
Una visión del cine cubano y del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica, Icaic, desde los inicios de la revolución hasta el presente. Entrevista con Lázaro L. Alderete Terry
José Ramón Llanos
Lázaro L. Alderete Terry es licenciado en dirección de los medios de comunicación audiovisuales, cine radio y televisión. Además, es presidente de la Federación Cubana de Cineclubes, en estos momentos dirige dos programas de cine en la TV. Vino a Bogotá en condición de curador del Programa Cine Restaurado que se presentó recientemente en la Cinemateca de Bogotá.
–¿Qué películas trae en esta ocasión a Bogotá?
–Traemos Las memorias del subdesarrollo y Lucía. Estas películas están clasificadas entre las diez mejores películas latinoamericanas de todas las épocas. Además de otros títulos también restaurados, porque la restauración devuelve la calidad con que fueron hechos los filmes y a veces el proceso mejora la calidad.
Pensé que nada mejor para celebrar el 60 aniversario del Icaic que traer las películas restauradas mencionadas. También quisimos traer dos películas nuevas de hace uno o dos años de realizadas: Vestido de novia, dirigida por Marylin Solaya, y Últimos días en la Habana, de Fernando Pérez.
Los italianos fueron los que comenzaron las restauraciones, ellos han ayudado mucho en la restauración de este cine cubano, igual que México y la Academia de Hollywood, institución que también se ha preocupado por restaurar el cine cubano. Incluso han empezado unas entrevistas grabadas a las grandes figuras, actrices, editores, el editor de Memorias y de Lucía, Nelson Rodríguez, actrices como Erlinda Núñez, Nelsy Ibarra.
–Cíteme los que usted considere los tres más importantes directores de cine cubanos.
–Bueno, para mi hay más de tres directores de cine muy importantes: Tomás Gutiérrez Alea, a quien llamamos Tritón; Humberto Solás, cada uno en su estilo; Santiago Álvarez en el documental, pero también tenemos a Fernando Pérez, que está tan activo que hoy por hoy es el mejor director que tiene la filmografía cubana. Dirigió Últimos días en La Habana, La vida de Simbad, Suites Habana, Martí, El ojo del canario, Clandestino, que fue su primera película. Fernando tiene una vasta filmografía. Su cine es de una gran calidad, con altibajos como cualquier director. Su cine siempre es de una gran propuesta estética.
De Tritón hay mucho que decir, pero nada que decir porque sus filmes lo dicen todo. Humberto Solás es el maestro de las grandes obras, las grandes epopeyas, como Lucía, El siglo de las luces, Manuela, estas apenas son tres de su amplia filmografía.
–Señáleme algunas características del cine de Santiago Álvarez
–Hay que tener en cuenta que Santiago creó escuela a nivel mundial, desde su manera de ver la noticia. Santiago venía de la TV cuando llega al Icaic, estaba acostumbrado a confeccionar la noticia, también estaba adaptado a consultar los archivos de la música y eso le facilitó a la hora de hacer los documentales, sus noticieros.
En este campo fue en el que más aportó a la hora del montaje, que hacía a partir de la música y de las letras de la música; eso se ve en NOW, ese excelente documental, por el cual se le reconoce como el creador del video clip.
–¿Cómo contribuyó Santiago Álvarez a la formación de algunos directores de cine cubanos?
–Él también fue escuela para muchos directores, se forjaban haciendo documentales para el noticiero Icaic. Porque en 1959 en Cuba no había escuelas de cine, los únicos que habían estudiado cine en Italia eran Tomás Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa, que fue otro de los grandes directores del cine cubano.
–¿Es cierto que Santiago Álvarez hacía cine sin haber elaborado previamente guiones?
–Sí, es cierto, se recogen muchas anécdotas: refieren que él llegaba al lugar y allí se le ocurría algo relacionado con lo que se había propuesto. Por ejemplo, un documental maravilloso que a mí me gusta mucho que se llama Mi hermano Fidel. Él iba a hacer una entrevista a Fidel Castro en una zona de oriente. Allí resultó que había un campesino que decía que era hermano de Fidel. Inmediatamente se le ocurrió la idea a Santiago y no le hizo la entrevista a Fidel. Y desmontó el documental y se dedicó a hablar con el campesino. Santiago tenía eso.
–Mencióneme, por favor, un documental de excepcional calidad de Santiago Álvarez
–Una obra de Santiago que a mí me gusta mucho Hanoi noviembre 13. Ahora en la Cinemateca de Cuba se restauraron los Noticieros Icaic Latinoamericanos, que son patrimonio de la Memoria del mundo, y todas las funciones van acompañadas de algunos de esos noticieros que siguen gustando.
–Hablemos del cine de Gutiérrez Alea
–Gutiérrez Alea tiene una filmografía bien amplia. Porque él viene haciendo cine desde los cineclubes, porque en Cuba desde los años 48 ya había cineclubes y se recogen muchos de esos filmes. Después se va a estudiar y cuando vuelve se funda el Icaic y Tritón dirige Historias de la Revolución, uno de los cuentos, porque está basado en tres cuentos. Después filma La muerte de un burócrata, que es la película que lo consagra; posteriormente dirige Los sobrevivientes, Fresa y Chocolate, Guantanamera, Una pelea cubana contra los demonios.
–Tres películas que Ud considere las mejores de Cuba
–Las memorias del subdesarrollo, Una pelea cubana contra los demonios, Los sobrevivientes, La muerte de un burócrata. Esas son fundamentales.
–Usted considera que se puede establecer alguna diferencia entre los directores veteranos y los nuevos directores.
–Por supuesto que hay diferencias, es otra mirada, otras inquietudes, con otras maneras de ver, son otros jóvenes. Por supuesto que tiene que haber diferencias. Aquellos también eran jóvenes cuando empezaron a hacer cine. Tienen otra mirada, les ha tocado vivir otros momentos. Vivieron la pasión y emociones de la revolución. En fin, estos jóvenes no. Desarrollan sus películas sobre problemas sociales. Temas que Tritón también tocaba, pero hacía la crítica desde dentro. Estos jóvenes son más desprejuiciados, se comprometen pero en otra forma.
–¿Es posible señalar nombres y títulos de sus filmes?
–Carlos Lechuga, dos de sus películas son Melaza, que es su opera prima; Santa y Andrés; Lester Hamlet, tiene Casa vieja, Tres veces 12; Pavel Giroud, dirigió La edad de la peseta y En el cuerpo equivocado; Vestido de novia, de Marylin Solaya.