XIV Encuentro Nacional de Víctimas de la UP. Durante tres días, los familiares y víctimas del genocidio se reunirán en Bogotá para conmemorar a los ausentes, visibilizar la memoria del conflicto y fortalecer sus lazos de hermandad. La Unión Patriótica sigue luchando al lado del pueblo colombiano
Roberto Amorebieta
@amorebieta7
Las víctimas del genocidio contra la Unión Patriótica y sus familiares se reúnen cada año desde hace catorce para conmemorar el 11 de octubre como el Día Nacional por la Dignidad de las Víctimas del Genocidio contra ese movimiento político, surgido en 1985 como plataforma política en el marco de las primeras negociaciones de paz entre el gobierno del entonces presidente Belisario Betancur y la antigua organización insurgente FARC-EP.
El evento es organizado por la Corporación Reiniciar que lucha por la defensa y promoción de los derechos humanos. Esta organización no gubernamental tiene estatus consultivo ante Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, OEA.
Desde el jueves 10 hasta el sábado 12, las víctimas se reunirán en Bogotá para estrechar sus vínculos, coordinarse para seguir trabajando por la recuperación de la memoria y llamar la atención de la opinión pública sobre la verdad de lo sucedido en el conflicto colombiano. Según Esneda López, presidenta regional del Comité de Víctimas de la UP en Urabá y hoy candidata a la Asamblea de Antioquia, el movimiento de víctimas tiene como objetivo a mediano plazo “que siga existiendo entre nosotros la misma solidaridad. Que nos reconozcamos en donde quiera que estemos, que sepamos que hacemos parte de una misma familia, que estamos en un mismo proceso, que fuimos víctimas del mismo genocidio. Queremos que perdure la hermandad entre nosotros”.
Testimonio de los ausentes
El primer día, como es costumbre, más de 1.000 personas desfilarán por la carrera séptima de Bogotá hasta la Plaza de Bolívar para llamar la atención y visibilizar la realidad de que en este país hubo un genocidio que casi logra exterminar un movimiento político entero. Cada año, el movimiento sorprende a la ciudadanía bogotana con ingeniosas puestas en escena que contribuyen a recordar a quienes quedaron en el camino por cuenta de la violencia política en Colombia. “Es muy importante ese día –comenta Esneda– porque la gente puede ver las fotografías de cada una de nuestras víctimas”.
El año pasado se realizó una atrevida intervención a la Plaza ubicando más de 6.000 sillas vacías como testimonio de los ausentes. “Cada silla tenía el nombre de una víctima, pero era una silla vacía. De esta manera visibilizamos lo que sucedió con nosotros y nuestras víctimas porque siempre nos han estado negando derechos, diciendo que no hubo genocidio, que no fue por razones políticas. Con esto le estamos demostrando al pueblo colombiano y a todo el mundo en general que sí hubo un genocidio y que ahí está la prueba, que ahí están todas nuestras víctimas, los nombres de todos ellos. Siempre nos quedan faltando algunos porque son muchos. Pero esa ha sido la forma de ir visibilizando a nuestros familiares, nuestras víctimas”.
El segundo día, viernes 11 de octubre, aniversario del asesinato de Jaime Pardo Leal, se llevará a cabo un encuentro público en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quedada en el que participarán numerosas personalidades y organizaciones nacionales e internacionales. En dicha jornada intervendrán los abogados Carlos Rodríguez Mejía, Erick Sottas y Silvia Serrano, quienes disertarán sobre los retos del caso Unión Patriótica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. Además, intervendrán en este interesante foro la directora de teatro Patricia Ariza, el psicólogo Carlos Beristain y el profesor de ciencias políticas Daniel García-Peña, sobre la reparación integral en lo referente a la cultura, lo psicosocial y la democracia.
Por la memoria viva
Estos encuentros tienen como objetivo primordial que se difunda y se conozca este pedazo de la realidad histórica del conflicto colombiano. Para ello, la colaboración de los medios de comunicación es fundamental. Sin embargo, Esneda sostiene que por parte de los medios “ha habido un tratamiento despectivo. Ellos no lo toman como un genocidio. Pareciera que para ellos fue algo normal. Tenemos un país con un Estado genocida, entonces para ellos eso es normal. Les dan a nuestras víctimas el mismo tratamiento que le dan a todas. Dicen que todas son víctimas de la misma manera, pero no lo son, lo nuestro fue por razones políticas”.
No obstante, los esfuerzos del movimiento de víctimas no han sido en vano. Los encuentros anuales de víctimas de la UP han ayudado a visibilizar lo ocurrido. “Sentimos que la gente tiene más conciencia de lo que pasó”, dice Esneda. “Sentimos la solidaridad de la gente”. Además, en el ámbito internacional las denuncias sobre el genocidio son recibidas con mucha atención y los gobiernos de otros países y organizaciones prestan su apoyo para que se esclarezca la verdad. “Afortunadamente, en el exterior sí nos han prestado atención, sí nos han acogido. Una prueba es que la demanda contra el Estado colombiano por el genocidio está admitida en la CIDH. Nosotros hemos recibido mucho respaldo de la comunidad internacional, en Colombia nada. Aquí el gobierno ha tratado de desestimar el caso, han dicho que no pasó nada, que no hubo genocidio. Niegan todo, siempre lo han negado”.
La principal lucha de los familiares de víctimas y de los sobrevivientes del genocidio contra la UP es por la memoria. Pero no una memoria anquilosada en el tiempo, representada en fotografías en blanco y negro y a la que siempre se alude en medio de gemidos lastimeros. No. La memoria no puede ser eso. La memoria no es un relato triste donde se mencionan con melancolía unas personas que fueron asesinadas. La memoria por la que el movimiento de víctimas debe luchar es por la memoria viva de las luchas populares. Porque los hombres y mujeres que cayeron defendiendo la idea de un país más justo no pueden ser simplemente recuerdos de una gesta heroica pero derrotada.
Un proyecto vigente
La experiencia de la Unión Patriótica durante los decenios de 1980 y 1990 no es la historia de algo pasado. No debemos cohonestar con la versión mediática que repite que la UP fue exterminada. La Unión Patriótica es algo vivo y vigente. Durante aquellos momentos de ilusión cuando el país se llenó de pinturas de palomas blancas como símbolo del anhelo de paz del pueblo colombiano, nació la UP como una apuesta por la vida que aún sigue pendiente de concretar.
Hoy, que el Acuerdo de Paz se enfrenta a feroces amenazas y su implementación es torpedeada por los sectores más reaccionarios, es cuando debe sonar más fuerte la voz de las víctimas exigiendo su cumplimiento y el respeto por la vida de los excombatientes y los líderes sociales que están siendo asesinados. La Unión Patriótica sigue al lado del pueblo colombiano acompañando los procesos democráticos y de liberación. Aquí estamos vivos y luchando. Nos golpearon y nos siguen golpeando, pero nunca nos podrán derrotar.