Plinio Bernal: Un militante de acero

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Familia Agudelo Sedano

Plinio Armando Bernal Moreno (1938-2019) dominaba el arte de la conversación con el estilo cargado de humor del hombre cucuteño, esas “tochadas” que se hablan en las aulas del colegio y en los barrios del centro de la capital nortesantandereana. Miembro de una familia extensa, uno de sus tíos fue el pintor Salvador Moreno, consagrado en París (al que el infortunio de la salud lo sumió en la oscuridad de la locura). Plinio era un jugador de baloncesto y buen ajedrecista y no dejó de participar en las competencias juveniles de mediados de siglo XX con la misma vehemencia con la que derrotaba adversarios.

Partido Socialista Colombiano

Convencido por su hermano mayor, Luis Bernal, un militante comunista hecho de acero y dogmas inquebrantables, consumió literatura bolchevique y novelas de autores consagrados que le cambiaron completamente sus prioridades. A comienzos de los años setenta se empeñó, con otros testarudos “cabezacalientes”, en crear el Partido Socialista Colombiano en una región conocida por ser el “tostadero de los revolucionarios”, pues los cuadros que enviaban de la capital eran consumidos por la moral disoluta de la frontera colombo-venezolana.

El Partido Socialista del barrio Carora hizo historia. No solo porque fue la seccional que sobrevivió a ese enésimo intento de competirle al Partido Comunista, sino por las iniciativas y los métodos innovadores en esta zona de frontera. Los dirigentes nacionales, los intelectuales, Antonio García y el cura Saturnino Sepúlveda, habían escrito un programa, un folleto verde de bolsillo, que se difundió hasta mediados de los años 70 cuando se agotaron las distintas labores proselitistas y de reivindicación social, una de ellas fue la lucha exitosa por la reversión de la concesión Barco, el enclave petrolero estadounidense en el Catatumbo, promovida por el sindicato de trabajadores petroleros Sidelca, Fenostra, Utranorte, partidos políticos y fuerzas sociales locales.

Logros sin recursos

La persistencia de Plinio Bernal para ganar adeptos era quizá, como indicaba Krupskaia de la actitud de Lenin, “como un bulldog: muerde y no lo suelta”. De este modo, con sus copartidarios obtuvieron triunfos destacados a pesar de los escasísimos recursos. Educar a nuevos alfabetizados, apoyar invasiones de barrios populares, promover la creación de sindicatos, consejos estudiantiles, organizar festivales de teatro, de la canción protesta, adornar la ciudad de coloridos murales, participar en las elecciones de concejos municipales y en la Asamblea Departamental o en las elecciones presidenciales con los candidatos de izquierda. Se triunfó en la federación sindical de derecha, Utranorte, se eligieron concejales socialistas en Cúcuta y diputados en Norte de Santander, siendo Plinio uno de ellos.

La dinámica política lo llevó a Bogotá en donde afilió su militancia en el PCC, asumiendo responsabilidades en la organización, en la educación y en la difusión del pensamiento revolucionario. Recibió golpes duros, como el asesinato de su sobrino Carlos Bernal o el fallecimiento imprevisto de su compañera María Paulina Ruiz. Fue militante solidario de las revoluciones latinoamericanas, especialmente de los cambios desarrollados en Venezuela.

Un lector incansable

Como lector incansable y sin límite de horizontes, acumulaba libros de distinta procedencia, y su opinión acerca de cada uno de ellos enriquecía las conversaciones. Los libros, los recuerdos de sus compañeros de sueños, luchas y las anécdotas de juventud (figura como un personaje en la novela de Carlos Perozzo, “Hasta el sol de los venados”) fueron temas favoritos para largas jornadas matizadas con un café. Gran conocedor de la vida y obra de José Carlos Mariátegui, de los protagonistas de las grandes revoluciones en el mundo y de los intrincados caminos por la transformación de Colombia en una democracia real, Plinio Bernal Moreno forma parte de los protagonistas de la izquierda colombiana y latinoamericana.