José Ramón Llanos
Desde 1848 se sabe que es imprescindible la unidad de los proletarios para enfrentar la lucha desigual contra la burguesía. Ya Marx y Engels lo habían previsto y argumentado en el Manifiesto Comunista -por cierto el año próximo ese documento cumple 230 años-. También sabemos que los explotadores son extraordinariamente solidarios, que incluso en momentos de contradicciones no antagónicas, permanecen unidos en la defensa de sus intereses.
Sin embargo, a pesar de tener conocimiento de todas esas circunstancias y necesidades, el movimiento sindical colombiano, ha permanecido criminalmente ausente del conflicto de los pilotos con el monopolio de Avianca. Ni siquiera los trabajadores organizados de los medios, fueron capaces de denunciar el contenido mentiroso de las entrevistas del propietario de la empresa Germán Efromovich y su muñeco Kini, Hernán Rincón.
Consideramos necesaria una expresión masiva y contundente de solidaridad sindical con el justo movimiento de los pilotos de Avianca. Los sindicatos y cooperativas de trabajadores deberían iniciar un saboteo a la empresa Avianca, no comprando tiquetes de ese monopolio mientras dure la huelga y mientras no se reintegre a los pilotos despedidos. Este saboteo debe ser promocionado mediante afiches fijados profusamente y por medio de avisos publicados en los periódicos de mayor circulación.
Esta solidaridad con los pilotos de Avianca, debería convertirse en el punto de partida del relanzamiento, el resurgir de la antigua dinámica y efectiva lucha sindical, aquella que hizo posible la conquista del pago triple del trabajo dominical; del pago de una suma significativa como indemnización por despido injusto; reintegro de todo trabajador, si al momento del despedido había cumplido diez años de antigüedad en la empresa; pago nocturno a partir de la seis de la tarde; -conquista que nos escamoteó el expresidente Álvaro Uribe, quien ahora intenta aparecer como defensor de los trabajadores.
El reinicio de la lucha sindical como antaño, permitiría obtener un aumento del salario mínimo más justo, más consecuente con las exorbitantes utilidades de las grandes empresas. Es necesario desburocratizar las discusiones anuales sobre el salario mínimo, desde ya se deberían convocar movilizaciones hacia el Ministerio del Trabajo, y hacia las oficinas del trabajo regionales, de los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, incluso los trabajadores informales. Es necesario convertir esas discusiones oficinescas, en lucha de todo el asalariado. Además, la dinamización de la lucha sindical cualificaría y potenciaría las movilizaciones contra el capitalismo
Sí Toconlóspilda. Todos con los pilotos de Avianca.