Cada día es más precaria la seguridad y la vida de los defensores de los derechos humanos y de los líderes sociales, hombres y mujeres, que diariamente son asesinados o desaparecidos ante la mirada indiferente de Duque.
El gobierno al ofrecer recompensas, manifiesta la carencia de estrategias efectivas que permitan identificar a los autores intelectuales y beneficiarios de la persecución hacia los defensores de los derechos humanos, denunciantes de la corrupción y de los liderazgos que gestionan la devolución de las tierras despojadas a los pequeños y medianos campesinos.
El tele-Presidente no responde en la práctica a las urgentes peticiones de las Naciones Unidas para la defensa de la vida de las victimas amenazadas, la práctica política se ha centrado en una demagogia mentirosa, no existen planes de acción oportuna para proteger a la ciudadanía, es un incompetente e indolente con lo tragedia que abate a los líderes.
Según las cifras de Indepaz, entre el 1° de enero y el 3 de noviembre del 2020, se han perpetrado 71 masacres, las cuales generaron el asesinato de 282 personas, siendo los departamentos de Antioquia, Cauca y Nariño los más afectados. Igualmente, fueron asesinados 251 líderes y lideresas y 51 firmantes del Acuerdo de Paz, en el mismo período.
No se trata solo de números que van en aumento, el incremento de asesinatos, masacres y de represión policial, nos muestran el regreso de la violencia y de un nuevo ciclo de violencia en la historia política del país, después de la firma del acuerdo de Paz. Los panfletos amenazantes en distintas ciudades del país, firmados por las llamadas Águilas Negras y otros grupos paramilitares, que, a través de listados de líderes y lideresas sociales y organizaciones, los declaran objetivos militares, buscan el control de los territorios para la implementación de explotación minera, despojar a la ciudadanía de sus tierras, detener la restitución de tierras a las víctimas, acabar con el proceso de resistencia y detener el avance de una alternativa distinta para el país.
Los blancos de las nuevas amenazas de muerte, están dirigidas nuevamente a integrantes de las direcciones de organizaciones de oposición política (PCC, UP- Colombia Humana) y de las más importantes organizaciones sociales del país (FECODE Y CUT), todos, se han destacado por generar abiertamente la oposición al actual gobierno y su proyecto autoritario.
Ahora algunos funcionarios y agencias del Estado están intentando deformar y alterar la historia política y la acción de algunos destacados partidos políticos progresistas y sus militantes, los cuales han dedicado sus vidas a la defensa del campesinado, los trabajadores, los pequeños propietarios rurales, la defensa de mujeres y apoyo a sus luchas por la equidad, contra el machismo y la desigualdad salarial y su poca presencia en el parlamento y los cuerpos colegiados locales y regionales.
Entre estos partidos se destacan el Partido Comunista y la Unión Patriótica, víctimas a lo largo de la historia del conflicto, de desapariciones, de genocidios, de actos terroristas y destrucción de sus sedes y de sus locales de las publicaciones partidarias. Sin embargo, ahora se pretende cambiar los hechos debidamente comprobados y convertirnos de víctimas en victimarios.
El objetivo es amedrentarnos para restarnos como agentes que sumamos al contingente de luchadores por la defensa de la democracia de los excluidos y excluidas, por la defensa de la soberanía nacional, de la defensa del medio ambiente, su flora y la fauna, entre otros.
Estas calumnias y los intentos de imponer el miedo, se enfrentan con el muro infranqueable de nuestra valentía y voluntad indoblegable de continuar en la brega revolucionaria, al lado de nuestro pueblo y los aliados progresistas, para construir la Colombia que soñamos desde el presente para las futuras generaciones.
Que no se equivoquen la derecha y el Gobierno. No existe ningún obstáculo que no superemos los comunistas para seguir haciendo parte de las huestes que decidieron accionar con valor unitario, para derrotar los intentos del Centro democráticos y sus aliados de la extrema derecha para seguir, eternizándose en el poder con la violencia. Siempre, en la lucha social el pueblo tiene la última acción victoriosa. Tendremos un nuevo escenario de movilización el próximo 19 de noviembre en el marco de la conmemoración del primer aniversario del paro nacional, 21N.
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