El TIAR divide a América Latina

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Avión de la fuerza aérea norteamericana. Foto John Torcasio para Unsplash.

“Resulta doloroso que países que fueron invadidos por tropas estadunidenses y cuyos pueblos fueron masacrados en aplicación del TIAR, hoy avalen un crimen semejante contra un país hermano”, dice una declaración del gobierno venezolano

Alberto Acevedo

El pasado 11 de septiembre, 46 años después del fatídico golpe militar que el general Pinochet propinó contra el presidente mártir de Chile Salvador Allende, con el auspicio de la CIA y de multinacionales norteamericanas como la ITT, un grupo de países miembros de la OEA decidieron activar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca TIAR, contra Venezuela, una decisión calificada como “infame” por varios gobiernos de la región.

El TIAR es una rémora de la Guerra Fría, aprobado en 1947 en Río de Janeiro, con la intención de responder “a un ataque armado por cualquier Estado contra un país americano”, el que “será considerado como un ataque contra todos los países americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”.

El lenguaje sibilino utilizado por la anterior norma, oculta que el verdadero propósito del TIAR era el de frenar la “invasión soviética”, en el marco de la histeria tras los resultados de la Segunda Guerra Mundial. Principio cimentado en la doctrina Monroe, en la que se establece que América Latina y el Caribe están dentro del área de influencia de los Estados Unidos, país que no permitirá que ninguna otra potencia extranjera tenga injerencia en la zona.

Ocultando el intervencionismo

Consecuente con el espíritu que le dio origen, el TIAR jamás se activó para proteger a país latinoamericano alguno, víctima de agresión extranjera. Se tapó los ojos frente a la agresión norteamericana en Guatemala, en 1954, para derrocar al gobierno constitucional de Jacobo Árbenz; en 1961 frente al desembarco de mercenarios en Bahía Cochinos, para derrocar el gobierno revolucionario cubano; en 1965, cuando los marines norteamericanos actuaron para derrocar el gobierno democrático de Juan Bosch en República Dominicana. Tampoco se puso en marcha para detener la masacre en Granada, en 1983, para apartar un gobierno incómodo a la Casa Blanca, o contra la invasión a Panamá, en 1989.

Por el contrario, el TIAR y la OEA, actuaron como cortesanas de la política intervencionista norteamericana, y le dieron la bendición a las agresiones contra los pueblos latinoamericanos. En el caso de la guerra contra Las Malvinas, Argentina sí invocó, en su defensa el mecanismo del TIAR, buscando la solidaridad de los gobiernos de la región. Pero Estados Unidos y Colombia se opusieron a la aplicación del tratado. Curioso que hoy, sean precisamente Estados Unidos y Colombia quienes invoquen el mecanismo agresor, para aplicarlo contra el gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela.

El país agredido es Venezuela

En esta ocasión, el gobierno bolivariano de Venezuela, no es agresor de ninguna nación, ni en el continente ni en el mundo. Jamás lo ha sido. Por el contrario, la filosofía nacionalista que inspiró Hugo Chávez, es profundamente respetuosa del diálogo y de los principios de respeto a la autodeterminación nacional y la soberanía de los pueblos.

Venezuela, por el contrario, es el país agredido. Ha sido víctima de una larga cadena de sanciones, bloqueos, en las esferas económica, comercial y diplomática, por parte de la política imperial norteamericana, que obsesivamente sueña con derrocar al gobierno bolivariano para instalar un régimen títere que le permita disponer de las cuantiosas riquezas naturales que posee la patria del Libertador Simón  Bolívar.

La decisión de aplicar el mecanismo del TIAR se tomó en una sesión del Consejo de Seguridad de la OEA, organismo integrado por 34 naciones, de las cuales 18 son miembros del TIAR; de éstas solo 11 votaron por la aplicación del mecanismo, que tiene un componente militar de intervención armada.

Legitima intervenciones militares

La respuesta de Venezuela no se hizo esperar. El mecanismo invocado es un “nefasto instrumento” impuesto por los Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría para “legitimar intervenciones militares en América Latina por razones ideológicas”, dice un comunicado de la cancillería venezolana. “Resulta doloroso que países que fueron invadidos por tropas estadunidenses y cuyos pueblos fueron masacrados en aplicación del TIAR, hoy avalen un crimen semejante contra un país hermano”, señala la declaración.

Rusia y Cuba descalificaron la aplicación del mecanismo, al que señalan como instrumento de una política neocolonial en desuso, trasnochada, que no corresponde a las orientaciones de la política internacional actual. El ministerio de Relaciones Exteriores cubano calificó de “vergonzosa” la decisión de activar el TIAR.

Muy valerosa fue la decisión de la representante mexicana ante la OEA, Luz Elena Baños, quien aseguró que es inaceptable invocar un mecanismo que contempla la fuerza militar, que es contrario a los principios constitucionales de la política exterior mexicana. “El TIAR es contrario a la OEA, que fue creada para fortalecer la paz, la seguridad, el desarrollo y la defensa de los derechos humanos”, precisó la diplomática mexicana.