Armando L. Acosta
En un libro de apenas dos cientas cincuenta y cinco páginas, Raymond L Williams, nos hace una valoración diferente, casi subversiva, de la novelística colombiana. El libro se titula 90 años de la novela moderna en Colombia (1927-2017). De Fuenmayor a Potdevin, lo suscribe, además, José Manuel Medrano. El diseño y la impresión son de Ediciones desde abajo.
Wiliams acepta y fundamenta la tesis de Gabriel García Márquez y Darío Jaramillo en el sentido de que en Colombia, en un período relativamente extenso de nuestra historia hubo una especie de sobre valoración de la poesía y una minusvalía y menosprecio de la novela, tanto así que pomposamente se nos calificaba como un país de poetas. De manera radical, Williams concluye: “Durante todo el siglo XX hay una marcada tendencia en Colombia, en cada década, a ningunear a sus novelistas contemporáneos”.
El profesor norteamericano destaca cómo los críticos y autores de antologías y recopilaciones de la literatura colombiana de los años cuarenta y cincuenta, incluso, se atrevieron a decir que en esos lustros no existió una novela colombiana. Él le atribuye este desconocimiento de la novela en el país, a la existencia de “una élite conservadora que controlaba la crítica literaria, la historia literaria y las editoriales colombianas durante los años treinta y cuarenta”.
Este dominio conservador de las publicaciones sobre la poesía y los ensayos, se mantuvo incluso durante el gobierno liberal de Alfonso López Pumarejo, como lo demuestra el hecho de que los libros que constituyeron la Selección Samper Ortega de Literatura, “la mayor parte de esa selección consistía en la poesía y el ensayo de las grandes figuras conservadoras”.
Los pioneros de la novela moderna
Según el texto comentado los verdaderos pioneros de la novela moderna en Colombia son José Félix Fuenmayor y José Antonio Osorio Lizarazo, autores de las novelas Cosme (1927) y Barranquilla 2132 (1932), ambas publicadas en esta ciudad. De la novela de Fuenmayor destaca la ubicación de sus personajes y la historia, en la urbe, es una de las primeras novelas urbanas de Colombia. Repetidamente Williams identifica en la novela Cosme técnicas narrativas que posteriormente García Márquez y Cepeda Samudio utilizarán, tal sucede, por ejemplo con el humor situacional utilizado por Fuenmayor. A García Márquez lo llama “hijo literario” del autor de Cosme.
Los jóvenes se sorprenderán al leer que Williams menciona como fundadores de la novela moderna, a autores muy pocas veces mencionados por los medios al referirse a la novela nuestra, tales novelistas son: Ernesto Camargo Martínez, autor de De la vida de Iván el mayor (1942) y Jaime Ardila Casamitjana, Babel (1945).
Los mejores novelistas colombianos
Finalmente, el libro concluye que los más importantes novelistas contemporáneos son veinte o treinta, pero los más significativos son diecisiete, considero importante nombrarlos a todos: Elisa Mújica, Jaime Ardila, Ernesto Camargo, Arnoldo Palacio, Darío Jaramillo, R.H. Durán, Héctor Sánchez, Albalucía Ángel, Fanny Buitrago, Jorge Eliécer Pardo, Andrés Caicedo, Héctor Abad Faciolince, Jorge Franco, Pablo Montoya y Julián Malatesta.
Por último, Raymond Williams considera que las novelas estrictamente modernas son: La casa verde, Mientras agonizo, Pedro Páramo, y La hojarasca, La casa grande, Los dos tiempos, Las estrellas son negras. Cien años de soledad, El jardín de las Hartmann y la muerte de Alec.
Aclara que “Cien años de soledad, como Conversación en La Catedral, así como la narrativa de Héctor Abad, Faciolince, Juan Gabriel Vásquez y R. H. Moreno-Durán ofrecen muchas complejidades y distracciones para hablar estrictamente de novelas modernas”.
Deseamos que esta incompleta reseña constituya un estímulo para estudiar, más que leer esta obra.