Reforma pensional sacude a Francia

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Aspecto de las movilizaciones en el marco de la huelga general en Francia.

Los trabajadores en huelga reclaman que el sistema pensional sea redistributivo y solidario, no contributivo, y piden una reforma que corrija la discriminación en lugar de profundizarla

Ricardo Arenales

Con la tradicional celebración de las navidades, Francia entró de nuevo en una fase de confrontación social de grandes dimensiones. El pasado 5 de diciembre marcó el inicio del combate de los trabajadores franceses contra una contrarreforma al régimen de pensiones de jubilación, que pretende imponer el gobierno de Emmanuel Macron.

Como movilización de grandes dimensiones, que estremece a Francia, la protesta tiene un antecedente inmediato en el movimiento de los chalecos amarillos, que estalló en noviembre de 2018, y que obligó al mandatario francés a retroceder en varias de sus pretensiones, sobre todo en un alza general en los combustibles, que golpeaban a amplios sectores de la población.

Al igual que en Chile o en Colombia, y como sucede en otras latitudes, una jornada que inicialmente fue convocada para 24 horas, se ha prolongado en el tiempo, y al cierre de esta edición las calles de las ciudades francesas se estremecían con las movilizaciones populares.

Se mantiene la combatividad

Miles de escuelas y colegios permanecen cerrados. Universidades clausuradas y bloqueadas. Las movilizaciones comprometen a trabajadores de hospitales, bomberos, empleados del sistema nacional de ferrocarriles, del transporte de pasajeros en autobús, del sistema metro, de las refinerías, estudiantes, recolectores de residuos, profesores, e incluso sectores de la policía y empleados de empresas privadas, donde la huelga es más difícil, por la precariedad de los empleos y la inestabilidad laboral.

Las movilizaciones se han dado en todas las ciudades francesas. Cálculos provisionales indican que solamente en París, la manifestación que dio inicio a la protesta, reunió a unas 500.000 personas. Pero, la represión policial ha sido brutal y se presentaron numerosas detenciones preventivas, que sin embargo no han disminuido la combatividad de los manifestantes.

Al asumir el poder, Emmanuel Macron creyó que tenía las manos libres para exhibir su arrogancia e imponer las contrarreformas capitalistas en boga en Europa e imponer igualmente una política neoliberal en favor de las grandes empresas y consorcios industriales y financieros. Comenzó golpeando los intereses de los trabajadores y de sus organizaciones, hasta que toda Francia estalló.

Asalto pensional

En esta ocasión, el mandatario galo anunció una contrarreforma pensional que será presentada a consideración del congreso en los próximos días. Es necesario aclarar que desde 1993 los gobiernos de derecha y los ‘socialistas’, han hecho al menos cinco reformas pensionales que han ido aumentando la edad para acceder al derecho a la jubilación y aumentado el periodo de cotizaciones para obtener la pensión completa.

A pesar de las reformas anteriores, los trabajadores en la actualidad saben cuáles son sus derechos, dependiendo de los salarios recibidos y del número de cotizaciones aportadas. Con la reforma de Macron se pierden estas expectativas y habría una falta total de garantías.

El régimen actual de pensiones estipula que se accede a él con base en los 25 años mejor remunerados del trabajador, mientras en el sector público se toma en cuenta el salario de los últimos seis meses. El régimen vigente establece pensiones diferenciadas parta algunas profesiones y se basa en mecanismos de solidaridad, que compensan a los trabajadores de menores ingresos, no en un régimen contributivo. En general se califica como un régimen de “prestaciones definidas”.

Precarizando a los viejos

Macron quiere liquidar estas prebendas y reemplazarlas por un sistema de jubilación por puntos, algo así como el régimen privado de pensiones existente en Chile y en Colombia. El objetivo es reducir aún más el monto de la pensión de jubilación y obligar a los potenciales beneficiarios a trabajar más años y pensionarse más tarde, cuando el disfrute del retiro sea una utopía.

El gobierno dice que quiere poner fin a los “regímenes especiales”, para que todos los trabajadores sean tratados de la misma manera. Para los sindicatos, se trata de precarizar la vida del adulto mayor. Esta fórmula afectará sensiblemente a quienes no tienen contrato de trabajo a término indefinido o a quienes trabajan por épocas del año, como por ejemplo los cosecheros en el campo. Las mujeres serán las principales afectadas, dadas las desigualdades existentes y que la reforma Macron va a profundizar.

Los trabajadores en huelga reclaman que el sistema pensional sea redistributivo y solidario, no contributivo y piden una reforma que corrija la discriminación en lugar de profundizarla, que la mesada recibida no sea inferior al 75 por ciento del último salario y, en todo caso, que ninguna pensión sea por debajo del salario mínimo legal.