La hegemonía política que sufre la sociedad, el modelo económico impuesto y la exigencia de cumplimiento de los acuerdos de paz, exigen más y mejores niveles organizativos para que sean las mismas organizaciones sociales y comunidades, quienes asuman la dirección de procesos que conlleven transformaciones de fondo
Comisión Nacional Sindical – Partido Comunista Colombiano – PCC
Sin duda alguna, el modelo de acumulación con características neoliberales ha fomentado en la población colombiana un desinterés por participar de manera colectiva en distintos espacios organizativos, debido a una guerra del Estado contra el pueblo, pero también por unos partidos políticos tradicionales (liberal-conservador), que con sus respectivas mutaciones (Cambio Radical, Partido de la U, Centro Democrático, ente otros) ignoraron completamente a los ciudadanos.
Estas agrupaciones políticas representaron y representan castas que hasta la fecha siguen siendo de las mismas familias dueñas de los medios de comunicación y sectores productivos que influyen en el sector financiero, comercio, terratenientes y grandes ganaderos, todos ellos ahora entroncados con la burguesía trasnacional y en los conglomerados multinacionales.
Este grupo minoritario, ha puesto sus intereses por encima de las necesidades de la población durante más doscientos años, a tal punto de quitar y poner presidentes, congresistas y demás “representantes en los escaños de elección popular”, mediante métodos violentos para mantener al pueblo desorganizado, desinformado, y de esta manera acumulando enorme desconfianza en las instituciones gubernamentales.
El momento actual y la paz
En reciente encuesta de Gallup, los partidos políticos acumulan una imagen negativa de 87% de los encuestados, a su vez, la justicia tiene un 83% de imagen negativa y ven la corrupción como un elemento ligado a las mismas castas de familias y su círculo predominante, solo para mostrar que todo este acumulado de malos manejos del Estado por los distintos gobiernos a lo largo de la historia, amerita un cambio de rumbo.
El punto 2 de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y las FARC-EP sobre Participación política: Apertura democrática para construir la Paz, muestran un camino: Hombres y mujeres históricamente excluidos, deben buscar una forma organizativa que les permita participar en las transformaciones que a gritos reclama la sociedad colombiana, como parte de la comunidad latinoamericana y dejar de ser cabeza de playa de los poderes imperiales. Sólo estando organizados podrá reconstruirse un país con mejor vivir que redistribuya la riqueza extraída del subsuelo, creando mayores oportunidades para todos y todas.
El camino nos lo están enseñando los paros cívicos que se desarrollaron a lo largo del Pacífico colombiano y que se vienen organizando en distintas partes del país para seguir en esa senda.
El XXII Congreso del Partido Comunista Colombiano, PCC, tiene que marcar un punto muy alto en el tema de organización de los y las colombianas en todos los espacios, sectores y regiones, sin excepción: Los afrocolombianos, indígenas, campesinos, mujeres, trabajadores estatales, obreros fabriles, mineros, profesionales, maestros, comunidad Lgbti, estudiantes, desempleados, trabajadores por cuenta propia, cooperativistas, cívico-comunales, pensionados y todas las nuevas manifestaciones que sobreviven en semejante sociedad tan desigual; deben organizarse hacia esas transformaciones requeridas y negadas durante tantos años, y que el Estado y la oligarquía a través de sus medios de comunicación nos ocultaron, culpando a la insurgencia de ser responsable de todos los males. Una vez las FARC-EP han dejado las armas, comienza a caerse la máscara y deja ver las enorgmes desigualdades y los malos manejos de quienes han mantenido el poder.
Es por esto que la población debe apropiarse de los acuerdos, en especial todo lo relacionado con la participación política de las comunidades en espacios como las veedurías y escenarios de control ciudadano, los medios de comunicación, las garantías para la protesta, la movilización popular y la vinculación en los distintos consejos territoriales de planeación y formulación de políticas públicas en beneficio de la ciudadanía. Sin olvidar las garantías que se le debe brindar a las distintas organizaciones ya existentes.
Preguntas para reflexionar
Primero, ¿por qué razón las personas de los diversos sectores y regiones no están organizados? Para empezar a responder este interrogante, se debe partir del hecho de que por causas del individualismo, el temor y no querer informarse de los derechos consignados precariamente en la Constitución Política, creencias que establecen algunos sectores religiosos de ser conformistas porque un ser superior ya estableció el destino e infortunio de cada persona. Ausencia de pedagogía y de lucha por derechos negados; la gente no ve la necesidad de organizase. Se le debe sumar también el hecho de que no sienten seguridad en las personas que dirigen lo organizaciones. Por último, las distintas prácticas como el burocratismo y su falta de comunicación y trabajo con sus bases, generan prevenciones y desconfianzas en las comunidades o sectores que deben organizarse.
El segundo interrogante es ¿qué hacen las organizaciones para atraer a más personas?, es decir, ¿transforman su discurso, su imagen y sus prácticas para enamorar a la población? En esto falta avanzar mucho a las diferentes organizaciones, pero es urgente y necesario romper con aquellos estigmas, paradigmas y prácticas del siglo pasado. Se habla entonces de renovar y de innovar en el accionar político. Mantener la iniciativa en el sentido de que es posible con la unidad de las comunidades lograr tener éxito en tareas que mejoran su modus vivendi, sintonizar a la gente con los nuevos tiempos, que son y serán tiempos de cambio, de modo que permitirá que las organizaciones crezcan y se fortalezcan. Así se evidenciará la gran importancia que tiene trabajar de manera organizada y en colectivo.
A modo de conclusión
En la etapa actual del país, derivada de momentos de reconciliación, la unidad de todos los comunistas es urgente y de gran importancia, para empujar e impulsar a la organización de las comunidades, lograr procesos de cambios y transformaciones en todos los sectores de la población, pero también encaminados a la consolidación de la paz con justicia social, derrotando el anacrónico modo de producción impuesto con su modelo neoliberal y establecer uno nuevo que, además respete el medio ambiente y establezca métodos democráticos en la confrontación de opiniones y no mediante la amenaza, el crimen, la conseja, la mermelada y el clientelismo.