César Santoyo
@Cesar_Santoyo_S
Juan Manuel Santos ofreció ante la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, CEV, el pasado viernes 11 de junio su relato acerca de la práctica de delitos infames en el contexto del conflicto armado colombiano. Habló de los mal llamados falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales y su impacto en el desenlace de la guerra, los cuales mostraron el grado de degradación y deterioro alcanzada donde imperan los fines, no importan los medios. Hay que resaltar que esta manifestación es producto y consecuencia de la valentía, las exigencias y la constancia de todas las víctimas que han alzado su voz para que se esclarezca la verdad. Es un triunfo de las víctimas y abre un camino para conocer la verdad.
Este gesto ha enfadado a las expresiones políticas de la derecha tradicional, latifundista, dado que muestra con claridad su desdén por la vida de las mayorías empobrecidas que fueron arrebatas en ese trágico movimiento de decisiones que aún está por revelarse.
Aún hace falta identificar las presuntas fallas que pueden existir en la doctrina militar, en los procesos y los procedimientos de inteligencia, de las operaciones, la logística con la que contaron, las luces y sombras que ha producido la investigación al amparo de la Justicia Penal Militar, JPM. Todos estos elementos vislumbran que es necesario dar un siguiente paso para conocer las verdaderas dimensiones del horror de esta tragedia y este debe ser dado desde el interior de las unidades militares para que le cuenten al país ¿qué pasó?, ¿por qué pasó? y ¿quién dio la orden?
El relato de Santos, antes que una confesión de cargo, es en realidad, una introducción, requiere discutir, conocer y elaborar acerca de los contextos sociopolíticos del resto de las criminalidad de Estado; que se conozcan todas las acciones, la cantidad de delitos conexos como desaparición forzada, secuestro, tratos crueles, bloqueos logísticos y alimentarios, el funesto empadronamiento, entre otros que han sido documentados y que sorprenderán al país y al mundo cuando se alcance a reconocer la profunda herida que esconde el “falso positivo”.
La controversia en este sentido es profunda. ¿Quién analiza, investiga y falla en el contexto de estos delitos complejos que superan de lejos la JPM? Los cambios que se necesitan para edificar una fuerza pública que articule reconocimientos de responsabilidad en todos los niveles del Estado y permitan un ejercicio pleno y legítimo de los derechos humanos y las libertades democráticas; en perspectiva, que pida perdón, reconozca que se ha fallado y que cambie toda la estructura institucional.
Hacen falta los relatos de actores involucrados como parte del desarrollo del relato de Santos que convoque a integrantes del alto gobierno, a militares de todos los rangos, activos o no, para que cuenten con prontitud, transparencia y sinceridad lo vivido. Quienes buscamos las personas desaparecidas y estamos exigiendo la respuesta a ¿quién dio la orden? queremos establecer una acción de esta categoría, para que se construyan trabajos y obras de contenido reparador que puedan revisar la instrucción en derechos humanos entre las filas de toda la fuerza pública, que se revise su doctrina preparándose para su tránsito hacia la paz completa, estable y duradera.
Este gesto tiene que servir para ratificar las garantías de no repetición como fundamento de la verdad y la convivencia desde la CEV y su aporte en un momento demandante para el país.