El rugir de La Bestia

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Egan Bernal.

Egan Bernal se convierte en el primer colombiano en coronarse campeón de la competencia ciclística más importante del mundo. Rigoberto Urán y Nairo Quintana quedaron séptimo y octavo, respectivamente

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino

La primera vez que Egan Bernal -La Bestia-, como lo llamó el diario deportivo español Marca, mostró los dientes fue cuando obtuvo la medalla de plata en Cross Country Juniors en el campeonato mundial de ciclomontañismo en Noruega en 2014. Luego, la de bronce en Vallnord  en 2015. Ya se vislumbraba lo que venía.

En 2016 ganó el Tour de Bihor y en 2017, corriendo para la escuadra italiana Androni Giocattolli-Sidermec, ocupó el primer puesto en el Tour del Avenir, en el que también ganó dos etapas. En 2018 fue primero en el campeonato de Colombia Contrarreloj, en la Colombia Oro y Paz, y en el Tour de California.

El apodo le fue puesto por el periódico Marca, cuando en 2016 tituló “La Bestia que viene” y habló del paso del corredor zipaquereño al Androni con un contrato a cuatro años. En esa oportunidad el manager de ese equipo, Gianni Savio, argumentaba: “Lo llevamos a una competición junior italiana, Il Piccolo Fiandre (El Pequeсo Flandes) y ganó en solitario. Se fue en una subida con un compañero, y nadie le aguantó. He tenido corredores con mucho talento, luego han triunfado unos y otros no. Pero este chico es… Le firmamos, la noche de esa victoria, un contrato de cuatro años, un buen contrato en lo económico y con primas por objetivos”.

Inmediatamente después de esa competencia, fue llevado a un centro de estudios fisiológicos que dirige Milán Michele Bartoli, uno de los grandes clasicómanos de los años 90. “Bartoli me dio las gracias por haberle llevado a Egan. Por allí han pasado muchos atletas, pero ninguno con los valores del colombiano, que dio un dato descomunal en la prueba de consumo máximo de oxígeno, VO2Max”, explicó en aquella oportunidad Savio.

La prueba dio un consumo de oxígeno máximo de 88.8 mililitros por kilo de peso, que a los 19 años era formidable. Para tener una comparación, Chris Froome dio 88,2 mililitros en 2015 y 84.6 en 2007 con 22 años; Miguel Indurain alcanzó un valor de 92 y Alejandro Valverde ha llegado a los 87.

Las condiciones del campeón

Para hacer un balance y una proyección de los corredores nacionales en el pasado Tour, VOZ habló con Jenaro Leguízamo, quien es licenciado en educación física, especialista en entrenamiento deportivo, magister en Cultura Física y quien actualmente hace un doctorado en Educación.

Además, fue formado en el centro mundial de entrenamiento de la Unión Ciclista Internacional, UCI, en Suiza, es entrenador de la Real Federación Española de Ciclismo, es antropometrista ISAK. Fue ciclista competitivo durante diez años en los equipos Café de Colombia, Pinturas Philac, Castalia y Cafam entre otros. Tiene experiencia como Preparador físico del equipo Boyacá Orgullo de América, fue asistente técnico en el equipo Colombia es Pasión y trabajó en Indeportes Boyacá como asistente técnico de pista. Fue técnico de la selección Colombia en los Olímpicos de Londres 2012.

–¿Por qué el Tour de Francia es la carrera más importante del ciclismo mundial?

–Porque nació en 1896, porque a lo largo de todos estos años se ratifica como ícono del ciclismo de ruta. Poco a poco, el Giro y la Vuelta han sido muy importantes, pero el Tour es lo que equivale al mundial de fútbol, es Wimbledon, es lo máximo en publicidad, nombre y marca. Quien logre la gloria allí, deja una huella indeleble.

–En 2016 el diario deportivo español Marca hizo un artículo sobre Egan en el que explicó la prueba de consumo máximo de oxígeno, en la que dio 88,8 mililitros por kilogramo de peso, ¿puede explicarnos lo que esto significa?

–Es una prueba que se hace con una mascarilla, un analizador de gases, es una prueba de esfuerzo físico controlada en la que se va llevando al atleta desde lo más fácil hasta lo más difícil, midiendo la cantidad de oxígeno que entra por su nariz y la cantidad de CO2 que exhala.

Pero, ¿que nos mide esto? Pues resulta que en el aire hay varios gases. Uno de esos es el oxígeno que entra a los pulmones, de ahí va al corazón para ser eyectado a todos los músculos. Los organismos más dotados tienen capacidad de quedarse con gran parte de ese oxígeno y el resto es desechado por el retorno venoso, por el CO2.

Cuando hay un organismo muy dotado como el de Nairo o como el de Egan, en sus músculos las células tienen la capacidad de recibir la gran mayoría de oxígeno que pasa por ahí y se expresa en mililitros kilogramo minuto. Digamos que un atleta de resistencia o un ciclista Word Tour tiene un valor aproximado de 75 mililitros kilogramo minuto y eso hace que sea muy bueno, cuando tiene 80 es excelente y cuando tiene más de 80 es un don genético que le ha regalado la naturaleza, debido a que sus ancestros y él mismo han sido nacidos, criados y entrenados en altitud.

–¿Con el entrenamiento esa capacidad se puede mejorar?

–No. Ese es un valor difícil de modificar para ellos. Sí, para una persona sedentaria que nunca ha hecho deporte, eso lo podría mejorar un 20 o 25%. En un atleta eso es muy difícil de alterar, lo podrá mejorar un 2 o 3%. Con el entrenamiento se mejoran muchas otras cosas, pero el VO2, es algo con lo que Egan nació.

Un balance necesario

–Profe, por favor háganos un balance de la presentación de los colombianos en este Tour. Empecemos por Sergio Luis Henao.

–Henao es un corredor que anímicamente ha estado disminuido desde el año pasado por los casos particulares que han envuelto su carrera que han causado mella en él, lo que se ha visto trasladado a la bicicleta. Sumado a que conociéndolo como lo conozco, el entrenamiento de él ha sido muy intenso y no hace las debidas pausas de recuperación o de entrenamiento suave. Esto causa una mella en el organismo mes a mes, año tras año, temporada tras temporada y en este momento, y en este Tour no estuvo en lo que él quería.

Intentó muchas veces la fuga, lo que se le aplaude porque fue aguerrido, pero no tenía la pierna de otros años. Eso es parte de la preparación, hay años en los que se hacen las cosas bien, proyectadas y resultan, pero hay otros años en los que no, sencillamente porque el ciclista no es una maquina sino un ser humano. El organismo no responde todos los años de la misma manera. Es algo por lo que no se puede responsabilizar al atleta ni al preparador, el organismo es así y tiene sus maneras de respuesta y seguramente este año la pierna no estuvo como en otras ocasiones, lo que no significa que sea un corredor acabado ni que no pueda retornar a sus fueros.

–¿Cómo vio a Nairo Quintana?

–Con él, tres años en la misma carrera nos hemos quedado como vestidos y alborotados. Pero hay un tema en la preparación que solamente él podrá sentarse con su preparador a analizar para ver qué es lo que puede estar pasando, porque a los 29 años no podemos hablar que está acabado ni decir que no tiene clase ni que no tiene futuro. No se puede decir que sus máximos logros se dieron porque no es así, es un tema de preparación que debe repensar para encontrar la falla y qué se puede optimizar.

–¿Qué le puede estar pasando?

–Siendo un poco atrevido, me parece que la tecnología se tomó el ciclismo hace varios años, entonces, el entrenamiento por potencia, la big data, los sofware de análisis, todos los datos que en un entrenamiento se pueden recolectar a través de los instrumentos de medición son absolutamente validos, confiables y ninguno despreciable, y me late que de pronto no se le ha puesto suficiente cuidado a tantos datos que arrojan los dispositivos de medición y ahí puede haber una pequeña falla.

El profesor Jenaro Leguízamo con el medallista olímpico Rigoberto Urán.

Sin embargo, es muy rescatable la etapa que ganó, la forma en que la ganó, poniendo récord en el Galibier. Rescatable que Nairo ha quedado cinco veces en el top 10 del Tour y la peor vez ha quedado de 12. Eso es algo muy difícil de hacer. Por eso estoy en absoluto desacuerdo con todo el cianuro de las redes sociales y de alguna parte del periodismo cuando se refieren a él en los términos que lo hacen porque no obtiene un logro deportivo. Si él no los obtiene es por algún detalle fisiológico que en su cuerpo no está funcionando o un detalle metrológico que se ha descuidado en el entrenamiento, mas no porque él no quiera o porque está acabado. Tremenda clase y tremenda jerarquía la que mostró en el Galibier, en la etapa 18, eso es tener una cabeza y una clase que sorprenden.

–¿Cómo vio a Rigoberto Urán?

–Un corredor que siempre estuvo ahí. Desafortunadamente el error, la equivocación, el descuido en la etapa de vientos que le hizo ceder algo más de un minuto y 30, lo relegó un poco, tuvo un día malo que fue cuando perdió dos minutos 30; que no es malo para él porque no es un escalador explosivo, sino más de largo aliento. No desfalleció y se metió otra vez entre los 10 de la general. La etapa 19 la hizo magistral, que lo hubiera podido subir al quinto puesto, pero pasó el fortuito que corta la carrera. Es un caballero de la bicicleta. Sin verlo incisivo en los ataques, logró estar entre los 10. Está vigente. A propósito, el 28 de julio, cumplió siete años de su gesta, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, en los que tuve la fortuna de estar con él.

Proyecciones

–¿Cómo ve el futuro de Nairo al cambiar de equipo?, aunque no está confirmado, todo parece que irá al Arkéa Samsic.

–De pronto sea bueno para él porque al parecer tiene unas relaciones deterioradas, no sé si con sus compañeros o con los directivos o con el cuerpo técnico. Y para nadie es un secreto y en las carreras se veía el poco respaldo que tenía. El hecho de compartir capitanías también es complejo porque eso dificulta la estrategia y la táctica al momento de correr. Probablemente pasar a otro equipo, sea un segundo aire. Tengo entendido que puede escoger y ha querido llevar hombres de confianza, eso también le ayuda y eso le va aportando en lo sicológico. Insisto en que si él abre su mente un poco más a la tecnología y se deja llevar más de las técnicas modernas de preparación de pronto va a encontrar de nuevo esas piernas que le han hecho falta en estos últimos tours.

–¿En qué se basa para decir que debe abrirse más a la tecnología?

–Es que él siempre ha manifestado que el entrenamiento por potencia no es tan útil como dicen que es y que prefiere entrenar por sensaciones y percepciones, lo cual no está mal, es también necesario. Pero digamos que no hay que ser extremista y decir que son solo números o solo sensaciones, hay que hacer una mezcla porque el entrenamiento deportivo no es una ciencia, es un arte, es el arte de esculpir al ciclista para lograr su mayor rendimiento, pero es un ser humano. Entonces ahí todas las métricas ayudan aunque no son todo, hay que mezclar los números y las sensaciones para lograr una perfecta amalgama que nos da el rendimiento. Y si uno se va a los extremos, no logra los objetivos.

–¿Cuál es la edad en la que un ciclista puede entregar triunfos?

–El máximo punto de rendimiento de un ciclista está entre los 27 y 31 años. Sin que eso signifique que no puedan producir a los 33 o a los 34. Hay que ver a Valverde para no ir más lejos.

Vienen más tours

–El balance sobre Egan Bernal en este Tour.

–Pues es el campeón, todo lo que se diga es redundancia. Tuve la bendita fortuna de evaluarlo cuando tenía 17 años, antes de irse a su segundo mundial de ciclomontañismo juvenil en el que quedó tercero, ya en el año anterior había quedado segundo. Cuando lo evalué quedé sentado, anonadado. Pablo Manzuera, su mentor desde niño, me decía “Jenaro, pero hábleme, qué pasó, qué vio en la prueba”. Yo no podía hablar. Lo único que atiné a pensar y a expresarle fue: “Pablo, yo no entiendo como Dios le da todo a una sola persona”, porque los números de él eran sencillamente impresionantes. Yo ya había tenido la oportunidad de evaluar a Nairo, a Esteban Chaves, a Atapuma, a Sergio Luis Henao y a otros ciclistas importantes, pero al ver esos números quedé sentado.

–¿Cuáles son esas particularidades de Egan que lo hacen especial?

–Es un corredor que tiene el motor, pero también el chasís y la carrocería. Me refiero a la estructura corporal, delgado, alto, longilíneo, piernas largas, muy poca grasa sin que signifique que es delgado, la relación entre músculo y huesos es la ideal, la relación antropométrica entre sus miembros superiores e inferiores, entre su tronco, entre sus piernas es ideal. Tiene una excelente técnica para montar en la bicicleta, lo que le ayuda a economizar energía. Tenía todo.

Es una prueba en la que yo solo veía números, no veía más allá como la personalidad, no estaba viendo rasgos cognitivos, nada de eso. Luego empecé a darme cuenta de la cabeza que tiene, lo sobrio, lo inteligente para correr, lo bien medido en sus declaraciones, la conexión entre cerebro y lengua para expresarse. Su visión, su ambición y posición de líder. Por eso dije hace años que Egan será el corredor colombiano que se gane las tres grandes y las repita. Arrancó por la más difícil. Corriendo con inteligencia y compartiendo el liderato con el actual campeón y en el equipo más importante. Con la jerarquía para que en el momento que le dieran libertad ratificarse y ponerse como líder absoluto. Es una clase soberbia, no es algo improvisado. Preparémonos porque, con el favor de Dios, no va a ser el primer Tour que le veamos ganar.

Pedalistas colombianos en el Tour: de izquierda a derecha Sergio Luis Henao, Nairo Quintana, Egan Bernal y Rigoberto Urán.