“Somos grito de gritos, cacerolas de luz…”

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Las amas de casa han sido un nuevo participante de las manifestaciones. Foto J.C.H.

El presidente Iván Duque defiende su paquetazo mientras que millones de colombianos se mantienen en movilización con diversas formas que evidencian un malestar generalizado ante el modelo económico

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino

No solo los disfraces, sino los bailes, los grupos musicales, los títeres, los payasos, los flash mobs, los performance, las máscaras y las batucadas, entre otros, le han dado colorido y espectacularidad a las movilizaciones que se realizan en las principales ciudades del país; también lo hicieron el concierto llamado “Cacerolazo sinfónico” el pasado 27 de noviembre en el Parque de los Hippes en Bogotá, y lo hará el concierto del paro a realizarse el 8 de diciembre en la Plaza de Bolívar de la misma ciudad.

El concierto o cacerolazo sinfónico consistió en la reunión de más de 300 músicos dirigidos por el maestro y docente de la Universidad Nacional, Guerassim Voronkov, quienes interpretaron Colombia Tierra Querida y un movimiento de la novena Sinfonía de Beethoven. Miles de bogotanos acompañaron con cacerolas.

La carta

El mismo día de la segunda gran movilización nacional, 27 de noviembre, la bancada alternativa del Congreso de la República que apoya el paro nacional y el Comité Nacional de Paro enviaron una misiva al presidente de la República, Iván Duque, en la que le exigieron un diálogo incluyente, democrático y eficaz.

Hay que recordar que ya se había dado un acercamiento entre el presidente y el Comando Nacional Unitario, pero el segundo se había levantado de la mesa porque el Gobierno quiso invitar a otros sectores.

Los puntos de la carta dirigida al Palacio de Nariño piden que se garantice la participación amplia de todos los sectores participantes de las movilizaciones. También pidieron que la agenda contenga: “i) pliego de peticiones del Comité Nacional del Paro sobre la política económica y social del Gobierno, y cumplimiento de los acuerdos suscritos con los movimientos estudiantil, campesino y sindical, los pueblos indígenas y afrocolombianos, raizales y palenqueros, las comunidades del Chocó y Buenaventura, y otros sectores sociales; ii) implementación integral del Acuerdo Final de Paz, y que se exploren posibilidades para retomar los diálogos con el ELN; iii) política de seguridad, derechos humanos y asesinatos sistemáticos de lideresas y líderes sociales, y de excombatientes de las FARC; iv) reforma política y electoral, normas y medidas para luchar contra la corrupción; y v) medidas para garantizar los derechos de la naturaleza y la protección del medio ambiente”.

Finalmente, solicitaron garantizar el derecho a la protesta, desmilitarizar las ciudades, cesar las acciones violentas contra las movilizaciones pacíficas por parte de la fuerza pública.

Batucada en Bogotá, el pasado 21 de noviembre. Foto J.C.H.

La respuesta

Por su parte, el primer mandatario de los colombianos, dijo el pasado 2 de diciembre que si el ELN quería sentarse a negociar debería cesar todas las acciones militares y liberar a los secuestrados para no terminar validando la violencia: “No puedo ser un Presidente que hable de paz y que permita que haya criminales atentando contra el pueblo colombiano, porque eso es una hipocresía con las personas que son víctimas de esas organizaciones”.

Y sobre la comunicación, el mismo día aceptó un diálogo directo con el Comité Nacional de Paro, no sin antes invitarlos a no realizar más movilizaciones que afectan la economía nacional ad portas de las fiestas decembrinas, especialmente la programada para el 4 del presente mes.

En un balance realizado por el Partido Comunista y la Juventud Comunista, JUCO, las movilizaciones de noviembre dejan avances y logros: Se constituye en la acción unitaria de masas más importante en la historia política del país; la contundente y multitudinaria expresión de lucha y resistencia popular posibilitaron alcanzar los objetivos y metas proyectadas; la integración de las luchas urbanas y rurales, al igual que la coordinación y articulación del conjunto de las expresiones del movimiento sindical, social y popular fueron la garantía para el éxito del paro nacional; y la unificación de los propósitos políticos (contra el paquetazo neoliberal, por la vida y la paz), posibilitaron ganar identidad y sentido de pertenencia de todas las organizaciones y procesos participantes.

Grupo de danzas de profesores en
movilización en la capital del país. Foto J.C.H.

Las marchas siguen

Por su parte, al cierre de esta edición, la convocatoria a la movilización del 4 de diciembre, 4D, se mantenía por parte del Comando Nacional de Paro. Invitaban a una movilización “pacífica y festiva, que lleve un mensaje contundente al Gobierno nacional y a todas las instituciones, de que la ciudadanía de Colombia cambió y que no está dispuesta a seguir con miedo, ni a aceptar reformas que sigan deteriorando sus derechos, ni menos a permitir que se siga atentando contra el liderazgo social y se continúe impidiendo la construcción de la paz”.

En otro de sus apartes expresan que el único cansancio que tienen es con la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades para los jóvenes, con la violencia, la corrupción, la inseguridad, el desempleo y los empleos precarios, el modelo económico que genera muchos privilegios para unos pocos y la ineptitud gubernamental.

“Podemos escribir en las páginas del futuro de nuestro país que, en vez de reforma laboral, reforma pensional, privatización de lo público, corrupción, incumplimiento de acuerdos, genocidio indígena, destrucción del aparato productivo industrial y agrario nacional, depredación del medio ambiente, etc., lo que tiene que empezar a construirse a partir de lograr la paz, es la democracia plena”, dice la convocatoria.

El arte: otra vía

Las manifestaciones folclóricas son otras formas como la sociedad ha respondido a la represión policial. Las redes sociales dicen que esta generación ha gritado tan alto que el país está despertando. Se ha entendido que el problema no es el actual Gobierno, sino el modelo económico que este representa y defiende. Y son muchas las formas, como la música, las usadas para exclamar que se sueña y se quiere construir una sociedad diferente.

Por eso, en versos del carranguero mayor, Jorge Velosa, en apoyo a las movilizaciones, este dice: “Somos miles de miles y dijeron que mil; somos gente de bien y dijeron ‘de mal’; flores que van cegando por querer un país, un paisito de todos para vivir en paz. Somos grito de gritos, cacerolas de luz, un trueno que retumba con la fuerza del mar cuando rompe el letargo que acumula en su ser, cuando dice: ‘Allá voy’ y decide empujar. Todo eso somos, somos; todo eso y mucho más, vencedores del miedo, del odio y del dolor, soñadores de sueños con derecho a soñar, armados de la gana que la vida parió con el eco del trueno, con la fuerza del mar”.