Poema de Pablo Arciniegas
A Dilan Cruz (2001-2019)
Hoy no hay paz en Colombia.
¡Jamás!
En contacto con el fuego,
la violencia dispara sus semillas.
Fuego parabólico
que abren las armas no letales.
Proyectiles,
fracturan el cráneo
y exponen la materia gris.
Lo vi por el noticiero:
transmisión de diecisiete horas continuas
que pulveriza el
páncreas
y deja seco el hígado.
***
Yo salí a marchar
y me sentí un sarcófago.
Salí a marchar
y supe que
estaba marchito.
Lo estuve
hasta que me gasearon:
los lagrimales inflamados
borran la falta de sueño y
las aturdidoras son
una terapia de reacomodación
de los huesos
del oído.
El cuerpo parece eterno, cuando está en peligro.
Lo juro,
de milagro, me sentí curado
de la bilis negra
las manos frías
y la indolencia,
cuando nos persiguió el Esmad,
y en la huída me encontré con la siguiente escena:
un capucho,
arrodillado,
le aclaraba
la mirada a su perro,
con paños de bicarbonato.
Era un retriever muy bello.
***
Hoy no hay paz en Colombia.
Nessun dorma.
Que trasnochen todos,
Que nos pesen esos párpados
y la cabeza.
Mañana, vagos de mierda…
¡Mañana nadie va al trabajo!,
Porque esta noche no es lluvia lo que revienta en la cornisa,
¡son las cacerolas!
Las hacen sonar como los cascos de mil caballos.
Las hacen sonar como un caballo
que corre con mil piernas.
Las hacen sonar
como el chasquido de
dieciocho niños.
Que imitan una cabalgata con su lengua.
***
Es el golpe en el teflón,
lo que me lleva hacia la hoguera.
Congregados
me esperan los empleados de un callcenter,
las brujas,
los anarquistas jubilados,
y otros espantos de la clase media.
Ellos le enredan la mente a la gente,
como la crin a las yeguas.
¿Cómo no voy a bailar alrededor de su fuego?
Si purifica hasta la sal y el vidrio pulverizado.
¿Cómo no?
Si el otro día va llegando viscoso
y negro y pesado.
***
¡Hoy no hay paz en Colombia!
Salgan a morder la mano.
Salgan a patear la lonchera.
A escupir al cielo.
A frentear
el pánico.
(El pánico,
son peores sus consecuencias).
¡El arrodillado que se levante!
El muerto
que salga de su escritorio
y deje de trabajar.
El despierto,
que alucine.
La claridad que retorne a su caverna.
***
Desde hoy se suspende la siguiente fecha.
El amanecer entra en paro indefinido.
No hay futuro.
No se merece,
simplemente.
Nacerá, tal vez, del ovario de una orquídea
negra.
Llegará sin darnos cuenta,
como un sueño.
Se imagina
cómo sería Colombia
sin tanta desigualdad.
Se imagina cómo sería si no fuera un país tan violento,
tan obtuso, tan corrupto
tan criminal.
Se imagina cómo sería, si aquí no lo mataran
por pensar distinto
Se imagina que hubiera libertad de cátedra, que
el salario no fuera tan miserable.
Imagínese,
por un momento,
que aquí no fueran tan moralistas,
tan indiferentes.
Por un momento.
Imagínese que Colombia no fuera un país que
bombardea a los niños, mata bachilleres
y desaparece indígenas.
Un país sin Ejércitos.
Sin tanto odio a la
pobreza,
su propia gente.
***
Hoy no hay paz en Colombia.
No.
Salí a marchar:
A perturbar el tiempo.
A posponer la siguiente fecha,
el día corriente,
el olvido perpetuo,
el eterno retorno.
Hasta que se pueda soñar sin pena,
y hasta que se pueda vivir sin miedo.
Y a decir,
una vez más:
¡Soy estudiante!
No lo escuché.