Tiempo propicio para morir

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Tripulación del Ocean Viking, en plena labor de salvamento.

Un grupo de abogados europeos ha pedido al Tribunal de La Haya que investigue a la Unión Europea por crímenes contra la humanidad, en virtud de su política migratoria

Alberto Acevedo

Por estos días de verano en el continente europeo, las aguas del Mediterráneo ofrecen un paisaje sin igual: el cielo es azul intenso, las aguas son cálidas y ofrecen mejores condiciones para navegar. Se pensará que grupos de veraneantes aprovecharán la ocasión y saldrán a mirar el paisaje y broncearse. Esto, en parte es cierto.

Pero también lo hacen centenares de inmigrantes provenientes de países africanos, donde son víctimas de violencia, torturas, persecuciones, de guerras y del hambre. Se lanzan, por oleadas, aprovechando las aguas tranquilas del mar, para montarse, la mayoría de las veces en balsas de plástico inflables y lanzarse a la aventura de intentar alcanzar la costa de algún país europeo, tramitar una visa, alcanzar el estatus de asilados, un mendrugo de pan, y, eventualmente, asistencia médica, empleo, vivienda. Es la versión europea del ‘sueño americano’.

Por estos días también, se celebra la mayor fiesta del mundo musulmán, credo al que pertenecen la mayoría de los migrantes de esa región del planeta. Se trata del Aid el Adha, conocido como la fiesta del cordero, o del sacrificio. Seguramente evoca el sacrificio del profeta Abraham, que ofrendó la vida de su hijo ante el capricho del Creador.

Denuncia ante La Haya

La guardia costera de estos países, también celebra la fiesta musulmana, y el descuido es aprovechado por los migrantes para salir en grupos numerosos. Pero la mayoría de las veces no alcanzan su destino y mueren en altamar. Según fuentes cercanas a la organización Médicos sin Fronteras, MSF, entre enero de 2014 y julio de 2018, 14.500 migrantes se ahogaron en aguas del Mediterráneo. Entre el 2016 y el 2018, 40 mil personas fueron interceptadas y transferidas a centros de reclusión en Libia y Turquía, denunciados como verdaderos campos de concentración y de torturas. En lo corrido del presente año, esta tendencia muestra indicios de empeoramiento.

Un grupo de abogados europeos han pedido al Tribunal de La Haya que investigue a la Unión Europea por crímenes contra la humanidad, en virtud de su política migratoria. Sostienen que los Estados miembro son responsables de la muerte de miles de migrantes en el Mediterráneo.

En este momento, la opinión pública internacional mira con asombro la negativa de varios países europeos, entren ellos España, a permitir que al menos dos barcos de misiones humanitarias lleguen hasta sus costas y permitan el ingreso de personas que naufragaron en el mar. Se trata de los buques Open Arms, de la organización humanitaria catalana del mismo nombre, con 160 inmigrantes a bordo, entre ellos 30 niños, y del Ocean Viking, de Médicos sin Fronteras, con más de 300 náufragos.

En el altar del mercado

Los líderes europeos, con personajes como el ultraderechista italiano Matteo Salvini, miran hacia otro lado, se niegan a brindar una solución al problema de los migrantes, mientras muchos de ellos, incluyendo mujeres y niños, mueren lentamente de deshidratación y falta de asistencia hospitalaria.

Al cierre de esta edición, un juez italiano derogó una prohibición del ministro Salvini, que impedía el desembargo de naves de rescate humanitario, y permitió el ingreso al país de algunos inmigrantes, especialmente mujeres, niños y enfermos. Los demás siguen a la espera de que algún país europeo haga un gesto similar.

Como el profeta Abraham no vaciló en sacrificar a su hijo por la fe, la vieja Europa, cuna de la democracia, sacrifica hoy los derechos humanos, los principios del estado social de derecho, ante el altar del mercado neoliberal, del racismo y la xenofobia.