Todos somos Mesetas

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En las entrañas del Meta, en el municipio de Puerto Rico, una zona abandona por el Estado y en medio de diversos conflictos sociales, entre ellos el armado, las comunidades empezaban a convivir en calma después de que en muchos años la guerra tocara sus puertas. “Ustedes no saben lo que es envolverse en un colchón y tirarse al piso para evitar que una bala le dé”, decía una líder comunal a VOZ, cuando le preguntamos el pasado domingo dos de abril, cómo había sido el paso de la guerra, en estos últimos años, a la calma con el proceso de paz.

Y es que este departamento empezó a sentir tranquilidad con el cese al fuego y el acuerdo de paz. Sin embargo, lo que la líder resaltaba de lo bueno que había llegado para  la región, se viene nublando paulatinamente, pues nuevos grupos armados han llegado a la región tras la última marcha de la guerrilla a las zonas veredales. Esta vez los grupos han generado terror con su presencia, vienen cobrando vacunas y amedrantando a la población.

Así viene sucediendo en el municipio de Mesetas, allí Eliver Buitrago presidente de una de las juntas de acción comunal de este municipio, fue asesinado el dos de abril, luego de que, según informaron los habitantes, se negara a pagar una vacuna a los grupos criminales. El líder era reconocido como uno de los lecheros, todos los días hacia su recorrido por algunas veredas para recoger las canecas de leche de las fincas, pero le fue segada la vida con tres impactos de bala.

El tres de abril los negocios y habitantes de mesetas emprendieron un paro como rechazo a esta acción y llamaron la atención de la sociedad y de las autoridades locales y departamentales para frenar la violencia que venían encontrando tras los acuerdos de paz y que hoy se ven empantanados por las acciones criminales de grupos que quieren aprovechar que el actor armado que se ubicaba en la región abandonó el territorio. En una comunicación en redes sociales los habitantes informaron: “Hoy queremos por medio de un paro ser escuchados y pedir soluciones. No queremos seguir trabajando para pagar extorsiones y viviendo con terror.