El domingo pasado un amigo que me visitó, me preguntó ¿Qué pasa?, buscando una respuesta al difícil momento del proceso de paz cuando se creían superados todos los difíciles escollos y hasta momentos de crisis que las hubo. Le respondí que en seis años, sumando todas las etapas del proceso de paz, este no había enfrentado una prueba tan dura como la actual. El Estado está traicionando a la guerrilla.
Así es, la está traicionando. No solo por el absurdo fallo de la Corte Constitucional, comentado en otro lugar de esta edición, en que practicamente anula el carácter de tratado de paz que tiene el Acuerdo de La Habana y abre la posibilidad de una nueva renegociación del mismo, sino porque el Gobierno nacional, después de haber consensuado el proyecto que desarrolla el primer punto de la agenda sobre “Política de desarrollo agrario integral”, radicó otra versión no acordada y con modificaciones substanciales.
El texto del proyecto, discutido en tiempo récord y aprobado en el Csivi por las dos partes, el sábado 13 de mayo pasado a la madrugada, fue alterado y de forma tramposa entregó otro. No lo sometió a consulta con los indígenas como había sido acordado y le modificó una parte substancial, donde decía que los únicos beneficiarios del acceso a la tierra son las campesinas y los campesinos, amplió los beneficios a grandes propietarios. Todo lo contrario de lo que debe reivindicar un proyecto democrático del derecho a la tierra, porque los que tienen mucha y concentran enorme poder, deben permitir que los que no la tienen o tienen poca accedan a la misma en función de una mejor disribución de los recursos. Es inaceptable. El gobierno burgués sale en defensa de la clase terrateniente para concederle más privilegios y lucros en un país donde la enorme concentración de la propiedad sobre la tierra y la riqueza, genera demasiada desigualdad. Precisamente es una de las causas del largo conflicto al que se le quiere poner fin.
¿Qué pasa? Es buena pregunta. ¿El Gobierno logró la dejación de las armas y el tránsito de las FARC a movimiento político y no le interesan las reformas democráticas? Es dable recordar que todos los procesos anteriores con las FARC fracasaron por la renuencia de la oligarquía a los cambios políticos y sociales.
Las FARC han dicho que permanecerán firmes en los compromisos asumidos, pero se necesita que el Gobierno nacional y el presidente Santos hagan lo mismo. Aquí no caben traiciones y felonías.
Sin duda es el peor momento en el proceso de paz en los seis años, incluyendo la etapa secreta, lo digo con conocimiento de causa.
carloslozanogui@outlook.es