Populismo y estigma

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Jaime Caycedo
@JaimeCaycedo

Medófilo Medina ha tratado el tema del populismo en un breve pero ilustrado artículo que ayuda a desentrañar los galimatías prefabricados para encasillar, distorsionar y confundir el abordaje de fenómenos sociopolíticos merecedores de un enfoque y análisis cuidadosos.

La referencia común de populismo de derecha y de izquierda, tiende a colocar en una misma repisa personajes tan contradictorios como Chávez y Uribe. Para la visión liberal corriente lo fundamental se concentra en los métodos y las expresiones del carisma, dejando en un segundo plano como algo carente de significado, el contenido de los proyectos por estos personajes representados. Se minimiza el examen de las conductas concretas en relación con los grandes fenómenos sociales y políticos. Para tal visión simplificadora, poco importa si el ser social del sujeto enlaza con los intereses del gran capital, del narco o la mafia, o si se halla moralmente comprometido con un pensamiento revolucionario de izquierda.

De esta falsa dicotomía se desprende lo que Medina subraya como “tres sentidos comunes creados: la polarización del país, el fantasma del populismo, el centro como la tierra de promisión”.

La llamada polarización desconoce que es el llamado odio de clase, atribuido a la izquierda, el que es estudiadamente practicado por la extrema derecha para desatar la descalificación y el estigma a todo aquello que se diferencia y distancia de su afán de dominación. Polarización es un procedimiento mediático y de marketing electoral, que se complementa con la guerra jurídica y la judicialización de los liderazgos de izquierda. Señala Medina, no hay tal país “irremediablemente polarizado en dos campos”.  El peligro que se quiere conjurar es el populismo, encarnación del comunismo redivivo en la caricatura de la amenaza castrochavista. La doctrina de seguridad nacional de George Bush, de febrero de 2002, lo caracterizó como un “populismo antiestadounidense”. Creadas estas piezas, salta convincente la noción de “centro” como justo medio, como escenario apolítico, donde se habla el lenguaje de la tecnocracia y se realiza la utopía de la democracia occidental.

Hoy las luchas sociales en el plano global enseñan mucho más, que ser solo el reflejo de las luchas de clases del mundo euroatlántico sistematizadas por la teoría. Significa que la conformación de los sujetos políticos revolucionarios en el Sur reúne muchas más experiencias, conocimientos, realizaciones y prácticas que pueden enriquecer la construcción de unidad para las transformaciones profundas, aquí y en el mundo. Lo cual no es nuevo pero trae instrumentos diferentes y modos de hacer las cosas nacidos de la infinita creatividad de la clase obrera y los pueblos. Las revoluciones china, vietnamita y cubana anticiparon, en su particularidad, categorías de un alto valor teórico y práctico: ir a las masas, dueño colectivo, ética revolucionaria, entre tantas otras.

En Colombia, la perspectiva de formación de un amplio frente de convergencias como sujeto del avance, la transformación y la ruptura democrática se ha manifestado en el paro popular, obrero, juvenil y múltiple que tiende a devenir en movimiento de movimientos, base social de la unidad política de las fuerzas alternativas que aspiran a un cambio del sistema político heredado del bipartidismo, del militarismo, de la guerra anticampesina y de la subordinación al imperialismo. Le llaman a esto “populismo de izquierda” y lo asimilan a las experiencias latinoamericanas.

Pero como lo afirma la politóloga M.E. Casullo, estos populismos de izquierda no fueron simplemente vehículos creados desde arriba e inflados artificialmente con recursos del Estado para ganar una elección, sino que incorporaron a la representación sectores sociales con existencia real. Apelaron exitosamente jóvenes, pueblos indígenas, trabajadores, sectores de la intelectualidad de clase media, pobres urbanos o rurales, grupos feministas y organizaciones LGTB o de derechos humanos, que se sienten parte de una identidad política que los trasciende. [1]

Bautizados por ahora como populismo de izquierda representan algo más que requiere ser estudiado y comprendido para el quehacer de la unidad de la lucha política revolucionaria.

[1] Casullo, María Esperanza, El Nuevo escenario político suramericano, en Le Monde Diplomatique, Edición Colombia 209, abril 2021.