¿Un bálsamo para el Catatumbo?

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Asamblea permanente de lideresas y líderes del Banco Arena en el asentamiento humanitario en Cúcuta, Norte de Santander. Protestan por la política de erradicación forzada de cultivos ilícitos en la región, que ya deja un campesino asesinado. Foto Ascamcat.

Como ejes centrales, la reunión abordó la implementación del acuerdo final de La Habana, especialmente el punto de sustitución de cultivos de uso ilícito, y el reinicio de los diálogos con el ELN, puntos estratégicos para la construcción de paz en la región

Redacción DD.HH.

El pasado 22 de mayo se realizó de forma virtual la reunión ampliada de la Mesa Humanitaria del Catatumbo, proceso que dinamiza el expresidente Ernesto Samper y la Corporación ‘Vivamos humanos’. Este espacio se constituyó en el marco del paro nacional agrario del 2013, acontecimiento que estremeció al movimiento campesino tanto en la región, como al país en general.

La Asociación Campesina del Catatumbo, Ascamcat, el Comité de Integración del Catatumbo, Cisca, y el Movimiento por la Constituyente Popular, MCP, organizaciones sociales más representativas de la región, atendieron el llamado y participaron del espacio. La sesión virtual también tuvo el acompañamiento de la Gobernación de Norte de Santander, la Comisión Diocesana de Reconciliación, la Comisión de la Verdad, la Ruta de Protección del Nororiente Colombiano, la Asociación de Personeros del Catatumbo, la Universidad Francisco de Paula Santander, la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas, las embajadas de Cuba y Noruega, y la participación de senadores de la comisión de paz del Congreso de la República, entre ellos Roy Barreras, Iván Cepeda, Alberto Castilla, Antonio Sanguino, Pablo Catatumbo y los representantes a la Cámara Jairo Cala y María José Pizarro.

Mínimos humanitarios

Como ejes centrales, la reunión de la mesa humanitaria abordó la implementación del acuerdo final de paz y el reinicio de los diálogos con el ELN, puntos estratégicos para la convivencia en la región. Los participantes al foro coincidieron que en estos temas se configuran como los puntos para construir unos mínimos humanitarios en un territorio azotado por los rigores de la confrontación armada.

De igual forma, se abordó la emergencia humanitaria que se ha puesto en evidencia por las operaciones de erradicación forzada de cultivos de uso ilícito, ordenadas por el Gobierno nacional y que van en contravía al acuerdo final de paz. Finalmente, se señaló la tensa situación en la extensa frontera colombo-venezolana frente a las amenazas intervencionistas de Estados Unidos y del gobierno que orienta Iván Duque.

La negativa política de seguridad

El encuentro de la mesa humanitaria se realiza en medio de una crisis estructural en la región del Catatumbo con el aumento de los desplazamientos de sus habitantes; el asesinato sistemático de lideresas y líderes sociales así como de firmantes de la paz; el enfrentamiento entre el Ejército Popular de Liberación, EPL, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, confrontación armada con afectaciones a la población civil; y los operativos de erradicación violenta y forzada de cultivos de uso ilícito ordenada por el Gobierno nacional.

Situación que en los últimos dos meses se viene agravando con el asesinato de dos campesinos y tres heridos, todo ello en una región con alta presencia militar, con complejas restricciones de la movilidad a la comunidad y amenaza permanente hacia las dirigencias populares y campesinas.

Las organizaciones del territorio denunciaron los efectos negativos de la política de seguridad en el Catatumbo. La excesiva militarización (un militar por cada 17 habitantes) y el impulso de la erradicación violenta de cultivos, vulnerando los acuerdos comunitarios y la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos, Pnis, son los detonantes de la gigantesca crisis socioeconómica que afecta principalmente al campesinado del territorio.

Paz completa

Las diferentes organizaciones políticas, sociales y académicas que concurrieron al espacio concuerdan en que es el diálogo el único mecanismo para superar la situación en el Catatumbo. Se hizo un llamado a la reactivación inmediata de los diálogos con el ELN para avanzar en la construcción de una paz integral, con el propósito de proteger a la población civil y el campesinado, principales víctimas de la confrontación armada.

Este espacio parece ser un bálsamo para las comunidades del Catatumbo que siguen en medio de la estigmatización y la guerra, pero que sin importar las dificultades le siguen apostando a la esperanza de la paz como único camino para la prosperidad del territorio. Para el pueblo catatumbero la ruta sigue siendo la implementación del acuerdo de paz y la ruta es el diálogo para alcanzar la paz completa que añora el pueblo colombiano.

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