Roberto Fernández Retamar, intelectual revolucionario

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Roberto Fernández Retamar.

Fue sin lugar a dudas un grande de Cuba, bajo la estela de Martí y Fidel, junto a Alejo Carpentier, Nicolás Guillén y José Lezama Lima, como testigo de la epopeya heroica, como su intérprete intelectual y su testimonio lírico de juglar

José Luis Díaz-Granados

Solo habían transcurrido unas pocas horas del primero de enero de 1959, cuando un joven poeta de 28 años, con el corazón rebosante de alegría recorría en una guagua las calles de La Habana, mientras en su mente se agolpaban al unísono innumerables emociones.

Era Roberto Fernández Retamar, quien 45 años después, le contó a la periodista Sonia Sánchez que fue precisamente durante ese recorrido vibrante cuando sintió que un poema -destinado a ser uno de los más famosos de su autoría- le estaba llegando, como llegan los pájaros a una estancia amable, y enseguida comenzó a borronearlo sobre un papel que al azar guardaba en el bolsillo.

Se trata de “El otro”. En este celebérrimo texto, Fernández Retamar recuerda con dolor los muertos, los héroes, los valientes combatientes que ofrendaron sus existencias preciosas para que otros, los sobrevivientes, pudieran vivir la fervorosa alegría de ese primer día de enero.

El poema dice así:

Nosotros, los sobrevivientes, ¿a quiénes debemos la sobrevida? ¿quién se murió por mí en la ergástula, quién recibió la bala mía, la para mí, en su corazón? ¿sobre qué muerto estoy yo vivo, sus huesos quedando en los míos, los ojos que le arrancaron, viendo por la mirada de mi cara, y la mano que no es su mano, que no es ya tampoco la mía, escribiendo palabras rotas donde él no está, en la sobrevida?

La magia, el duende, el idioma preciso con que fue escrito este poema, brotado del sentimiento más entrañable, es el más hermoso símbolo lírico del triunfo revolucionario de 1959.

Roberto Fernández Retamar, uno de los más importantes y emblemáticos intelectuales de la Revolución Cubana, falleció el pasado 20 de julio, a los 89 años de edad, en La Habana, ciudad donde había nacido un 9 de junio de 1930.

Después de haber recibido el título de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de La Víbora en 1947, se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en 1954.

Fundador de Casa de las Américas

Adelantó cursos en La Sorbona de París en 1955 y en London University al año siguiente. Fue doctor en Ciencias Filológicas, profesor honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú (1986) y doctor honoris causa de las Universidades de Sofía (1989), Buenos Aires (1993) y Universidad Central de Las Villas (2011).

Al triunfar la Revolución, Retamar –así se le conocía en toda Cuba-, jugó un papel de suma importancia en el desarrollo cultural de Cuba proyectado a los cinco continentes, al vincularse con Haydeé Santamaría, Mariano Rodríguez y otros destacados escritores y artistas, a la fundación de Casa de las Américas, la empresa de artes y letras más influyente de Nuestra América. En este sentido, Retamar fue gestor, coordinador, creador del famosísimo Premio que lleva el nombre de la institución, director de la revista y presidente desde 1986 hasta su muerte.

Además, recibió numerosas distinciones como el Premio Nacional de Literatura en 1989, diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembro del Consejo de Estado de Cuba, miembro de la Academia Cubana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española, la Orden Félix Varela en Primer Grado, el Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, en Managua, Nicaragua, Premio ALBA de las Letras, en Caracas, Venezuela, Premio Internacional José Martí, entre otras.

Trazó horizontes insospechados

Como escritor, Roberto Fernández Retamar se destacó en la poesía con obras donde su germinación verbal trazó horizontes insospechados en la expresión lírica, entre las cuales sobresalen: Elegía como un himno, Patrias, Alabanzas, Historia antigua, Buena suerte viviendo, Cuaderno paralelo, Juana y otros poemas personales, Mi hija mayor va a Buenos Aires, ¿Y Fernández? y Felices los normales.

Como ensayista, Retamar fue par de los grandes cultivadores del género como Alfonso Reyes, Baldomero Sanín Cano y Pedro Henríquez Ureña. Sus principales obras son: Calibán, Para una teoría de la literatura hispanoamericana, José Martí: semblanza biográfica y cronología mínima, La poesía, reino autónomo, Concierto para la mano izquierda, En la España de la eñe, Cuba defendida y Pensamiento de Nuestra América: autorreflexiones y propuestas.

Fue sin lugar a dudas un grande de Cuba, bajo la estela de Martí y Fidel, junto a Alejo Carpentier, Nicolás Guillén y José Lezama Lima, como testigo de la epopeya heroica, como su intérprete intelectual y su testimonio lírico de juglar, de escalde, de poeta ejemplar, con su alegría y su dolor imperecederos.

“Hay luto en la casa de la intelectualidad latinoamericana, en Cuba y en Nuestra América”, expresó el presidente Miguel Díaz-Canel al conocer la noticia de su deceso. Y agregó: “Querido Roberto, gracias por dejarnos obra, lucidez y compromiso”.