Un roquero con una filosofía de vida, ligada a la libertad y al rock conciencia. Fue vetado en Rock al Parque, pero afirma que no venderá lo que piensa por una tarima
Paul Gillman, es uno de los más influyentes roqueros de la escena venezolana. Está catalogado como el representante de la persistencia en el movimiento musical de rock y ha formado parte de diferentes bandas entre las cuales se encuentra PowerAge, posteriormente conocida como Arkángel. A través de su música, ha mostrado sus notables influencias de bandas como Iron Maiden. Sin embargo, también ha mantenido un estilo y una identidad propios del denominado rock nacional en su país.
Desde su primera composición musical, Libertad, se evidenció un afán por la generación de conciencia social en su país. “Cuando nace un hombre, nace un sentimiento, nace un motivo por el cual vivimos, pero el mismo hombre busca la manera, y buscará la forma de quitarte tu libertad”. Es una de las estrofas de esta canción que surgió en una época en donde se cercenaba la libertad democrática, esta canción se convertiría en un referente contra el reclutamiento militar.
Años de trabajo artístico pasaron. Entre los años 2002-2003, en los premios Metal Hecho en Venezuela, recibió el reconocimiento por su trabajo radial Kultura Rock. También grabaría para esa época su trabajo llamado: “Hijos del sur”, un tributo internacional al artista colombiano Elkin de Kraken.
La libertad en Rock al Parque
Su trayectoria se intentó manosear por los organizadores del festival Rock al Parque, dejando a Colombia como el país que, por primera vez en la historia del Rock a nivel mundial, censura a un cantante por condiciones políticas.
Paul Gillman, quien había sido convocado para tocar en esta fiesta rockera, fue amenazado de ser eliminado de la lista de rockeros que participarían del Festival sino se pronunciaba en contra del mandatario de su país, Nicolás Maduro. En redes sociales en menos de 48 horas, el empresario Julio Correal, adelantó una campaña para que el artista fuera eliminado del cartel, y así sucedió.
Miles de sus seguidores, muchos de ellos quienes habían tenido la oportunidad de conocerlo en el escenario junto Elkin Ramírez, con quien tenía una gran amistad, mostraron su indignación, cartas de solidaridad y respaldo llegaron desde diversas bandas a nivel mundial.
Sin embargo y pese a la godarria de este país, la misma que pide libertades y derechos, pero censura a un artista por pensar diferente, Paul Gillman junto a Adrián Barilari de la banda argentina Rata Blanca, adelantaron una gira por Colombia en un homenaje que se tenía programado en honor a Elkin.
Por Elkin y la solidaridad del rock
VOZ, tuvo la oportunidad de dialogar con este importante artista. Horas antes de salir al escenario en Bogotá después de llegar de dos conciertos en otras regiones del país, Gillman, con una actitud afable, con la misma sencillez y humanidad con la que escribe las letras de sus canciones, suspendió el almuerzo que compartía con su compañera por unos segundos, para recibir al equipo de periodistas del Semanario en el hall del hotel en el que se hospedaba.
Después de unos minutos de espera, el artista comentaba que su presencia por Colombia, a pesar del desafortunado suceso con Rock al Parque, los traía, “el espíritu, la solidaridad y las letras profundas iberoamericanas de Elkin Ramírez. Estamos conmemorando su memoria en tres conciertos, uno se desarrolló en Cali, otro en Pasto y el otro se hará aquí en Bogotá en un lugar muy emblemático donde Elkin dio su último concierto en vida”.
Para estos días el bajista de Rata Blanca, Guillerno Sánchez, murió, el mismo Gillman comentaba; “Adrián Barilari, está destruido también, así que, estamos haciendo un concierto con el corazón, más que con otra cosa. Pero aquí estamos, y a pesar de que voces agoreras de terroristas del teclado y gente “poderosa”.“El espíritu de Elkin nos trae y el pueblo colombiano nos han recibido con amor”.
El cantante resalta que en los dos conciertos en los que habían estado, hasta ahora, había recibido sentimientos de solidaridad, a pesar de algunos intentos de saboteo en Cali. “Estamos contigo Gillman” nos decían y nos han regalado en Pasto una bandera de la Juventud Comunista, veíamos en el público a la gente con la franela de Gillman, así que, nada que ver con los cuatro niños de Venezuela de 15 a 20 años, que llegaron a Cali, y que están envenenados por los medios, tratando de boicotear un concierto. Allá tuvieron que preparar un dispositivo de seguridad para poder entrar, cosa que nunca me ha pasado en la vida en estos 40 años, y tener que pasar por esto es bastante triste. Pero una vez que logramos burlarlos, pasamos por el lado de ellos, entramos y el pueblo colombiano nos abrazó, llegó la foto, las selfies, el autógrafo, las banderas”.
El amor por encima del odio
A pesar de las amenazas, su amor por el arte es mayor. “Ahora hay un grupo de Facebook creado para atacarme, pero es más grande el amor que el odio, acuérdense que el revolucionario está plagado por grandes sentimientos de amor, como diría el Che, y eso es lo que vimos en los conciertos, desde que inició la primera canción”.
Asegura que esta ha sido una de las experiencias más entusiastas que ha tenido, y que, a pesar de todo, seguirá cantando por ese mismo pueblo que lo recibió, aunque lamenta que en un país democrático se presenten estas situaciones. “Esto no se dice en un país democrático, ¿por qué no se aceptan otras ideas?, yo creo que lo que hizo este señor Correal fue un acto fascista y dictatorial. Me pusieron como un factor de disturbio, como el enemigo público, y solo iba a cantar 40 minutos máximo. “Yo no venía a dar discursos políticos, mi discurso está en las letras de las canciones”, comenta.
Su inclinación artística, es una conjunción con el sentimiento democrático, así se refiere a lo que hace. “Nosotros, de manera democrática como hacemos en Venezuela muchas cosas, le consultamos a la gente desde mis cuentas, qué canciones querían escuchar en el Rock al Parque. Pero 48 horas después de estar anunciados, nos retiraron porque no quise decir públicamente que no estaba con Maduro”. Cuenta que a sus redes sociales llegaron varios mensajes de la hija de Correal, exigiendo que públicamente se apartara del proceso revolucionario de Venezuela. “Petición a la que me rehúso”, afirma.

Para él es incomprensible, que desde 1959, cuando se hace el primer festival de la historia del rock, realizado en Newport, “la cantante de rock Jhoan Beaz, cantó allí siendo de izquierda y aún así no la bajaron de la tarima. Años después, en 1963 ella sube a la tarima con Bob Dylan, primer cantante revolucionario y poeta. Después estuvo Jimmy Hendrix, estuvo en el escenario burlándose del himno norteamericano. Entre miles de artistas revolucionarios que han estado en tantos festivales en el mundo, nunca los bajaron de una tarima. Entonces viene el 2017 y Rock al Parque Colombia, tira por el basurero de la historia la tradición de libertad del Rock, y se convierte en el primer festival sacar a alguien por razones políticas. Me pusieron en los records Guinness”
Venezuela y el apoyo al rock
Para el artista, las bandas en el continente tienen algunos retos, entre esos ser superiores al negocio de las empresas discográficas que, dice “cada vez están perdiendo su hegemonía y su credibilidad. “La gente ya sabe que los concursos están amañados y se sabe que quien gane ya tiene un contrato discográfico cuadrado, con videos listos. Lamentablemente hoy hay muchos jóvenes que viven del show, de las luces, de la escarcha. Pero hay otra gente que está comenzando a pensar que estas cosas son un negocio y que no tienen sentido, hay gente pensante que han creado sus estudios y han grabado sus discos en sus casas. Yo mismo lo he hecho”.
Asegura que, a diferencia de otros países, en Venezuela eso ha ido cambiando. Desde que Chávez llego a la presidencia, el apoyo al movimiento artístico se abrió desde entonces. “En Venezuela es un estado socialista y allí hay una fábrica de discos gratuita para los artistas venezolanos. Se llama el Centro Nacional del Disco, CENDIS, soberanía sonora, y se les financian los discos a los artistas, incluso para grupos que se han volteado a la derecha, pero se les dan sus discos porque es un sueño para ellos. Entonces las disqueras comienzan a perder hegemonía, porque las bandas ya tienen voz propia, y a través de las redes sociales se han promocionado sin la venia de las emisoras, son tribus de jóvenes que se conectan y tienen su propia cultura, y esto junto a la piratería ha venido destruyendo el imperio discográfico, además porque ya nadie vende millones de discos”.
Afirma que, si hay un futuro para las bandas rockeras, deberá ser el de la autogestión, porque la buena música, o la música contestataria que no está ligada a los empresarios, no es valorada. Por ello; “la autogestión, y el apoyo de las comunidades de rockeros de todo el mundo, que hacen música con una filosofía, y unos parámetros que se deben de seguir, y no por una imposición, por un mercado a juro, que te dice que tienes que cantar esto, tienes que decir esto. Esto es lo que vine destruyendo el monstruo discográfico y se debe mantener”.
Chávez y Gillman
Cuenta Gillman, que en el año de 1998 tuvo la oportunidad de conocer a un señor que se llamaba Hugo Rafael Chávez Frías, un señor que venía de alzar la voz de un pueblo invisibilizado, que era el 80 por ciento de la gente venezolana. “Lo conocí y quedé loco. Primera vez en la historia venezolana que una persona peluda, con tatuajes, sarcillos se sentaba al lado de un militar, jamás, eso era automáticamente garrote y adiós, pero me recibió con humildad, me mostro sus pinturas, me hablo de sus cosas y lloró la primera vez que hablamos, porque yo le presente mi canción, Levántate y Pelea”.
Según relata, esta fue una canción que tocaron en sus 15 años de vida artística, en un concierto público, ocho años antes que se hiciera una rebelión militar de jóvenes que no querían seguir bajo el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, es decir la generación de Chávez.
“Entonces yo le explique, que cuando estábamos en Carabobo, en el concierto, él ya estaba preso. Allí, la gente sacó las banderas de Venezuela y las fotos de Chávez, y por ese concierto nos echaron a la Policía y lanzaron gases y golpearon a la gente; cuando le conté eso a Chávez, lloró». Y añade Gillman, “este hombre fuerte de cemento, ya era un Che Guevara para la gente pobre de Venezuela”.
Cuando el cantante de Rock y el político militar, que empezaba a mostrarse tan solo con un tres por ciento en las encuestas a la presidencia de la República, dialogaron, y afirma Gillman que le expresó; “Lo primero que tiene que hacer es quitar la recluta obligatoria, porque la primera canción de Rock en mi vida se llama Libertad, y habla contra la recluta forzada, cuando le explique me dijo; “pero claro, que cosa tan horrible eso va contra los derechos humanos”, yo dije, ¡mierda! un militar hablando de los derechos humanos, yo voto por ti, salgo ya mismo a hacerte campaña”. Esa campaña tenía como contrincante a una reina de belleza que había sido miss universo y llevaba 80 por ciento de favorabilidad en las encuestas.
El cantante roquero termino su gira por Colombia el 28 de mayo con un concierto apoteósico en Bogotá, y se ha anunciado que próximamente sus seguidores conocerán, de una nueva gira por el país.