Unas elecciones que trascienden el campo latinoamericano

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Lo que está en juego en las elecciones del 2 de abril en Ecuador, es la escogencia entre un modelo de desarrollo humanista, incluyente, y un modelo neoliberal. El candidato de la derecha, Guillermo Lasso, dice que si llega al poder, retira al Ecuador del ALBA

Ricardo Arenales

Las elecciones en segunda vuelta del 2 de abril próximo en Ecuador, han abierto un escenario de creciente polarización entre dos modelos de desarrollo: el de la Alianza País, con el legado de una década de gobierno de Rafael Correa, que reivindica la filosofía del Buen Vivir, y la posible continuidad en el gobierno de su candidato, Lenín Moreno, y de otra parte el modelo neoliberal que encarna el multimillonario banquero Guillermo Lasso, otrora ministro de Economía del gobierno de Jamil Mahuad.

Se trata de unos comicios que tienen repercusión local, pero trascienden a su vez las fronteras del Ecuador e impactan el destino de los pueblos del continente latinoamericano.

Bajo la administración de Rafael Correa, a nombre de una coalición de fuerzas progresistas denominada Alianza País, Ecuador ha sido parte protagónica de un movimiento antineoliberal, progresista y esperanzador para los pueblos de América Latina, que junto a otras experiencias democráticas, se abrió paso con el amanecer del presente siglo.

Correa dibujó una estrategia de gobierno basada en la filosofía del  Buen Vivir, que significa la satisfacción plena de las necesidades, tanto objetivas como subjetivas, de los países y de los pueblos. Propone abolir la explotación de los seres humanos, una vida armónica entre ellos y las comunidades, y de éstas con la naturaleza. Desde luego, un proyecto semejante no se logra sino bajo los parámetros de una matriz socialista.

Rango constitucional

Rafael Correa ha sido consecuente con esta filosofía. No solo le dio rango constitucional a la política del Buen Vivir, al incluirla en la Carta Política de 2008, tras una reforma ampliamente discutida entre la población, sino que emprendió una serie de reformas sociales en beneficio de los sectores más vulnerables de la sociedad ecuatoriana.

No solo decretó medidas de alto valor simbólico en lo que se pueda entender como defensa de la soberanía, como el rechazo a un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, el rechazo a la tutela del Fondo Monetario Internacional, el retiro de la base militar norteamericana de Manta o el otorgamiento de asilo a Julian Assange, desafiando todas las presiones del imperio.

Estableció subsidios a los sectores más pobres de la población; construyó viviendas que entregó a precios muy bajos, y con cuotas fáciles de pagar, a los hogares de pocos ingresos. Durante su gestión, la pobreza bajó del 36.7 por ciento, al inicio de su mandato, al 23 por ciento en la actualidad. La pobreza extrema, en el mismo periodo, bajó del 16.5 por ciento, al 8 por ciento en el día de hoy.

Obras son amores

Correa entregó cupos de estudio, en todos los niveles de enseñanza, para dos millones de estudiantes nuevos. Las becas de estudio pasaron de 237 en el año 2007, a 14.276 en el año 2015. Bajo el gobierno del Buen Vivir se destinaron 1.000 millones de dólares para la construcción de cuatro nuevas universidades.

En una década, se graduaron 20 mil nuevos médicos, que hoy se dispersan por todo el país salvando vidas. Alrededor de 1.200 médicos más, de altísima calificación, que habían viajado al exterior, regresaron a la patria. Para cimentar el trabajo de los galenos, se construyeron 21 nuevos hospitales, ubicados en sectores deprimidos de la población.

Ese modelo de desarrollo, humano, incluyente, es la base del programa de gobierno de Lenín Moreno, el candidato de Alianza País. Otra cosa es lo que propone el banquero conservador Guillermo Lasso, que propone retirar a Ecuador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, e insertar al país en el esquema neoliberal de desarrollo, privatizador, que encarna la Alianza del Pacífico, con la cual, asegura, ya ha entrado en conversaciones. Como dirían las gentes del pueblo, no es lo mismo Lenín Moreno que Guillermo Lasso.

El modelo de desarrollo de Alianza País, es importante no solo por lo que representa para la felicidad del pueblo ecuatoriano. Lo es también por la fuerza del ejemplo, para la causa emancipadora del resto de pueblos de América Latina. Ante el avance de la ‘nueva derecha’ globalizadora, que recuperó los escenarios de gobierno en Argentina y Brasil, y pugna por derrocar los gobiernos progresistas de Bolivia y Venezuela, lo que definen las elecciones del 2 de abril en Ecuador es si continua el avance incontenible de la nueva derecha en la región o los pueblos tienen la fuerza y las reservas democráticas suficientes para contener ese avance y defender sus conquistas sociales.