Rock, historia y resistencias

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Foto Idartes.

Javier Castro
@jcastronauta 

Finalizando la década de los años cincuenta en el siglo XX, tras la caída de la dictadura y el retorno de aquel remedo de democracia que la clase política tradicional diseñara a su medida, en Colombia se abrieron caminos a un sinnúmero de manifestaciones artísticas que interpretaron con nuevas formas narrativas y revolucionarias, apuestas estéticas para aquel momento de efervescencia donde la juventud era protagonista.

La música no fue la excepción y fue así como el Rock llegó a nuestro país para quedarse, y aunque mucho le debemos a Jimmy Reisback por haber sido el primer locutor de radio en difundir rock and roll en 1957, no podemos ubicar ese suceso como el punto de partida de la construcción de la escena, la cual se ha tejido al calor de unas realidades que fueron determinantes para otorgarle identidad a eso que llamamos “Rock Nacional”.

La violencia siempre protagonista y elevada a lo cotidiano se expresaba en aquellos años sesenta como reflejo de un mundo convulsionado y marcado por las contradicciones sociales que para el caso de Colombia daban origen al conflicto armado y al unísono nacían las primeras bandas de Rock, las cuales, muchas plegadas de la corriente nadaista, se erigieron sobre la base de un discurso antibélico dando cuenta que su obra representaría el sentir de toda una generación que estaban condenando a la guerra.

Ejemplo de ello podemos destacar a The Speakers en cabeza del gran Humberto Monroy con su canción “Si la guerra es un negocio invierte a tus hijos” incluida en su trabajo discográfico “En el maravilloso mundo de Ingesón” publicado en 1968, así mismo el tema contra la brutalidad policial de Los Yetis titulado “Llegaron los peluqueros”, escrito por el filósofo Gonzalo Arango también en 1968.

En 1969 el mundo sería testigo del emblemático festival de Woodstock, un concierto que reunió 32 artistas durante 3 días, toda una hazaña que abrió caminos a la estridencia del Rock en todos los rincones del mundo, sirviendo además como caja de resonancia para hacer un contundente llamado a la Paz, un mensaje directo al presidente Nixon para que pusiera fin a la guerra en Vietnam.

Lo de Woodstock motivó a inquietos personajes a organizarse y producir eventos similares, siendo así que en junio de 1971 en La Estrella, municipio cercano a la ciudad de Medellín se realizó el Festival de Ancón. Mucha controversia y todo tipo de obstáculos les fueron puestos a los organizadores, y no era para menos, se trataba de hacer un evento de jóvenes melenudos y música con letras contestatarias en el seno de la muy conservadora Antioquia.

A pesar de las dificultades, Ancón fue una realidad y allí se escribió un importante capítulo de la historia del Rock hecho en Colombia el cual sirve aún de inspiración a cientos de talentosos músicos que nutren el amplio espectro de subgéneros que dan vida al Rock conservando el horizonte discursivo, narrando a su modo la crudeza vivida en un país de inequidades, injusticias, represiones y falta de oportunidades.

Sin que mucho hubiese cambiado llegaron los años noventa y con ellos la apertura económica, el esperpento neoliberal que hizo de los derechos una mercancía, mientras el país sucumbía en la tragedia bélica. Estábamos ante un panorama de no futuro donde la música en clave de rock aparecía como alternativa.

Fue así como otro grupo de jóvenes entusiastas aunaron esfuerzos para materializar un proyecto donde sus gritos de rebeldía serían llevados a las calles. Se trataba de Rock al Parque, un evento que desde 1994 se ha convertido en cita obligada para rockeros de todo el país quienes llegan a disfrutar tres días de conciertos de connotadas agrupaciones.

Declarado patrimonio de la cultura bogotana, el festival de Rock al Parque llega en 2018 a su XXIV edición, llevándose a cabo durante los días 18, 19 y 20 de agosto. A lo largo de todos estos años el festival ha convocado a millones de jóvenes con consignas de respeto por la diferencia y así mismo, ha sido tribuna para los artistas que puño en alto han manifestado sus posiciones políticas, su rechazo al militarismo, a la estigmatización, al poder que aplasta y desprecia la vida.