Sistema financiero en cuidados intensivos

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En Estados Unidos hay 40 millones de pobres e indigentes

Bajo la administración de Trump se bajaron las tasas de interés en forma sucesiva. Ya no se pueden bajar más, están en el piso. Y, sin embargo, no hay estímulo a la producción

Ricardo Arenales

El pasado 27 de agosto, el presidente de la Reserva Federal, Jeremy Powell, hizo un balance de 40 años de política monetaria de los Estados Unidos. Esta mirada comprende el período de gobierno de Ronal Reagan hasta hoy, es decir, desde que se afianzó el neoliberalismo como política mundial. Que para América Latina fue también la época del terrorismo de estado, de las dictaduras militares, del Plan Cóndor, y para Europa, de la “restauración conservadora” de la señora Margaret Thatcher, en Inglaterra.

Había en ese momento una crisis muy grande en la economía mundial y el neoliberalismo se proclamó como la tabla de salvación. Se expresaba en un estancamiento productivo, pero con crecimiento acelerado de precios y tasas de interés elevadas.

Cuatro décadas después, Powell ha dicho que la política monetaria restrictiva que Estados Unidos impuso desde los años 80 ha llegado a su fin bajo la actual administración de Trump. Se adelantó a asegurar que antes de la pandemia del covid-19, su país había alcanzado la política de pleno empleo. En efecto, a diciembre de 2019, el desempleo era del 3.5 por ciento.

Cae la producción

Los economistas más reconocidos sostienen que cuando hay pleno empleo, se da también una expansión de precios. Pero esto no sucede en Estados Unidos. Las estadísticas no reconocen inflación, pero el impacto es negativo en términos de producción y productividad.

Powell dice que las autoridades económicas pactaron en 2012 una proyección de crecimiento para la siguiente década en un promedio del 2.5 por ciento. Sin embargo, antes de la pandemia, ese crecimiento se situó en el 1.8 por ciento. El dato muestra una caída en la producción en Estados Unidos, fenómeno al que se suman los desastres de la pandemia, ya conocidos en la literatura política.

Bajo la administración de Trump se bajaron las tasas de interés en forma sucesiva. Ya no se pueden bajar más, están en el piso. Y, sin embargo, no hay estímulo a la producción. Con Trump bajaron los impuestos a las ganancias de las grandes fortunas, a las grandes empresas, y a pesar de esto, Powell reconoce que no hay crecimiento de la productividad ni de las inversiones, y por tanto, la política monetaria ya no sirve para resolver los problemas de la principal economía del sistema mundial, que son los Estados Unidos.

Crece más la deuda

El desempleo, que en diciembre estaba en 3.5 por ciento, se disparó al 14.5 por ciento en junio pasado. Han sido registrados 40 millones de pobres en la mayor potencia del mundo. Bajo administraciones anteriores, por ejemplo la de Bush hijo, estas crisis se resolvían con deuda pública, una tendencia global. Y se tiene, según estadísticas de la propia Reserva Federal, que la deuda pública global creció en un 330 por ciento del PIB, que es el que genera bienes y servicios. En el mundo hay un stock de deuda pública tres veces mayor a lo que se produce en un año. En cualquier momento puede estallar una crisis de deuda muy grande.

Pero si se discrimina por regiones, en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, las más desarrolladas, esa deuda creció en un 390 por ciento. A la situación de Estados Unidos se suma el deterioro del problema social, con el empobrecimiento de la población, el errático manejo de la pandemia, el estallido social por la política racista de la administración y la violencia policial, que allá califican como del gatillo fácil, en fin, una protesta social muy fuerte.

Exprimen a los trabajadores

Lo curioso es que, en medio de la pandemia, de un hundimiento económico, del hambre sin precedentes, el mercado de valores está en auge, y los más ricos de entre los ricos, son más ricos que nunca. Y aunque se reconoce que la economía no se recuperará plenamente, aún si disminuyen los contagios, las empresas hacen esfuerzos denodados por aumentar los precios de sus acciones.

La ensambladora de autos eléctricos Tesla redujo durante la pandemia un 10 por ciento el salario de sus trabajadores; pero se disparó el precio de sus acciones, y la fortuna personal de su director general, Elon Musk, pasó de 25 mil millones de dólares a 100 mil millones. Salesforce, compañía de programas informáticos para la industria y el comercio, anunció récord de ventas un día, y 24 horas después el despido de mil trabajadores. Sus acciones subieron un 26 por ciento en la bolsa.

La economía mundial está en caída libre. El PIB de los países de la OCDE, las mayores economías, cayó un 10 por ciento en tres meses. Y se espera que el PIB mundial disminuya este año en un 5 por ciento. Sin embargo, el mercado de valores sube, insensible a todo esto, al tiempo que los extremadamente ricos tratan de exprimir hasta la última gota a los trabajadores.

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