No se hace la revolución desde allí pero sí se revoluciona las conciencias
Miguel Camacho
@miguelcamacho91
El acceso a internet sin duda ha abierto la posibilidad de democratizar la información y las comunicaciones. Es una herramienta que está cambiando el mundo, que no pretende acabar con los medios tradicionales como la radio, la prensa o la televisión, sino hacerlos convergentes en multipantallas. Por ejemplo usted podrá leer esta columna en su celular, en su tablet o en el semanario físico y en la web. No olvide compartirla en redes, por si acaso.
Según la primera gran encuesta TIC de Colombia, que mostró resultados de acceso, equipamientos y conocimientos de TIC en ciudadanos y empresas, el 72 por ciento de los hogares colombianos tiene acceso a smartphones y los usa para comunicarse, entretenerse, informarse y formarse, en ese orden de importancia. Las redes sociales más usadas en Colombia son Facebook, Whatsapp, Instagram, Google + y Twitter.
Del 36 por ciento de hogares que no tiene ninguna conexión a internet, un 8 por ciento no la tiene porque no existe cobertura en la zona y no muchos colombianos se conectan en redes públicas o en sus oficinas. A nadie se le niega un vaso de agua ni la clave del WiFi.
Los colombianos creen que internet ha mejorado su vida en cuanto a las relaciones personales y su interés sobre los problemas del país. Sonará exagerado, pero para los ciudadanos el acceso a internet es tan importante como el acueducto o la energía eléctrica. ¿Se convirtió internet en un servicio público básico e indispensable?
Sin duda, las redes sociales se consolidan como el principal medio de interacción entre los colombianos. En la red “conviven” vagos que no estudian y congresistas que no leen, ciudadanos inconformes, congresistas que le adjudican al socialismo que Bolivia, Venezuela y Ecuador no vayan al mundial Rusia 2018, la misma congresista de derecha que cree que todavía existe la Unión Soviética, familias godas, tuiteros revolucionarios, clase obrera politizada, y sobrevivientes de un largo viaje en Transmilenio.
Pero las redes sociales no todo lo controlan. Un rumor se vuelve una verdad irrefutable. Ejemplos, muchos: La oscura y perversa campaña del No al plebiscito por la paz, el tal ‘castrochavismo’, las fake news, las cadenas de whatsapp que prometen prosperidad o anuncian terremotos, o que Santos le entregó el país a las FARC. Qué ingenuidad.
Otro lugar ocupa la creatividad. Una nueva expresión, sencilla, divertida y diversa: Los memes que son caso aparte. Uno de los pocos medios que se atreve a opinar utilizando de este tipo de humor. Memes de todo tipo y para todos los grupos focales, se han convertido en el centro de las conversaciones con amigos y familiares, han sido, en muchas ocasiones, la noticia principal de los medios tradicionales. Las formas de leer, compartir y comunicarnos nunca volverán a ser como antes. Los memes son la eficiencia de la información y la opinión en una imagen.
Los medios digitales y en especial las redes sociales son herramientas que deben ser usadas de forma responsable y alimentar el debate serio y con argumentos. Todos tenemos una herramienta poderosa en el celular. Esa herramienta, en la disputa política se hace necesaria. No la sobre valore, pero tampoco la menosprecie. Es parte de la estrategia para revolucionar la conciencia, dejarla a un lado o menospreciarla por ser “un invento del imperialismo” sería un error de estrategia, desarrollarla para el interés del pueblo es un acierto.