Proponemos una economía diferente

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Aída Avella
@AidaAvellaE

Nunca la discusión del Presupuesto General de la Nación fue tan significativa como la que transcurre ahora en el Congreso de la República. La vigencia en debate será ejecutada el primer año de la pandemia por el covid-19, en el contexto de la crisis económica más profunda en los últimos tiempos.

Aunque se debe pensar la economía colombiana de otra manera, hay cosas que no cambian en la discusión presupuestal. El regateo entre el Gobierno y los intereses personales de la mayoría de los congresistas de las bancadas oficialistas se mantiene como una tradición en los oscuros salones del Ministerio de Hacienda.

Las reglas del mercado que limitan la función del Estado en la economía no funcionan. Lo que no sirve se cambia y las reglas del mercado no sirven para garantizar la vida, la salud y la economía de un país en crisis. Por eso nuestro interés no es discutir un presupuesto más, sino hacer uno que atienda las necesidades reales de la gente que carga a cuestas las consecuencias de la pandemia y la crisis. Un presupuesto contra cíclico.

Colombia es el paraíso de la evasión fiscal para la gran empresa multinacional. Tienen 229 formas de evadir el pago de impuestos vía deducciones. Llevo dos años preguntándole a la DIAN y al ministro de Hacienda por qué los sectores de minería, hidrocarburos y extracción de petróleo pagan una tasa efectiva impositiva de 5.9%, cuando deberían estar pagando el 33%.

La banca tampoco paga impuestos justos. Los vampiros financieros ganan por la alta tasa crediticia, por los cobros exagerados de servicios bancarios, por el dinero girado por Carrasquilla en la primera medida tomada para manejar la pandemia. Pagan el 1.8% de la tasa efectiva de impuestos, aunque deberían pagar el 33%.

Las declaraciones de renta para las grandes empresas en Colombia, nacionales y trasnacionales no son claras. Se les permiten múltiples deducciones en el impuesto de renta por diferentes vías. Mi colega Gustavo Bolívar paga 51 veces más impuestos que los Fondos Privados de Pensiones que manejan 265 billones de pesos. Y ni qué decir de las declaraciones del expresidente Álvaro Uribe o del presidente del Congreso Arturo Char, casi les salimos a deber. ¿Quiénes son sus contadores?

En ese cambio de enfoque presupuestal del país se debe discutir la moratoria a la deuda pública con el fin de hacer efectiva una condonación total o parcial de capital e intereses. El G7, el G20, el Fondo Monetario Internacional se han mostrado abiertos a esta posibilidad.

Con la liberación de gastos en deuda, el incremento de los Ingresos Corrientes de la Nación vía impuestos justos, y el control efectivo a las deducciones, se podría recaudar recursos suficientes para la renta básica, ayudas directas a las pequeñas empresas, crédito para las mujeres cabeza de hogar, capital para los campesinos, rubros suficientes para la salud y la matrícula cero. Es decir, un plan de reactivación económica para la gente y la vida.

La bancada alternativa exige una política tributaria verdaderamente progresiva que haga pagar impuestos a quien más tiene y acabar con la evasión como una política de gobierno que le mantiene los privilegios a los financiadores de sus campañas -multinacionales y bancos-. Cerrar las venas abiertas del presupuesto nacional es una tarea histórica para el sector alternativo, que hoy es oposición, pero que mañana será gobierno.

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