El movimiento global contra el pago de la deuda externa tiene una tradición de al menos dos décadas. Es una lucha a la que se vincula la consigna de rechazo al ajuste estructural que impone la banca internacional, con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a la cabeza
Ricardo Arenales
En su homilía ‘Urbi et Orbi’ pronunciada en la misa con motivo de la Resurrección de Cristo y el inicio de la Pascua, el papa Francisco coincidió con los movimientos antiglobalización y por el no pago de la deuda, al pedir, en nombre de la Iglesia católica, que sean eliminadas las sanciones internacionales que pesan sobre algunos países, y abogar por la condonación de la deuda externa.
Apenas unos días antes, el Movimiento Jubileo Sur Américas, hizo público un Llamado global “a la suspensión inmediata del pago de la deuda externa y destinar estos recursos a la atención y cuidado de la población” y para “enfrentar la crisis sanitaria y alimentaria agravada por el coronavirus”.
En su oración de Pascua, el pontífice, ante una Basílica de San Pedro sin feligreses, dijo que la condonación de la deuda facilitaría que los países pobres atiendan mejor la crisis generada por la pandemia del coronavirus. Abogó igualmente por la supresión de las guerras y la suspensión del comercio de armas. “Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas”, puntualizó el jefe espiritual de la cristiandad.
Esclavitud financiera
Jubileo Sur, por su parte, dijo que la banca internacional adopta mecanismos creados para nunca terminar de pagar la deuda externa, “asegurando así el sometimiento de nuestros pueblos a la esclavitud financiera y la dependencia política frente al gran capital imperial”.
“Como pueblos del Sur global no hemos sido consultados para la adquisición de las deudas. Por el contrario, son agentes externos que atentan contra nuestras soberanías, ejemplo de ello es el papel que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han venido desempeñando en las imposiciones de los mal llamados ‘ajustes’. En ello destacamos las reducciones de gastos en los sectores de salud y educación que se han implementado en nuestros países, señalamos además el hecho de contar con la complicidad de los capitales corporativos y los Estados”, dice Jubileo Sur en su Llamado global.
“Asistimos a un contexto de grandes adversidades -agrega el documento- que nos convoca e interpela como pueblos y como organizaciones, al ser quizás uno de los momentos más complejos en términos de impactos globales de las últimas décadas, en relación a este nuevo coronavirus y sus implicaciones en la crisis socio-sanitaria, alimentaria y ambiental. Es necesario reafirmar que los estragos provocados por este capitalismo del desastre se sustentan en un modelo que asegura la concentración del poder corporativo y financiero, así como el pago de la deuda. Estos estragos se han venido sosteniendo e imponiendo en detrimento de los derechos humanos y de la naturaleza”.
Escenarios de lucha
El movimiento global contra el pago de la deuda externa tiene ya una tradición de al menos dos décadas. Es una lucha a la que se vincula la consigna de rechazo al ajuste estructural que impone la banca internacional, con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a la cabeza.
Ha habido momentos de ascenso de esa lucha, que a han tenido como escenarios la Cumbre del G-8, que tiene una cita próxima en este año; las cumbres económicas de Davos, el Foro de Sao Paulo, el Foro Social Mundial, entre otros escenarios.
El entonces primer ministro cubano Fidel Castro, fue el primer estadista en hablar de la ‘deuda impagable’ y lanzó la iniciativa del no pago de la deuda externa, que tuvo amplia acogida entre los movimientos populares, democráticos y de resistencia en América Latina, África y otras regiones. Sin embargo, no fue esa la actitud de la mayoría de gobiernos, que terminaron plegándose a las orientaciones de Washington en el tema.
Tarea urgente
En 1958, en La Habana, Cuba lanzó oficialmente la iniciativa del no pago de la deuda; en España, años después, se lanzó la campaña Deuda externa, ¿deuda eterna?, y, más recientemente, en 2005, en la capital cubana se realiza el Encuentro Internacional del Movimiento contra la deuda.
En 1999 se constituye el Movimiento Jubileo/Sur, en el marco de la Cumbre Sur Sur, que se llevó a cabo en Suráfrica. En este proceso, la consigna por el no pago de la deuda externa ha sido gradualmente incorporada a las agendas de movimientos ecologistas, feministas, juveniles, y organizaciones sociales y políticas de izquierda de diferente índole.
En medio de estos matices, el movimiento global coincide en la necesidad de acabar con el yugo de la deuda externa, como instrumento de control y dominación de los países periféricos, y poner fin al saqueo de los recursos naturales, como un objetivo hoy más urgente que nunca.
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