Traición al mundo árabe

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Banderas de Israel y los Emiratos Árabes Unidos

En apoyo a Palestina, Turquía amenazó con retirar su embajador en Emiratos Árabes Unidos. Irán calificó el acuerdo como “estupidez estratégica”. Yemen pidió cortar toda relación económica con EAU. Y Rusia y China expresaron su preocupación por el deterioro de la situación

Ricardo Arenales

La historia suele ofrecer a sus observadores curiosas paradojas: La guerra en Corea terminó el 27 de julio de 1953, y en 67 años de posconflicto, las dos Coreas no han suscrito nunca un acuerdo de paz. Y entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel nunca ha habido una guerra: sin embargo, acaban de firmar un acuerdo de paz.

Con gran ruido, como suele hacerlo alrededor de lo que considera sus ‘triunfos’, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump anunció en su cuenta de twitter la semana pasada el acuerdo de paz al que llegaron Israel y los Emiratos Árabes Unidos y que será suscrito oficialmente en próximos días en una ceremonia en la Casa Blancas en Washington.

El anuncio suscitó reacciones encontradas en el Medio Oriente y de nuevo se produjo una fractura en la evaluación de sus consecuencias. El tratado supone que Israel detendrá la ocupación de tierras palestinas en la franja de Jerusalén y otras zonas históricas, que gradualmente han sido víctimas de la construcción de asentamientos judíos ilegales, destrucción de viviendas y endurecimiento del cerco económico israelí en la Franja de Gaza, Cisjordania y otras zonas. Con esa contraprestación, las autoridades emiratíes vendieron la idea de que el acuerdo es un progreso y busca un ambiente de paz duradero.

Legitimando el apartheid

No estaba seca aún la tinta del preacuerdo a que llegaron las dos naciones, cuando Israel anunció que la suspensión de la ocupación de tierras palestinas era ‘provisional’ y el acuerdo con los emiratos no supondría una decisión definitiva en esta materia. En la práctica, en los últimos días, la Franja de Gaza ha sido objeto de constantes bombardeos por las baterías sionistas y se mantiene la política de despojos por parte de Tel Aviv.

Desmoronado el que se presentó como base del acuerdo, lo que queda es la legitimación por parte de Emiratos Árabes Unidos de la política anexionista de Israel sobre territorios palestinos, de destrucción de viviendas y de ocupación ilegal de tierras. El acuerdo es una intentona por imprimirle un sello árabe de legitimación al statu quo de Israel en su política de discriminación racial y genocidio.

Es por esta razón que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, dijo que “esto es una traición a Jerusalén y a la causa palestina” y pidió una reunión de emergencia de la Liga Árabe para evaluar la situación.

Enemigos del pueblo palestino

Los grupos de resistencia palestina también rechazaron el pacto, cuya negociación se adelantó en forma secreta. El Movimiento de Resistencia Palestina Hamás indicó que el acuerdo “no añade ninguna legitimidad a la ocupación sionista de la tierra palestina” y prometió “continuar su lucha contra la ocupación”.

Incluso dentro de Israel, uno de los partidos con representación legal, Balad, de origen árabe dijo que, al firmar este pacto, “los Emiratos Árabes Unidos se han unido oficialmente a Israel contra Palestina y se colocan en el campo de los enemigos del pueblo palestino”.

Reacciones similares se dieron en todo el mundo. Turquía amenazó con retirar su embajador de Abu Dabi, la capital de Emiratos. Irán tachó el acuerdo de “estupidez estratégica”. Yemen pidió a la comunidad árabe cortar toda relación económica con los Emiratos Árabes Unidos. Rusia y China expresaron su preocupación por el deterioro de la situación en el Medio Oriente, y Venezuela ofreció su solidaridad con la causa palestina.

Potencia petrolera

Como se ve, Israel, por cuenta de Estados Unidos, que ha sido el artífice del acuerdo, es el principal beneficiado, pues los EAU son la primera de las seis más ricas potencias petroleras de Golfo Pérsico, con la que va a intercambiar embajadores, creando un precedente para que otras naciones árabes sigan ese camino. Anteriormente, Egipto, en 1980, y Jordania, en 1994, había tendido lazos diplomáticos con el estado sionista, debilitando a la comunidad árabe.

Para Dubái, que ya es una de las ciudades más modernas del planeta, el acuerdo es funcional en su intento por convertirse en potencia regional y mundial. De hecho, los Emiratos Árabes son el primero entre más de 50 países musulmanes, en lanzar un cohete a Marte.

El anuncio del acuerdo se conoce además a pocos días de la mega explosión que ha destrozado a Beirut, algo de lo que muchos, especialmente Occidente, quieren sacar ventaja, para aislar a Hezbolá, el principal partido-ejército del Líbano, y a las fuerzas del llamado ‘bloque de la resistencia’. Este bloque lo encabezan Irán y las fuerzas chiítas, que van desde Afganistán hasta el Líbano, Además de las facciones armadas que enfrentan a Israel, entre ellas Hezbolá.

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