Critican a la Organización Mundial de la Salud, OMS, por no incluir la pobreza y la desigualdad, como factores de alta mortalidad en el mundo. Sólo en África, 1.4 millones de niños están en riesgo de morir de hambre
Alberto Acevedo
Son dignas de reconocimiento, las insistentes campañas de la Organización Mundial de la Salud, para prevenir pandemias de la vida moderna, como el tabaquismo, el alcohol, la obesidad, las cardiopatías y el cáncer, entre otras, que producen una altísima mortalidad y cuyo tratamiento curativo cuesta altísimos presupuestos para las naciones.
Sin embargo, un estudio elaborado por unos 30 científicos, y publicado en la revista TheLancet, especializada en temas científicos, dice que la pobreza en el mundo es peor que las enfermedades descritas por la OMS, que se niega a incluir la desigualdad y la inequidad como uno de los elementos por superar, para mejorar la calidad de vida de los pobladores de la tierra.
De acuerdo al estudio científico, la pobreza afecta mucho más la salud de las personas, que el tabaco, el alcohol, la obesidad y la diabetes. La falta de ingresos adecuados, que lanza a los hogares a la pobreza y la miseria, desencadena enfermedades y tragedias peores, que catapultan la mortalidad, indican los investigadores.
Tendencia a empeorar
La OMS se equivoca al no incluir en sus planes “poderosas soluciones estructurales”. “La adversidad socioeconómica debe ser incluida como un factor de riesgo modificable en las estrategias de salud local y global, las políticas y la vigilancia del riesgo para la salud”, indica el estudio científico.
Esa proyección, lejos de alertar a las autoridades mundiales a tomar correctivos, parece empeorar. Otros organismos de las Naciones Unidas e instituciones especializadas en el tema, advierten del empeoramiento de las condiciones económicas y sociales de países enteros y franjas poblacionales.
Por ejemplo, la agencia de la ONU para la infancia, Unicef, anuncia el “riesgo inminente” de que casi un millón y medio de niños en Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, países que en su mayoría afrontan conflictos internos y guerras, vayan a morir de hambre en las próximas semanas. Así lo indicó el pasado 21 de febrero una fuente oficial de Unicef.
Contra la riqueza extrema
Por su parte la Oxfam, organismo especializado en el estudio de factores de inequidad, en el informe “Una economía para el 99%”, presentado el pasado mes de enero, indica que desde 2015, el 1% más rico de la población mundial, posee más riqueza que el resto del planeta. Hay ocho personas (todas hombres), que poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad de la humanidad.
Indica este organismo investigador, para ilustrar el problema de la inequidad, que en los últimos 30 años la economía mundial ciertamente se duplicó en términos del PIB, pero con un crecimiento desigual. Entre 1998 y 2011, los ingresos del 10 por ciento más pobre de la población se incrementaron en 65 dólares, mientras que los ingresos del 1% más rico, aumentaron en 182 veces.
La fortuna de Bill Gates, aumentó en un 50 por ciento (25 mil millones de dólares), desde que dejó Microsoft, en 2006. Constató, el informe de Oxfam, que las mujeres ganan entre un 31 y un 75 por ciento menos que los hombres. El documento llama a construir “una economía humana, al servicio del 99%”, a “acabar con la concentración extrema de la riqueza, para acabar con la pobreza extrema”.
Por su parte en Colombia, a pesar de que el gobierno reclama insistentemente como triunfos, algunas cifras de reducción de la pobreza y una ampliación de la franja social que incluye en la categoría de “clase media”, el DANE ha dicho que “el 61.7 por ciento de los colombianos solo tiene para lo necesario en gastos mínimos que demanda su hogar”. Eso sin contar con que en el campo, según informe del Instituto Agustín Codazzi, el 64 por ciento de los hogares rurales, no cuenta con acceso la tierra.
