Precariedad y teletrabajo: Sin derecho a la desconexión

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Ante el aumento de los casos de estrés por teletrabajo, una empresa china de tecnología estableció una línea telefónica de emergencia las 24 horas para todos los empleados que trabajan de forma remota y sus familias, atendida por psicólogos y consultores

Mientras las condiciones de los trabajadores se deterioran con la pandemia, los empleadores reducen costos laborales aprovechando el trabajo en casa

Juan Carlos Hurtado Fonseca

Luego de que en marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud, OMS, declarara la pandemia por el nuevo coronavirus, los gobiernos de todo el mundo tomaron medidas de confinamiento para detener su rápida expansión. Cierre de escuelas, empresas, aeropuertos, restaurantes, bares, estadios y la suspensión de aglomeraciones estuvieron a la orden del día.

Rápidamente se buscaron salidas para “salvar la economía” y se acudió a laborar de manera remota. El mundo echó mano del teletrabajo y el trabajo en casa. Para países periféricos como Colombia, estas maneras son nuevas y su instauración ha sido acelerada.

Según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, en un informe intitulado El teletrabajo durante la pandemia de Covid-19 y después de ella, antes de la pandemia solo una fracción de la fuerza laboral trabajaba ocasionalmente desde casa. Dentro de la Unión Europea la incidencia del teletrabajo regular u ocasional (teletrabajo en el hogar y teletrabajo móvil combinados) variaba del 30% o más en Dinamarca, los Países Bajos y Suecia al 10% o menos en la República Checa, Grecia, Italia y Polonia. Según los estudios, hasta un 20% de la fuerza laboral de los Estados Unidos trabajaba regular u ocasionalmente desde su casa, un 16% en el Japón y solo un 1,6% en Argentina. Cifras que aumentaron con la crisis sanitaria mundial.

El caso Colombia

La semana pasada, la Corte Constitucional aclaró la diferencia entre teletrabajo y trabajo en casa. Para el teletrabajo no es necesario un contacto o relación presencial entre el empleado y el empleador, y todas las actividades se desarrollan por medio de tecnologías, como teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras portátiles y de escritorio. Además, determinó que debe haber pago de horas extras cuando se exceden las 48 horas laborales a la semana. De igual manera, de dominicales y festivos.

Acerca del trabajo en casa, se basó en la circular 0041 de 2020 del Ministerio del Trabajo, emitida en junio con ocasión de la pandemia en la que establece algunas normas en cuanto a relaciones laborales, jornada, armonización de la vida laboral con la vida personal y familiar, y riesgos laborales.

El decreto, entre otras cosas, deja claro que los trabajadores deben seguir gozando de las mismas garantías laborales y sindicales, y no debe haber disminución de salarios. Pero hay algo que no quedó claro, o mejor, se permite el abuso y la extensión de la jornada laboral: “los empleadores tratarán de evitar solicitudes o requerimientos por fuera del horario laboral establecido en el contrato de trabajo o incluyendo los fines de semana y días de descanso, en tal sentido, de manera prioritaria se respetarán estos tiempos dentro del marco de los derechos del trabajador”. Y es justamente este uno de los puntos en los que más ha habido quejas de abusos por parte de muchos jefes.

Ahorro en costos

Por otra parte, hace meses el movimiento sindical presentó un proyecto para regular este tipo de relaciones, pero fue desechado.

Con el trabajo en casa, tanto el Estado como los empresarios están ahorrando muchos costos de producción relacionados con servicios públicos domiciliarios como energía, agua; además de papelería, servicios de cafetería y arriendos.

Estos gastos han sido trasladados o asumidos directamente por los trabajadores. Muchos han tenido que comprar planes de datos de mayor capacidad para sus teléfonos y aumentar o adquirir planes de internet de alta capacidad, algunos debieron comprar computador, ya que si tenían uno en casa era utilizado por sus hijos para estudiar.

Como si lo anterior fuera poco, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Francisco Maltés, indica que a la felicidad de los empresarios por los ahorros que les permite la pandemia, al estar sus trabajadores produciendo desde casa, se suma la pérdida del contacto directo del sindicato con sus afiliados, para defender mejor sus intereses.

Sin derecho a enfermarse

El trabajo en casa en Colombia está a punto de reglamentarse por parte del Congreso de la República, proceso del que fue excluido el movimiento sindical, a pesar de que había presentado al Gobierno nacional una propuesta de reglamentación para que fuera discutida en la Comisión Nacional de Concertación de Políticas Laborales.

La jornada laboral se ha extendido: “Muchas veces los jefes terminan mandando mensajes a las 6 de la mañana o a las 10 de la noche, con una disculpa que se ha vuelto común, ‘Me di cuenta de que estabas conectado y por eso te escribí’. Además, hemos visto que hay trabajadores que se han incapacitado por alguna enfermedad, entonces el nominador les dice, ‘Usted está incapacitado, pero como está en la casa siga trabajando’. Eso es una violación al derecho fundamental a la salud”, ejemplifica Maltés.

Para el dirigente sindical, el proyecto que se discute en el Congreso no llena las expectativas de los trabajadores porque, entre otras cosas, no exige el pago de un auxilio de conectividad a quienes laboran en casa, independientemente de su asignación salarial. Dice que el auxilio de transporte se reemplaza por el de conectividad, aunque no los cubre a todos, porque este es para quienes devengan hasta dos salarios mínimos. Asimismo, no se obliga a los jefes a no enviar mensajes o notificaciones a los trabajadores luego de terminada su jornada laboral.

Maltés comenta que otra de las falencias del proyecto es que el trabajo en casa debe ser temporal y a voluntad del trabajador. El Ministerio de Salud ha dicho que en la pandemia el aforo de las oficinas debe estar en el 30% y hay entidades que los han enviado a todos a casa, “y si ese porcentaje quiere estar en la oficina debe permitírsele”, anota el presidente de la CUT.

Se extiende la jornada laboral

En el informe de la OIT, sobre las horas de trabajo de los empleados que laboran desde su hogar debido a la pandemia, se demuestra que los trabajadores a domicilio están haciendo horas extras: el 38% de los encuestados dijo que es más probable que trabajen más horas. Uno de cada cuatro, 27%, afirma que lo hace en su tiempo libre para satisfacer exigencias laborales. Además, están pasando más tiempo en reuniones debido a la separación física de los equipos.

“Los empleados que tienen hijos u otras personas a su cargo en el hogar necesitan encontrar tiempo adicional en su día para realizar su trabajo. Puede que comiencen a trabajar muy temprano en la mañana o continúen hasta mucho más tarde en la noche; también puede que dividan la jornada laboral en segmentos más pequeños, intercalados con descansos para el cuidado de los niños, las tareas domésticas, la educación en el hogar, etc.”.

Las nuevas condiciones impuestas a los trabajadores exigen una mayor cohesión y nivel de sindicalización, que permitan mantener y conquistar derechos laborales. Cuando el trabajo se metió a la intimidad de los hogares y los empresarios aprovechan la situación para reducir costos de producción, los sindicatos están ante nuevos retos de crecimiento, fortalecimiento organizativo, político e ideológico para mantener el norte y convertirse en legítimos representantes que defienden y adquieren nuevas conquistas sociales.