Septiembre tendrá un día para que miles de trabajadores en todo el territorio nacional elijan sus direcciones nacionales y regionales. La principal central sindical del país se renueva para enfrentar cuatro años del gobierno de Iván Duque que representa más de agresiones económicas contra los sectores menos favorecidos
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
El comité ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, designó a una comisión que se encargará de coordinar pautas para el seguimiento que conduzcan a un exitoso proceso democrático en las elecciones de las nuevas direcciones regionales y nacional de esa central sindical.
Uno de los integrantes de esta es Alberto Vanegas quien habló con VOZ para explicar la manera como el próximo 21 de septiembre miles de trabajadores acudirán a las urnas a elegir el comité ejecutivo nacional de la CUT, de Fecode, direcciones de subdirectivas regionales CUT, y los delegados al próximo congreso de la central.
Una de las características de estas elecciones es que se pasó el tiempo de su realización, pues según los estatutos debieron haberse realizado hace más de un año. La última junta nacional de la central decidió que se llevarán a cabo con acompañamiento de la Registraduría Nacional y con jurados externos.
Elecciones con tarjetón
–En las anteriores elecciones de ustedes en 2013 se denunciaron situaciones de fraude, hubo tutelas, demandas, ¿cómo piensan superar esas prácticas copiadas por varios dirigentes sindicales a los partidos políticos tradicionales?
–Es verdad. En 2013 conocimos casos de sindicalistas que crearon sindicatos de más de 1.500 afiliados, 15 días antes de las elecciones, como en el sector transporte y luego se les veía en las escalinatas llenando formularios de elecciones y votando por un mismo candidato; eso era un gran fraude. Esa situación también condujo a que se realizara un congreso extraordinario en el que se definió un código electoral buscando que esta vez el proceso fuera de manera electrónica y biométrica. Se hicieron todos los esfuerzos hasta el mes de mayo, pero finalmente por dificultades económicas y -hay que decirlo- por falta de voluntad política, iremos en un proceso de votación tradicional, por tarjetón.
Se están haciendo los esfuerzos para establecer controles como tener jurados externos al movimiento sindical, en lo posible serán estudiantes de grado once como manera de evitar intervenciones extrañas en las elecciones y los escrutinios.
–¿Cómo deciden que sean estudiantes de secundaria los encargados de ser jurados de votación?
–Lo que se hizo fue recoger una experiencia de los sindicatos de los educadores donde estos procesos se hacen con un sitio, una mesa fija y con el apoyo de los estudiantes: pero también hay regiones donde la Registraduría delegará unos funcionarios quienes apoyarán y harán la observación y escrutinio para impedir burlar la opinión y decisión de los trabajadores.
–En 2013 hubo lugares donde votaron todos los trabajadores y supuestamente todos por el mismo candidato, ¿se garantizará que eso no se repita?
–Pues se frustró la posibilidad de modernizar y democratizar más el sistema eleccionario. Pero cada día se ve la necesidad de organizarlo más, aunque estamos haciendo esfuerzos para dar garantías a todos los sectores con la implementación de los jurados externos, con los que deben contar todos los sindicatos.
Falta debate de ideas
–¿Cómo explicar que en el sector sindical se realicen prácticas similares a las que utilizan los partidos políticos de la derecha, cuando se supone que el sindicalismo hace parte del movimiento social que se la juega por la construcción de un país diferente, democrático?
–Hay una crisis política y organizativa, una pérdida de los principios, pero también hay que reconocer que no son todos los sectores. Conocemos procesos eleccionarios donde se presentan todas las fuerzas políticas y están pendientes de los procesos, como en los maestros. Pero también hay sectores donde la urna está en la oficina del sindicato, todo manejado por una fuerza que hegemoniza.
A pesar de eso, la CUT es la central más representativa, la más combativa, la más plural y la más amplia. Hay otras centrales donde tienen presidentes vitalicios, eso ya es una deformación total. Pero como sector clasista nos hemos mantenido como una expresión crítica de lo que ocurre en el movimiento sindical y en la misma izquierda, que ha perdido el sentido estratégico de la clase obrera, que hay que rescatarlo. Lo malo es ver que en este proceso eleccionario lo que menos se tiene es debate de ideas.
–¿Como es eso de que se han perdido los principios?
–Deberíamos evaluar hasta dónde construir una central única en el país. El nivel de sindicalización en otras partes del mundo es muy importante mientras que en Colombia solo es el 4%. Pero también se nos asesina; ha habido eliminación del movimiento sindical. Hay que encontrar las deficiencias internas, evaluar hasta dónde pensamos construir una verdadera central que defienda los intereses de la clase trabajadora.
–Luego de los resultados de las elecciones parlamentarias y a la Presidencia de la República, estas elecciones de ustedes toman una mayor importancia. ¿Cómo debe quedar conformada la nueva dirección de la CUT para que responda a estos desafíos?
–En la última junta nacional nos declaramos en oposición a la continuidad del modelo neoliberal y su profundización como lo representa el gobierno de Duque. Creo que la CUT es la única central que se ha planteado dentro del movimiento sindical asumirse como oposición, pero eso se debe traducir en asumirse como oposición real para lo cual se requiere una dirección comprometida con eso; y es ahí donde tenemos complicaciones por las debilidades ideológicas y políticas de las diferentes expresiones. Son los sectores clasistas los llamados a levantar el debate.
Hay que confrontar esas prácticas de fraude, de que haya expresiones de trabajadores y de pensionados sin bases, de que haya burocratismo, electorerismo y gremialismo. Hay que rescatar los principios de clase, la importancia de la unidad, de la dirección política colectiva y para eso hay que rescatar la educación sindical para que las nuevas generaciones se apropien de esos principios. ¡Hay que ganar ideológicamente!