Rostros

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Jaime Cedano Roldán
@Cedano85 

Una de las grandes batallas en las guerras y los conflictos es la de las víctimas para ser reconocidas como tales. Especialmente cuando, ha sido el caso de Colombia, no se reconoce la existencia del conflicto mismo. Mucho más difícil, y aquí entramos en el terreno de los imposibles, es que los estados asuman que han sido victimarios. Y mucho más que imposible, confesar que han ejecutado prácticas de terrorismo de Estado o acciones militares criminales de carácter encubierto, de esas que se denominan “guerra sucia”. A lo sumo reconocerán que algunas ovejas negras se les salieron del rebaño. Pero que son casos aislados. Aceptarán, quizás, que a algún grupo de víctimas de exterminio, les fallaron en no haberlos protegido suficientemente.

Es su máximo “mea culpa” ante el genocidio de la Unión Patriótica. Caso que nos recuerda el follón para que el genocidio por razones políticas tenga reconocimiento en la jurisdicción internacional.  No, no ha sido fácil, ni lo es, el camino de las víctimas.

Por estos andares hubo en recientes días una foto extraña, y además nada difundida, más allá de las redes sociales, sin que llegara a ser trending topic. La del excomisionado de paz y actual embajador del gobierno de Colombia ante la Unión Europea, Sergio Jaramillo, reunido en un pequeño auditorio del parlamento europeo con un numeroso grupo de colombianas y colombianos que se proclaman como “exiliados perseguidos por el Estado colombiano”, organizados en una asociación con carácter “constituyente”, con presencia en varios países europeos.

Un colectivo que se mueve mucho por los escenarios políticos e institucionales de la comunidad internacional. Y también por las calles y plazas donde se les ha visto con sus banderas y pancartas. Trabajaron mucho por el plebiscito y lo siguen haciendo por la paz y en la denuncia del exterminio de los líderes sociales. Su discurso es frentero y radical, pues no lo suaviza la perspectiva del apoyo financiero del gobierno colombiano para su existencia. Para el encuentro con el embajador llegaron víctimas desde Colombia financiadas por el grupo parlamentario de la izquierda unitaria europea. Los exiliados que llegaron a Bruselas se costearon sus transportes, no sin pocos sacrificios. Los días 2, 3 y 4 de febrero se realizó la Tercera Asamblea de la Constituyente. Tienen muchas propuestas, entre ellas la del Estatuto del exiliado, como parte de la gran batalla por la verdad, la justicia, la reparación integral y la no repetición. Por ahora como víctimas tienen una pequeña satisfacción: empiezan a ser reconocidas. A tener voz y también rostro.