Denuncia la USO
Kevin Siza Iglesias
@KevinSizaI
El sector del transporte fluvial tiene una importancia vital para el país, en la medida que posibilita, a través de la red fluvial nacional que abarca 956. 425 Km en las cuatro grandes cuencas (Magdalena, Orinoco, Atrato y Amazonas), el transporte de pasajeros o de carga, erigiéndose en una opción en muchos casos más eficiente y barata que la del transporte por las carreteras. De existencia centenaria en el país, la Naviera Fluvial Colombiana es la más antigua y reconocida empresa del sector, pues desde 1920 presta sus servicios. También, cuenta con una tradición de organización y lucha de los trabajadores de vieja data, ya que desde hace varias décadas, Sintranaviera agrupa a un porcentaje bastante significativo de sus trabajadores.
Escalada de persecución
Desde el año 2015, cuando el sindicato decidió iniciar un proceso de fusión con la Unión Sindical Obrera, USO, constituyéndose en la nueva subdirectiva Barranquilla, los trabajadores vienen afrontando una ardua disputa con la empresa. Primero, para derrotar el pacto colectivo y lograr mayores garantías a través de la convención colectiva y luego, por el reconocimiento mismo de su pertenencia a la USO por parte de la empresa, la cual esta desconoce, pues aduce que su razón social está desconectada de la actividad petrolera. Incluso, actualmente cursa en los estrados judiciales una demanda de la Naviera en la que pretende desconocer la existencia de la nueva subdirectiva. A lo anterior, se suma en el último tiempo una escalada de la persecución sindical a través de diferentes modalidades.
Julio César Suárez, vicepresidente de la subdirectiva de la USO Barranquilla, afirma que la Naviera quiere desconocer el derecho de los trabajadores a fusionarse con el sindicato de la industria petrolera, esgrimiendo argumentos eufemísticos relacionados con su no vinculación a dicha actividad. “Las actividades desarrolladas por la inmensa mayoría de la planta de trabajadores corresponde al transporte de carga líquida, principalmente de hidrocarburos, provenientes del interior del país con destino hacia Cartagena”. De hecho, según cifras de la misma empresa, esta transporta alrededor de siete millones de barriles anualmente, representando el 95 % de sus ingresos operacionales. Pese a lo anterior, la entidad insiste en que, por no ser el transporte de hidrocarburos la actividad exclusiva de la misma, no se reconozca la legalidad de la fusión con la USO y por tanto, de la propia existencia de la nueva subdirectiva.
Esquirolaje
El proceso judicial que enfrenta a la USO y a la Naviera, está en pleno desarrollo. Fue fallado a favor de los trabajadores en primera instancia. Actualmente, los trabajadores esperan el fallo de segunda instancia, dado que la empresa apeló la decisión. “Esperamos que los jueces nos den la razón. Si estos actúan en derecho y con apego a las normas, deben reconocer la plena legalidad de nuestra fusión con la USO y la legitimidad para representar al conjunto de los trabajadores de La Naviera”, sostiene Suárez.
La empresa, ha combinado diversas formas de persecución hacia los trabajadores, ofreciendo promesas de ascensos, mejoras salariales y bonos, con los que pretenden evitar la afiliación de sus nuevos trabajadores o la desafiliación de los antiguos al sindicato. Lo anterior, ha incidido psicológicamente en las bases, quienes, temerosas de las represalias, han presentado renuncias a la organización. En esta situación, lamentablemente también ha incidido el esquirolaje de algunos trabajadores y pensionados que se han puesto del lado de la patronal.
En otra de las empresas del sector, Transfulcol, les fue cancelado el contrato a tres trabajadores sindicalizados, quienes pese a estar cobijados por el fuero circunstancial, por el proceso en curso de negociación de la convención colectiva, no fueron llamados a reintegrarse a sus labores, luego de que la embarcación en la que laboraban superara la reparación de la que era objeto. “Es una muestra evidente de la actitud antisindical de la empresa. Su salida de la empresa (la de los tres trabajadores) se dio por su pertenencia a la USO. Para suplirlos, fueron vinculados nuevos trabajadores con contrato a término fijo, lo que complicaría su afiliación al sindicato”, insistió el directivo de la USO.
Reconocimiento y reparación
Una situación más grave se presenta en la transnacional Impala. Luego de finalizados los términos para el arreglo directo, no hubo acuerdo para lograr la convención colectiva, por lo que el conflicto se encuentra a merced de un Tribunal de Arbitramento. En ese marco, la empresa creó un pacto colectivo con algunos beneficios mayores que los planteados por la USO en el marco de la negociación, con lo que pretenden desestimular la acción y el crecimiento de la organización. En la empresa, hay decenas de enfermos a causa de las extensas jornadas de trabajo, que en muchos casos pueden llegar a las 12 o 14 horas diarias, en la medida que los trabajadores se encuentran a bordo de los remolcadores durante 21 días. También, hace un mes, fueron despedidos nueve trabajadores afiliados al sindicato, producto de su activismo al interior de la empresa.
Perder el miedo
“Las empresas fluviales, están unidas en una mesa sectorial donde se ponen de acuerdo para seguir ampliando sus ganancias, acumulando capital, pero desmejorando las condiciones de los trabajadores”, por lo que desde la USO, hacen un llamado a la base a que se mantengan, a que pierdan el miedo y sigan luchando unidos. “Hace 15 días se instalaron carpas en las entradas de la empresa como forma de protesta, paralizando las actividades en Barrancabermeja, Calamar y Cartagena. La acción, fue levantada por medio de un acta entre la empresa y el sindicato luego de llegar a algunos acuerdos parciales, contando con la presencia del Ministerio de Trabajo y la Personería. Esperamos crecer y fortalecer ideológicamente sobre todo a las bases, para mantenernos unidos de cara a la negociación de un nuevo pliego en 2019”, afirmó el dirigente sindical Julio Suárez.