Jaime Cedano Roldán
@Cedano85
Es muy curiosa la relación que existe entre el presidente Donald Trump y las élites del poder político de la llamada comunidad internacional. En los pasillos y cócteles, Trump es objeto de críticas, burlas y menosprecios. Esto se refleja también en los medios, que se hacen eco de las hilaridades y sorpresas que provocan sus mensajes de twitter y muchas de sus decisiones. Se señala que va a provocar un aislamiento internacional de Estados Unidos y que pondrá mucho más en riesgo su papel hegemónico de gran potencia. Sin embargo, los mismos mandatarios que en voz baja se burlan de Trump, salen públicamente a respaldar el ataque militar a Siria. No importan las consecuencias, ni que hubieran sido anunciadas con la mayor banalidad del mundo. Le apoyan porque Estados Unidos sigue siendo la potencia que manda y ordena y porque además el ruido de los bombardeos puede ahogar las trifulcas internas. Macron intenta desviar la atención sobre las huelgas escalonadas de los trabajadores ferroviarios. Mariano Rajoy el escándalo de su inmensa corrupción y de los másteres y títulos universitarios falsos de sus colaboradores. Además de que la venta de armas es un buen ingreso para las arcas oficiales y poco importa si son para regímenes dictatoriales, patrocinadores de terroristas.
Y por supuesto que en el coro de los que aplauden la guerra no podía faltar el inefable premio Nobel de la paz Juan Manuel Santos, quien pone una hasta creíble cara de preocupación, cuando anunciaba que el ataque era una necesidad ante el supuesto uso de los gases químicos contra la población civil. Tranquilamente Rajoy, Santos, Macron, Macri, la OTAN y toda la jauría oligárquica dan por buenas las inexistentes pruebas de las tales armas químicas, razón del ataque. Que no es nada nuevo. Que ya lo hicieron con los novelones que inventaron para justificar los ataques en Yugoeslavia, Iraq y Libia. Dan por buenas unas pruebas falsas, torpemente montadas para justificar una guerra, de la que las potencias occidentales tienen necesidad, para no alterar el control del mundo, seguir manejando importantes recursos naturales e intentar atajar a las nuevas potencias que les respiran en la nuca. De la misma manera con que acepta las razones de Trump para jugar con misiles “bonitos, nuevos e inteligentes”. Igual que aquí Santos da por buenas las rocambolescas supuestas pruebas con que la DEA pretende involucrar a Jesús Santrich en el supuesto e hipotético envío de toneladas de cocaína a los Estados Unidos. Por los mismos caminos de los “falsos positivos judiciales” las mafias que controlan el aparato judicial y mediático.
En distintos escenarios, el control faccioso de poderes judiciales y latifundios mediáticos, es la principal arma de guerra de los viejos y corruptos bipardismos. Y los misiles bonitos, nuevos e inteligentes. Por supuesto.