Las mujeres representan menos del 5% de estos artistas. Poco a poco han ganado reconocimiento por la creación de las imágenes más poderosas y transformadoras del mundo
Violeta Forero
@Violeta_Forero
El 8 de marzo de 2015 en Francia se creó United Sketches (en español Bocetos unidos), la organización internacional para la libertad de expresión y dibujantes en el exilio; la red mundial más grande de dibujantes y caricaturistas profesionales.
Desde este año la organización otorga un premio a las mejores mujeres caricaturistas con el fin de luchar contra el patriarcado y la inequidad social. En este premio podían participar todas las mujeres sin excepción, la única condición era que sus caricaturas refirieran a dos temas en específico: el cambio climático y la igualdad.
En esta primera edición del Premio Internacional de Mujeres Caricaturistas, las ganadoras son las iraníes Firoozeh Mozaffari, Nahid Zamani, Mansoure Dehghani, Sepideh Aghaei y Mahnaz Yazdani; la portuguesa Cristina Sampaio; y la colombiana Elena Ospina.
Elena Ospina
La antioqueña nacida en 1963 es pintora, ilustradora y caricaturista. Elena comenzó trabajando para el periódico El Espectador. Sus obras han sido publicadas en diferentes medios de comunicación, libros y revistas. Además de innumerables muestras de caricaturas, su trabajo se ha basado en generar procesos pedagógicos transformando el escenario de las publicaciones infantiles en Colombia, con miradas sobre la sociedad y la generación bajo un pensamiento crítico. Sus proyectos la han llevado a presentar sus creaciones en algunos países como España, Puerto Rico, Argentina, Panamá, Perú, Estados Unidos, y por supuesto, Colombia.
Es importante entender que, aunque cada vez son más las mujeres que se avientan a ser caricaturistas, en este mundo la predominancia masculina se nota a simple vista. Aunque no ha sido fácil su rol como mujer dentro de una sociedad patriarcal, esta antioqueña se ha ganado un papel muy importante a nivel nacional e internacional demostrado su papel como caricatógrafa y pintora por medio de su intachable trabajo y sus múltiples premios entre los que se destacan la mención de honor en Piracicaba, Brasil, el primer premio en el Festival Latinoamericano de Humor Gráfico en Bogotá; el primer premio en Nasreddin Hoca en Estambul, la mención especial de Corel Draw en el primer Concurso de Diseño Digital y el primer premio en el Salón del Humor Word Awards en Milán.
«No hay humor masculino o femenino; es personal y no tiene sexo», dijo Ospina al ganar el premio Notario del Humor. Esta frase de Ospina es cierta, las caricaturas no tienen sexo, pero eso no impidió que Elena fuera la única mujer dentro de un grupo colombiano que se creó en la década de los ochentas llamado ‘El cartel del humor’ conformado por más de 20 hombres, entre los cuales había gestores culturales, creadores y caricaturistas.
Diagnóstico
Según United Sketches, menos del 5% de la población que se dedica a las caricaturas son mujeres, sin embargo, poco a poco se han abierto espacio convirtiéndose en creadoras de las imágenes más poderosas y efectivas del mundo.
“Es completamente apropiado que las mujeres tengan sus propias exposiciones, sus propios concursos y sus propias ceremonias de premiación. Esta competencia lleva su trabajo no solo a la atención del mundo, sino también a la atención de la gran comunidad de dibujos animados, especialmente a los editores y editoras que se quedan en la pobreza si no dejan espacio para una amplia gama de perspectivas creativas”, dijo la organización Cartoonists Rights Network International, CRNI, quien además asegura que la sección de caricaturas de mujeres no debería estar “simplemente porque son mujeres, sino porque son excelentes comunicadoras y artistas”.
En el papel de las mujeres en un mundo donde el patriarcado ha sido la regla y no la excepción, muchas de nosotras nos hemos ganado por medio de la lucha el puesto que nos merecemos. Hoy en día es común reconocer mujeres que se destacan en diferentes habilidades, oficios y profesiones, sin embargo, esto no siempre ha sido así. “Se ve que en la lucha están enteras, están las mujeres participando con todo, con su trabajo, con su tiempo, con sus iniciativas; entonces es muy importante en este movimiento que se está dando en el mundo por las mujeres, en este caso mujeres caricaturistas”, dice el dibujante Arturo Kemchs.

Tensiones
En una columna publicada para el periódico El Espectador, Adriana Mosquera (Nani) dice: “Muchas mujeres del mundo nos hemos dispuesto a demostrar lo contrario, y el resultado ha sido que por ejemplo la viñeta Nieves realizada por la caricaturista colombiana Consuelo Lago, cumplió 50 años de publicación, 50 años de rebeldía y de ser caricaturista en los principales diarios del país contra todo pronóstico, toda una proeza”, haciendo referencia a los diferentes comentarios que son normalizados, que se escuchan a diario, comentarios como “las mujeres no deben dibujar”, “las mujeres no deben opinar”, “las mujeres se ven mejores calladitas”.
Nani es una de las mujeres que ha peleado un lugar dentro de los caricaturistas y lejos de juzgarlos o tildarlos de machistas, recalca que esta práctica profesional pertenece no sólo al mundo de los artistas, sino a la sociedad en general. Pero en eso es que se tiene que hacer hincapié, en que la lucha de las mujeres siga, en demostrar que nosotras, a diferencia de lo que piensan algunos sectores, tenemos derecho a hacer lo que nos gusta, y sí, nos cuesta un poco más por el sistema en que nos movemos, pero eso hace que nuestro trabajo tenga más mérito, que nuestro compromiso sea mayor y que nuestros resultados alcancen niveles más altos de prestigio.
Hay una pregunta que no voy a responder, pero que es importante hacerla, ¿por qué varios hombres caricaturistas utilizan mujeres como sus personajes principales? Esto no lo hago para herir sensibilidades ni mucho menos, esta es una pregunta para ejemplificar el papel de las mujeres en un mundo de hombres.
Miremos por ejemplo a “Quino”, su personaje principal es Mafalda, una niña de 8 años que odia la sopa, una niña inteligente, pero al fin y al cabo una niña que crecerá y será una mujer; otro ejemplo, es “Vladdo”, cuyo personaje principal es “Aleida”, una mujer sin boca que tiene entre 30 y 35 años y que acude al cinismo para hablar de temas “de mujeres” como el sexo, el amor y las parejas. Aleida quien además de haber sido vendida, explotada y utilizada para generar ganancias monetarias a su creador, es una “interpretación del género femenino” hecha por un hombre.
Unidas somos más fuertes
Por otro lado, es contradictorio que las mujeres no hayan estado tan involucradas en el movimiento grafico en Colombia, pues quien ha establecido de manera rigurosa la investigación sobre el papel de la caricatura en el proceso cultural del país ha sido la bumanguesa Beatriz González, una mujer exponente del art pop, altamente conocida por sus serigrafías sobre la violencia, la desigualdad social y la guerra, donde la sátira y la ironía jugaban los papeles principales.
Acá no se trata de quién es mejor o peor, mucho menos de generalizar, se trata de crear una conciencia en todo lo que hacemos, en el cambio del lenguaje, en el cambio de pensamiento, en entender el mundo desde repensarnos diariamente y querer cambiar la sociedad en la que vivimos. Mujeres, sigamos demostrando que nos podemos ganar muchos espacios por mérito propio, no nos dejemos intimidar por un mundo de hombres, no dejemos que nos digan lo que tenemos o no tenemos que hacer, vivamos nuestra vida como queremos.
La invitación es a seguir llenando espacios, como lo hacen mujeres caricaturistas de la talla de Elena Ospina, Adriana Mosquera “Nani”, Cecilia Ramos “La Ché” y otras artistas, demostrando que unidas somos más fuertes.
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