Hacia el mediodía del pasado martes 10 de diciembre, la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, anunció oficialmente la formulación de cargos criminales contra el presidente de esa Nación, Donald Trump. A partir de este momento, la redacción del pliego de acusaciones quedará en manos de la Comisión de Justicia del congreso y este a su vez sustentará la acusación ante la plenaria de la Cámara de Representantes.
Si esta célula congresional aprueba la acusación, como está previsto, pasará a consideración del Senado de la República, y es allí donde comenzará el verdadero juzgamiento o impeachment, como se le denomina en la jerga política norteamericana.
Según el jefe del Comité de Justicia del Congreso norteamericano, Jerry Nadler, los delitos que se le imputan al presidente Trump se pueden clasificar como “crímenes graves, y delitos menores, incluido el abuso de poder”. Dice, además, que “la mayoría de los norteamericanos está preparada para destituirlo”.
El mandatario de Estados Unidos se ha excedido en sus facultades y merece ser destituido, dijo Nadler el 4 de diciembre pasado en una audiencia del Comité que preside. “Cometió un delito impecable. Le pidió a un gobierno extranjero que interviniera en nuestras elecciones, luego fue descubierto y obstruyó a los investigadores en dos ocasiones”, puntualizó Nadler.
Dijo finalmente que las acciones cometidas por Trump constituyen “una amenaza directa al orden constitucional”. “Si no podemos destituir a un presidente que abusa de su cargo para obtener una ventaja personal, ya no vivimos en una democracia, vivimos en una menarquía o bajo una dictadura”, puntualizó el afamado jurista.