
29 mil trabajadores del turismo son afectados desde el inicio del confinamiento y el cierre de aeropuertos. Aunque el coronavirus no ha golpeado muy fuerte a la isla, piden mayor atención del Estado
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
Como todos los departamentos del país, el archipiélago de San Andrés se vio muy afectado en su economía con el inicio del confinamiento. Pero para estas islas fue peor si se tiene en cuenta que alrededor del 80% de sus actividades económicas se basan en el turismo y con el cierre de aeropuertos, hoteles y restaurantes las actividades en rededor de este quedaron anuladas.
El transporte, las aerolíneas, hoteles, bares, almacenes y restaurantes eran los negocios más importantes y fueron cerrados, algunos de manera definitiva.
En consecuencia, la mano de obra utilizada en estos establecimientos quedó estancada, sin embargo, las malas condiciones laborales han sido una constante desde siempre.
El presidente de la CUT seccional San Andrés, Hernando José Tovar, explicó a VOZ que la mayoría de los trabajadores del turismo está en la informalidad. “Aseadores, camareras y meseros son contratados a través de bolsas de empleo a tres meses, aunque en los cargos administrativos hay un poco de estabilidad. La permanencia se da en las entidades del Estado en los ámbitos departamental y municipal como en el magisterio, la Gobernación, Alcaldía y los entes de control”.
Trabajadores a la calle
Desde la última semana de marzo, cuando con el inicio del confinamiento se cancelaron los vuelos, la realidad de los isleños tuvo un cambio drástico. Aunque en todo el país fue así, el hecho de que la economía dependa en gran parte del turismo produjo una crisis más agravada que en otros departamentos.
Se anularon contratos y despidieron a los trabajadores. Las cajas de compensación dieron un subsidio a algunos, lo que alivió la situación de ellos y sus familias. “El despido masivo de trabajadores de los almacenes y la hotelería ha sido el pan de cada día en San Andrés”, comenta el presidente de la CUT del archipiélago.
El dirigente sindical agrega que el trabajo desde casa se hace más difícil que en otras partes del país porque la conectividad allá es muy mala, y reconoce que la Gobernación asistió con ayudas y alimentos a algunas familias más desfavorecidas, pero que eso no les soluciona el problema.
Por otra parte, el secretario departamental de Planeación, Bartolomé Taylor, explicó vía telefónica a VOZ que el departamento depende en un 70% del turismo, y que dentro de este uno de los golpes más fuertes para las finanzas fue la tarjeta de turismo, es decir, el impuesto que cada visitante debe pagar para ingresar a la isla, 108 mil pesos.
En 2019 entraron un millón doscientos mil turistas y hasta que hubo flujo normal de vuelos, apenas 270 mil en 2020.
“La participación del comercio en relación con restaurantes y hoteles, representa el 57% del producto interno bruto, lo que significa que la afectación ha sido grande. Según reporta la Cámara de Comercio unos 150 establecimientos han sido liquidados y eso ha afectado la mano de obra activa que es de alrededor de 29 mil personas, solo en ese sector. En otros sectores se emplean alrededor de 13 mil”, dijo el secretario de Planeación.
Según el funcionario el desempleo está alrededor del 11,5% en comparación con abril pasado que era de 7,1.
Sin financiación
Al verse afectadas las fuentes de financiación más importantes, los planes de desarrollo quedan comprometidos: “No sabemos qué va a pasar con la apertura de aeropuertos para que la isla pueda iniciar un nuevo proceso. Afortunadamente no hemos tenido casos extremos en cuanto a contagiados de covid”, anota el doctor Taylor.
El funcionario agrega que el Gobierno departamental ha hecho grandes esfuerzos por contribuir con ayudas o mercados a familias y pagos de servicios públicos domiciliarios durante tres meses.
También explicó que la infraestructura hospitalaria ha estado a la altura de las circunstancias en el contexto de la pandemia, y que hace dos semanas el gobernador Everth Julio Hawkins inauguró una nueva unidad de cuidados intensivos.
A propósito del comportamiento de la pandemia, el Instituto Nacional de Salud reportó el lunes 24 de agosto un acumulado de 126 contagiados y ninguna víctima letal.
El doctor Taylor, como vocero de la administración departamental pidió al Gobierno nacional alternativas viables para la reactivación económica, que pasa principalmente por la reapertura de aeropuertos, posiblemente desde el primero de septiembre con vuelos piloto, pero además créditos accesibles a pequeños comerciantes.
A su vez, José Luis Guzmán, presidente del sindicato de trabajadores de alimentos en clubes, hoteles y restaurantes, Hocar, expresó que la mayoría de los trabajadores fueron suspendidos sin ninguna remuneración y otro tanto fue desvinculado laboralmente, aunque algunos hoteles sí dieron alguna remuneración.
Guzmán dice que solo a algunas personas la Gobernación les dio ayudas en mercado y que el mototaxismo y las rifas han sido las actividades en las que muchos se han refugiado para tener algún ingreso. “Además, hay muchos dueños de locales comerciales que han cerrado definitivamente”.
Acerca de la estabilidad para los trabajadores del turismo, señaló que la cadena Decameron hace apenas contratos por dos, tres o cuatro meses y en la pandemia sacaron a los trabajadores. Asimismo, lo hizo la cadena On Vacation que los envió para la casa sin nada.
“Estamos esperanzados en que a partir de septiembre Decameron reabra sus hoteles a ver si empezamos a recuperarnos porque tenemos una situación muy delicada”, comentó el presidente de Hocar.
Radiografía necesaria
Pero ¿en materia de infraestructura y personal cómo se enfrenta la emergencia sanitaria? El médico Damián Mercado Bent indicó que hay alrededor de 100 mil habitantes y un solo hospital, el Clarence Lynd Newball, cuya planta física tiene falencias, y la Clínica Villa Real de segundo nivel. Además, que hasta hace dos semanas había una sola Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, con nueve camas y que se entregó la nueva con capacidad para 20 pacientes. La primera ha estado al 100% de su capacidad, aunque no por enfermos con coronavirus, y antes de la entrada en funcionamiento de la segunda unidad UCI estuvieron 10 días en alerta roja por altos casos de contagios.
El doctor Damián expone una situación: “No se han manifestado los entes gubernamentales o los encargados del hospital en cuanto al talento humano que va a manejar esas UCI, porque no hay el personal capacitado para brindar atención ahí”.
Agrega que hay especialistas que se rotan cada 15 días para suplir la demanda en ortopedia, urología, cirugía general, obstetricia, neurocirugía, medicina interna y pediatría. “Solo hay un médico internista para toda el área de hospitalización y urgencias, un internista para consulta externa, un solo cirujano general para todo, un urólogo, dos ginecólogos, un neonatólogo para la UCI neonatales. En medicina general hacen falta médicos y también faltan enfermeras”.
Lo paradójico es que para recuperar la economía hay que reabrir el aeropuerto, y según el líder sindical de la CUT y el galeno consultado, eso aumentaría el riesgo de que crezcan los contagios.
Desde la isla piden al Gobierno nacional que no los olvide, que no los siga manteniendo en el abandono, inversión social y que entre las medidas urgentes hay que mejorar la conectividad a internet, e implantar adecuadas políticas sanitarias como pruebas covid en el aeropuerto, para una reapertura gradual de la economía.
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