En su discurso de posesión, el nuevo mandatario ecuatoriano prometió trabajar por la unidad de la nación. Anunció un programa económico que apunta a la erradicación de la pobreza extrema, la inclusión social y el desarrollo de la nación
Ricardo Arenales
Un discurso incluyente, en el que tendió una mano a sus adversarios y prometió trabajar por la unidad de la nación, fue el que pronunció el nuevo gobernante de los ecuatorianos, Lenín Moreno Garcés, al tomar posesión de su cargo, el pasado 24 de mayo.
Refiriéndose a los que apoyaron sus propuestas de campaña electoral y a los que fueron sus contendores, dijo que “todos, absolutamente todos, formaremos parte de un ineludible diálogo nacional”. “Soy el presidente de todos, me debo a todos, respeto a todos”, puntualizó, en lo que fue interpretado por analistas como la inauguración de un lenguaje nuevo desde el Palacio de Carondelet, que busca acercar a grupos sociales que como los indígenas, algunos sectores sindicales y de izquierda, no compartieron el lenguaje del anterior mandatario.
En presencia de jefes de Estado de 15 naciones amigas, Moreno pronunció un discurso en el recinto de la Asamblea Nacional (parlamento) en el que aseguró que uno de los ejes de su mandato será el respeto por la diversidad, haciendo énfasis en la lucha contra la desigualdad social en el país. “Todos estamos hechos del mismo Ecuador y compartimos el aire y el oxígeno con nuestros hermanos. Somos uno y somos todos, somos diversos, venimos de la misma historia”, dijo el nuevo gobernante.
Caracterizó el momento histórico que vive su país como “el fin de una época que deja al país con una realidad y objetivos claros”. Es el momento “cuando se une una herencia del pasado con el presente y el futuro, que estamos construyendo desde hace diez años”, haciendo referencia a la ‘Revolución ciudadana’ inaugurada por Rafael Correa, que se mantendrá en sus líneas generales y será reforzada por un programa económico y social, con el perfil de Moreno, denominado “Toda una vida”.
Libertad de prensa
Sorprendió Lenín Moreno con el anuncio de que buscará una nueva relación con los medios de comunicación, después de años de confrontación con el gobierno de Rafael Correa. “No puede haber diálogo sin libertad de expresión”, anotó el mandatario, quien ofreció una relación “fresca y dialogante” con los medios. Instó a una “libertad de prensa” con altura y responsabilidad, y dijo ante la nación que si así lo hacen, “encontrarán puerto seguro en el nuevo gobierno”.
Enseguida presentó algunos de los ejes de su programa de gobierno en materia económica y social, destacando su intención de inculcar valores a los jóvenes, facilitándoles el acceso a la educación en todos sus niveles. Dijo que se centrará en la “eliminación de la pobreza extrema”, en la entrega de transferencias monetarias a las poblaciones vulnerables, la ampliación de los esquemas de protección social, la construcción de viviendas, el incremento de la producción y la apertura de plazas de empleo.
Abogó por una mayor austeridad en el gobierno, por una mejor productividad para enfrentar el reto de resolver los problemas sociales y prometió una “batalla frontal” contra la corrupción. En lo que anuncia como fortaleza de su política exterior, se comprometió con la integración regional, respaldó el proceso de paz en Colombia, los acuerdos firmados en La Habana y respaldó los diálogos que en Quito se adelantan con el ELN y representantes del gobierno de Bogotá.