Concluyó la visita internacional catalana que verificó la situación de derechos humanos en el país. VOZ dialogó con Jordi Campabadal Graus, abogado y miembro de la organización “La Intersindical”, sobre la misión, los resultados encontrados y las iniciativas que se adelantarán en solidaridad con Colombia
Yessica Arandia
El pasado 29 de junio de 2021 una avanzada de verificación y solidaridad se adelantó en el país, desde Catalunya, integrada por algunos parlamentarios de izquierda, miembros del Ayuntamiento de Barcelona y organizaciones sociales de este país.
Estas instancias se reunieron con el Comité Nacional de Paro con el fin de generar un proceso de verificación sobre la aguda situación de vulneración de los derechos humanos que se desprende de la represión estatal que, bajo el gobierno de Iván Duque, ha ocasionado desapariciones, agresiones físicas y sexuales contra manifestantes, así como asesinatos sobre todo de jóvenes en el marco de la protesta social.
Diversos escenarios se han realizado en los últimos días con el fin de seguir visibilizando la situación en Colombia, como la Misión Internacional SOS Colombia, espacio que se realiza desde el 2 hasta el 12 de julio de 2021, integrada por 40 delegados y delegadas de 12 países, organizada por diferentes organizaciones sociales y plataformas defensoras de los derechos humanos.
La solidaridad de los pueblos
Esta misión que visitará 11 regiones del país, tiene como punto prioritario de la agenda la actual situación de la juventud colombiana tanto por ser víctima mayoritaria de la brutalidad policial en contra del paro nacional, como por la problemática del acceso a la educación (media y superior), al trabajo digno y a los derechos fundamentales.
La redacción juvenil del semanario VOZ dialogó con Jordi Campadabal Graus, abogado, militante juvenil por los derechos humanos y miembro de la organización “La Intersindical” que lleva años trabajando por y para organizaciones que tratan el exilio colombiano tanto en Argentina y el cono sur como en Catalunya, a su vez delegada para la Misión Catalana de solidaridad con Colombia.
¿Cómo se encuentra la lucha del pueblo catalán en la actualidad?
-Catalunya es un pueblo que exige su autodeterminación en una lucha que lleva siglos. Las y los catalanes se encuentran en una disputa constante por su derecho a existir como pueblo y nación independiente de España. Reivindicación que en los últimos 10 años se ha vuelto de masas y mayoritaria, y por ello ha sido reprimida políticamente por el Estado español. Hoy existen aproximadamente 3.000 militantes independentistas catalanes perseguidos donde ha habido presos políticos y exiliados políticos que incluyen artistas que han decidido poner su voz de protesta.
Esta represión agudizada por el actual del Estado español, ha generado una atención y acompañamiento internacionalista por parte de organizaciones y movimientos sociales de otros países, que nos ha hecho muy conscientes de la importancia de la solidaridad entre los pueblos. Por ello, también integramos la Misión para contribuir a que el foco internacional siga con sus ojos sobre Colombia, sobre todo en su grave situación de emergencia humanitaria.
Misión de verificación
¿Cómo surge el proceso de la Misión de Solidaridad con Colombia?
-Ante una demanda social en Catalunya, especialmente de la comunidad colombiana que vive en el país y que en las últimas semanas se ha movilizado permanentemente en denuncia de la violación de los derechos humanos que se ha cometido por el gobierno de Iván Duque en represión de la protesta social, un grupo de organizaciones sociales que forman parte de la Tabla Catalana por la Paz y los DDHH (coordinadora que agrupa 30 organizaciones sociales y lleva 20 años trabajando en solidaridad con Colombia), se decide a invitar al parlamento catalán a que integren la plataforma de solidaridad, teniendo como resultando que cuatro mujeres parlamentarias integren el proceso y apoyen la constitución de la Misión.
Nuestros objetivos fundamentalmente, han sido mostrar solidaridad con el pueblo colombiano, sobre todo con la juventud. Realizar verificación sobre denuncias de violaciones a los derechos humanos entendiendo que son muchas y graves, como desapariciones, violencia sexual y paramilitarismo urbano.
Con lo anterior, se va a presentar un informe internacional, y se promoverán iniciativas parlamentarias que señalen al gobierno colombiano, así como la responsabilidad del Estado español con lo que sucede. Un último motivo por supuesto, es seguir tejiendo lazos de solidaridad entre organizaciones sociales de cada país.
Una juventud que acompañar
¿Qué han podido encontrar y verificar hasta el momento?
-Para nosotros una conclusión muy clara es que Colombia vive en un régimen autoritario disfrazado de democracia, y éste mismo, ante una juventud que ha salido a las calles exigiendo derechos básicos como educación y sanidad, les ha respondido con un despliegue desbordado de violencia, configurando verdaderas masacres en varios puntos del país.
Durante estos días, la Misión ha podido recoger denuncias de desapariciones forzadas, de torturas, de violencias sexuales ejercidas por la fuerza pública, y todo esto nos conduce a concluir que se ha cometido una masacre contra la juventud colombiana. A su vez, hemos advertido como esa violencia ha sido la única forma en la que el Estado colombiano se ha manifestado en sus territorios por décadas, como una persecución histórica y actual a la disidencia política, sobre todo, cuando ha existido la posibilidad de construir alternativa a un neoliberalismo salvaje al que se tiene sometido al pueblo colombiano.
Queremos destacar que nos vamos admirados de la capacidad de resistencia, resiliencia y organización del pueblo colombiano, y de las y los jóvenes que se organizan en las calles desde todos los sectores: barriales, rurales, campesinos, desde el arte, desde las colectivas feministas y LGBTI.
Por último, vamos a instar a la comunidad internacional a dejar de tener complicidades con las graves violaciones a los derechos humanos, y exigir el cumplimiento de los derechos básicos en Colombia por parte de su gobierno. La resistencia juvenil merece ser aplaudida y compensada con un cambio estructural y democrático, donde la solidaridad nuestra está permanentemente.
