“Solo deseo un trabajo digno”

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Imagen ilustrativa.

Renata Cabrales
@RENATARELATA 

“Yo nunca he pretendido prostituirme debido a la necesidad económica que tengo. Pero acá en Colombia muchos hombres creen que todas las venezolanas salimos de nuestro país con esa única intención y entonces se quieren aprovechar de una. Por ejemplo, en mi caso, me ví en la obligación de salir prácticamente huyendo de Medellín porque un hombre, cliente del casino en el que trabajaba en ese momento, en horas de la noche, intentó abusar de mí y me trató con violencia porque yo no quería salir con él. Como estaba muy asustada y no había nadie a mi alrededor para ayudarme, tuve que defenderme por mi propia cuenta, entonces, le rompí en la cabeza una botella que tenía a la mano”.

Así inicia su relato Yorelis Sánchez*, quien ha pedido cambiar su nombre por miedo a perder el actual trabajo que tiene, donde se encuentra alienada, acosada laboralmente e incluso sexualmente, pero que infortunadamente es lo único que tiene por ahora, y  lo que es peor, se enteró de que el hombre al cual tuvo que agredir para defenderse de su abuso, es un supuesto “traqueto”, quien, según ella, debe estar buscando venganza.

“Salí de Venezuela debido a la mala situación económica, allá era imposible un empleo o al menos tener un salario que cubra las necesidades básicas. Tengo un hijo de nueve años que es la razón por la cual decidí salir de mi país a buscar un empleo en otro lado para poder mantenerlo, a él y a mí madre, pues ella es quien me lo cuida. Llegué con mi hermano a Medellín, el 24 de febrero de 2018, y ahí trabajé un tiempo en la informalidad, mi hermano se fue a Perú y me quedé sola y luego tuve que huir y llegué a Bogotá”, afirma Sánchez.

Yorelis es una de tantas venezolanas que han salido de su país, debido a la crisis económica que le ha impuesto el gobierno de Estados Unidos, con la venia de países como Colombia, cuyo gobierno de ultraderecha, siempre de rodillas ante el imperio, es capaz hasta de buscar cualquier excusa para desatar una guerra contra el país vecino y solo por quedar bien con el país imperialista que lo único que busca es defender intereses económicos en medio de sus guerras intervencionistas.

La situación de venezolanas en Colombia

Según datos de Migración Colombia, desde mediados del año pasado se han tramitado 181.472 permisos de permanencia, documento que les permite a venezolanos y venezolanas trabajar por dos años en el país, afiliarse a la seguridad social y tener una cuenta bancaria. Lo cual significa que pueden trabajar de forma legal.

Cierto es que según estudios realizados por la Secretaría Distrital de la Mujer y el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá, Colombia tiene los más altos números de venezolanas, que acuden a la prostitución como opción de vida o medio de supervivencia, pero esto no es un problema exclusivo de venezolanas en Colombia, el fenómeno de la inmigración que afecta hoy en día al mundo entero, hace que sean las mujeres, como en cualquier caso de emergencia social, las más vulnerables a la hora de buscar la forma de cubrir las necesidades básicas de sus hijas e hijos, incluso, padres y madres que ya son adultos mayores, pues como es de saber, las mujeres son las encargadas, en la mayoría de las culturas, de la economía del cuidado.

Así pues, este fenómeno de la prostitución por crisis económica, no solo lo han padecido las venezolanas por la crisis del país bolivariano, sino incluso, en Colombia, durante la época del conflicto armado, muchas mujeres en situación de desplazamiento, despojadas de sus tierras por grupos paramilitares, se veían en la obligación de vender sus cuerpos en otras ciudades del país, para poder mantener a sus familiares. Nada cambia en estos casos, los cuerpos de las mujeres siempre han sido y seguirán siendo “botín de guerra”, mientras el mandato masculino obligue al ser humano a destruirse en medio de guerras absurdas.

Permiso para trabajar dignamente

Yorelis Sánchez consiguió el permiso que otorga migración para trabajar legal y dignamente en Bogotá. Así, ha trabajado en restaurantes y diferentes cigarrerías, pero no ha recibido un salario que le alcance para el sustento de su hijo, “hace poco comencé a trabajar en una cigarrería del barrio Palermo en Teusaquillo, el dueño y no digo el nombre para conservar el trabajo, me hizo un contrato verbal y entonces me dijo que no tendría que trabajar los festivos, pero después me salió con que sí tenía que hacerlo, y así poco a poco ha ido abusando en muchos sentidos, hasta el punto de meterse en mi vida personal y enojarse porque hago caso omiso de sus coqueteos, pues él, al parecer, cree que todas las venezolanas venimos a prostituirnos y tenemos que dejar que nos irrespeten porque estamos necesitadas… Deseo un trabajo digno, yo vine a trabajar, estoy acostumbrada a hacerlo, pues en mi país yo siempre tuve un buen empleo antes de la crisis y podía mantener a mi hijo”, narra la mujer, quien mantiene la esperanza de conseguir un mejor trabajo en Bogotá.

* El nombre ha sido cambiado a petición de la entrevistada, por temor al hombre que se vio en la necesidad de agredir, en defensa propia y por temor además, de perder el trabajo que tiene en la actualidad.