Redacción internacional
Una oleada continental de indignación y de rechazo, produjeron las declaraciones del autoproclamado ‘presidente encargado’ de Venezuela, Juan Guaidó en el sentido de que aspira a “rescatar” la señal de la multiestatal Telesur, para ponerla “al servicio de la verdad”.
De inmediato, quienes se ocuparon de comentar la noticia, no vacilaron en señalar que la idea no es original de Guaidó, quien ha actuado como títere al servicio de los Estados Unidos, y que detrás del anuncio está ni más ni menos que otro intento de Washington y del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de apoderarse de un canal televisivo que desde hace rato les resulta incómodo a los intereses de la reacción nacional venezolana e internacional.
Se trata de una estrategia diseñada por Estados Unidos en el marco de la guerra que libra contra la Revolución Bolivariana. El objetivo es apoderarse de uno de los pocos canales de televisión en el mundo que cuentan la verdad tal como es.
Canal favorito
En efecto, Telesur es considerada el canal favorito de noticias internacionales en español. Así lo confirma una encuesta reciente, adelantada por el periodista Carlos Montero, ex analista de CNN. De acuerdo a esa consulta de opinión, el 42.8 por ciento de los entrevistados consulta a Telesur; Rusia Today ocupa el segundo lugar de las preferencias, con el 31.2 por ciento, y en tercer lugar CNN, con el 17.8 por ciento. En cuarto lugar de las preferencias aparece NTN24, con el 8.2 por ciento de favorabilidad.
Las cifras se hicieron públicas coincidiendo con el anuncio de Guaidó, quien desea apropiarse de Telesur, como lo hizo en el pasado reciente con la petrolera Citgo o con la filial de Pdvsa Monómeros de Colombia.
Una de las primeras en reaccionar, desde luego, es la presidenta de Telesur, Patricia Villegas. Dijo que Guaidó habla desde el desconocimiento y criticó “sus amenazas en redes sociales”, incluso cuando se ufana de “defender la libertad de expresión”.

Revolución del periodismo
En conversación con su homólogo cubano Cubadebate, Villegas dijo que el imperio ha dado la orden de asaltar este canal multinacional. “Telesur es más que un canal. Es una revolución del periodismo revolucionario. Sin su gente revolucionaria, Telesur no existe”, dijo por su parte Arleen Rodríguez Derivet, de Cubadebate.
“Rechazamos enérgicamente amenazas contra la voz y la imagen de los pueblos que luchan y resisten la embestida imperial. Desde Nuestra América y el mundo #VivaTeleSUR”, dijo en su cuenta de tuitter el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
“Telesur es la voz de los pueblos, de los que nunca tuvieron espacio en las grandes corporaciones de la comunicación. El deseo de Guaidó es tener un medio de comunicación para los narcotraficantes, paramilitares, ladrones y bandas criminales”, aseguró por su parte la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en un duro pronunciamiento contra las pretensiones del diputado.
Apegada a la verdad
La Unión de Periodistas de Cuba, UPEC, en un extenso pronunciamiento, dijo por su parte: “Guaidó lo que busca en verdad es ocultar la realidad de América Latina. Las declaraciones de Guaidó tienen el patrocinio de la administración de Donald Trump y su mirada de América Latina como patio trasero. Pretenden que la única voz sea la de los medios de comunicación al servicio de las oligarquías mediáticas. Esta trinchera de ideas que es Telesur, como la definió Fidel Castro, lleva tres lustros apegada a la verdad, con un invaluable compromiso con los pueblos y la construcción de la unidad regional”, puntualizó la UPEC.
Miles de voces que se han pronunciado en defensa del canal venezolano, coinciden en señalar que Telesur es una herramienta imprescindible en el campo de la información. Tiene un carácter plurinacional y multiestatal, que la hace única en América Latina. Señalan que el golpe de Estado contra el presidente Evo Morales en Bolivia, hubiera pasado desapercibido, si no hubiera sido, por Telesur.
El canal ha denunciado la represión en Honduras tras el golpe a Manuel Zelaya; la barbarie del Esmad en Colombia. Acompañó las negociaciones con la guerrilla de las Farc, y las que se adelantaron en Ecuador con el ELN. Ha expresado la solidaridad con el pueblo palestino, con el pueblo sirio, ha denunciado los crímenes sionistas de Israel en el Medio Oriente. Sus camarógrafos y periodistas acompañan las acciones de los pueblos en lucha. Es lo que le molesta a la Casa Blanca y a sus turiferarios.