sistema público de pensiones, que aún es precaria, y está sujeta a la edad y al tiempo de trabajo. Pero también, quienes no tengan las cotizaciones en el seguro social son beneficiados con una pensión, producto una misión denominada Amor Mayor.

“El viejo sistema del seguro social es insuficiente y eso se trata de compensar con la misión Amor Mayor. Por eso creemos que el proceso bolivariano debe avanzar hacia la constitución del sistema, no se ha hecho porque sigue existiendo el modo de producción capitalista, los intereses de las clases explotadoras siguen prevaleciendo en la sociedad, las contradicciones de clase no están canceladas, ellos tienen poder, tienen influencia, incluso sectores identificados con el proceso bolivariano se identifican con la preservación del sistema capitalista y de los intereses del capital. Además, está la debilidad del movimiento obrero y popular para que luche por eso”, anotó el dirigente social.

El delegado también identificó como problema para no haber avanzado más, el impacto de las medidas económicas coercitivas impuestas por Estado Unidos, la Unión Europea y sus súbditos.

Juan Navarrete.

Chile

Por su parte Juan Navarrete, de Chile, comentó que en 1981 la dictadura de Pinochet impuso el sistema de pensiones forzosas en el que los trabajadores, ponen el 100% del dinero para los fondos privados, para pensionarse a los 60 años las mujeres y a los 65 los hombres.

“Además, deben financiar todo el sistema social, como la salud. Como este es administrado por empresas privadas, la mayoría extranjeras, los trabajadores no tenemos ninguna injerencia ni opción de controlar cómo invierten esos capitales, por lo tanto todas las pérdidas generadas por las empresas son traspasadas a los trabajadores, quienes la mayoría se pensiona con el 35% los hombres y el 33% las mujeres”.

La situación ha generado que trabajadores junto al movimiento “No más AFP”, han estado reclamando la eliminación de ese sistema y la instauración de uno alternativo en el que los trabajadores, el Estado y los empresarios aporten dinero para las pensiones, y no como está actualmente donde solo los trabajadores aportan.

“El problema es simple de entender, estas empresas no fueron creadas para las pensiones de los trabajadores, sino para apoderarse de los fondos. Es más, estas le prestan nuestro dinero a los bancos y estos le prestan esa plata a los mismos trabajadores y a la sociedad hasta con un 40% de interés anual. Entonces, yo te paso mi plata y tú luego me la prestas con un interés usurero. Así de dramática es nuestra situación y el nivel de explotación”, detalla el dirigente pensionan chileno.

Lo anterior, con el agravante de que las pérdidas de las AFP son pasadas a los trabajadores, aunque estas empresas han reportado ganancias hasta por 182 mil millones de pesos chilenos diarios. Con estos fondos de los trabajadores se sostiene el sistema financiero de ese país.

Xiomara Enríquez.

Cuba

Desde otra latitud y otros sistema, la dirigente obrera Xiomara Enríquez Cruz, de la Central de Trabajadores de Cuba, explica su sistema y problemática. Hace énfasis en que su país cuenta con un sistema de seguridad universal, para el 100% de la población, que comprende salud, educación, cultura, deporte y recreación de manera gratuita.

Para lograr esto, el Estado ha destinado el 26% del presupuesto de cada año a estos programas sociales, dentro lo cual está el 17% para seguridad y salud. “El sistema abarca desde el trabajador que puede sufrir un accidente laboral, hasta la madre que tiene hijos con discapacidad, el sistema de protección a los campesinos, el régimen de seguridad para los trabajadores por cuenta propia, para el sector no estatal, es decir, para todos”.

Actualmente, los jubilados y pensionados cubanos son el 20% de la población. “Nosotros no queremos un envejecimiento pasivo, no vemos a los adultos mayores como el problema de la sociedad, sino como un indicador de desarrollo, como un logro y como personas que siguen siendo activas en el proceso de transformación de la sociedad, por sus conocimientos, por su experiencias, por su sentido de pertenencia, y todos esos valores deben ser transmitidos a las nuevas generaciones. Eso es lo que no queremos perder, por lo tanto, no solo luchamos por mejores pensiones -en lo que hay voluntad política del Estado para elevarlas y atenderlas-, lo que nos falta, en lo cual estamos luchando, es lograr un envejecimiento activo y saludable”, concluye Xiomara Enríquez.