José Ramón Llanos
Pocas veces la opinión pública, las entidades económicas y los más destacados economistas, estuvieron de acuerdo para calificar un proceso mundial: Crisis histórica. Incluso la Reserva Federal, la FED, para el lego, el Banco de la República de Estados Unidos, por medio de su vocero Jerome Powell dijo que esta crisis es similar a la conocida a raíz de la segunda guerra mundial. En sus palabras: «Estamos viendo una caída severa de la actividad económica y del empleo, y casi todas las ganancias del mercado laboral de la pasada década han desparecido». Por esa razón, considera que el Congreso debe, aparte de la ayuda de casi tres billones de dólares en curso, debe dar una ayuda mayor. Solo así pasada la pandemia, se podrá gestionar una “recuperación más sólida.”
El lenguaje de las cifras
La percepción que inicialmente se tuvo de la dinámica económica de los Estados Unidos en el primer trimestre del presente año, empeoró: la primera lectura del PIB, arrojaba una caída del 4,8 por ciento, pero una revisión cuidadosa de las cifras determinó que esa caída era del 5,0. Se debe tener en cuenta que USA desde marzo del 2009, creció durante 11 años. Entre otros fenómenos, el covid-19, le puso fin a ese crecimiento.
La prensa y otros medios destacan una consecuencia política de las falencias del crecimiento económico: afecta electoralmente la candidatura de Donald Trump, ya que la base de su campaña es precisamente que su gestión garantizó la prosperidad de estos tres años. Las cifras efectivamente validan esa situación positiva: un desempleo inferior al 4,0 por ciento, inflación inferior al 2 por ciento y un crecimiento del PIB mayor al 2.0 por ciento. Pero todo ese frontispicio positivo, se derrumbó y ahora unos policías racistas, con la brutal muerte del afrodescendiente George Floyd, cinco meses antes de las elecciones, acaban de sepultar las posibilidades de repetir presidencia a Donald Trump.
Las expectativas para el segundo trimestre son de una caída profunda que podría superar el 30 por ciento, debido a las condiciones de confinamiento casi total en algunos estados, con la secuela de cierre de negocios, industrias, restaurantes y hoteles, generan desempleo, problemas de liquidez, algunos periódicos y hasta el Fondo Monetario Internacional, comparan la situación con la de la Gran Depresión de los años 20. Con el agravante que en las últimas tres semanas el desempleo se disparó al pasar de 26 a 40 millones de personas. Otra evidencia: en los últimos siete días más de dos millones de personas solicitaron subsidio de desempleo.
La combinación de crisis económica y las acciones racistas de la policía, han disparado las manifestaciones de los antirracistas. Algunos medios incluso están difundiendo nuevamente el discurso del cineasta Spike Lee pronunciado hace dos años en el festival de Canes cuando criticó a Trump y cuestionó la supuesta democracia de los Estados Unidos en estos términos: “hijo de puta que tuvo la oportunidad de decir que todo es cuestión de amor y no de odio, pero no denunció a los hijos de putas del Ku Klux Klan, ni a la extrema derecha ni a los nazis”, y agregó “eso de que Estados Unidos es la cuna de la democracia es mentira: se construyó sobre el genocidio de los nativos y la esclavitud”. Y remató “la mierda de la extrema derecha no está solo en Estados Unidos, está en todo el mundo y tenemos que despertar”. Parece que el orbe, en Estados Unidos, acaba de despertar, como respondiendo positivamente a Spike Lee.
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