De acuerdo con el Foro Económico Mundial, WEF, la competitividad de Vietnam ha subido en cinco escalones con relación a 2016, y en 20 escalones en los últimos cinco años
Alberto Acevedo
Después de una reforma económica proyectada hace 36 años, la República Socialista de Vietnam ostenta hoy un crecimiento líder en la región asiática, con un impulso económico sustentado, y reconocido por la banca internacional.
Tras salir de la infame guerra imperialista, con la que Estados Unidos pretendió aplastar su independencia y apropiarse de sus valiosos recursos energéticos, Vietnam tenía, hace tres décadas, una economía primaria basada en la agricultura manual y una historia desfavorable por los destrozos de la guerra, tanto en su economía como en el recurso humano. El 90 por ciento de la población era rural.
La reforma económica y sucesivos planes económicos aprobados por el gobierno socialista, imprimieron al país un dinámico crecimiento de su Producto Interno Bruto, gracias a la diversificación de las manufacturas y la tecnología, la modernización de su infraestructura y la especialización de los recursos humanos. En estas condiciones, a partir de 1986 y especialmente en la década de los años 90, el PIB creció en un 4.4 por ciento en promedio.
Diversificación de mercados
La política macroeconómica vietnamita fue conquistando los mercados de Estados Unidos y de la Unión Europea. Después se inserta en la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) con el bloque de países vecinos. Y más tarde fortalece su mercado económico con países como Australia y China (su gran comprador) y desde luego, con la Unión Europea, a quienes suministra textiles, calzado deportivo y tecnología.
La clave del aumento del crecimiento del PIB en Vietnam se encuentra en la diversificación de mercados para sus productos, desde la combinación de frutas tropicales hasta la producción de celulares de alta gama, la calidad manual de terminación de sus productos, combinado con la oferta de precios competitivos en el mercado internacional. En lo doméstico, se combinó con el estímulo a la mediana empresa, una política de bajos impuestos y una ofensiva empresarial en el marco de una red de alianzas geopolíticas y económicas en la región asiática.
Crecimiento positivo
En estas condiciones, la macroeconomía vietnamita creció en un 5.15 por ciento en el primer trimestre de este año; en un 6.28 por ciento en el segundo, y en un 7.46 por ciento en el tercero, para un acumulado anual del 6.7 por ciento, cumpliendo con el objetivo propuesto, de acuerdo a información suministrada por las autoridades de ese país.
En los primeros nueve meses de 2017, la inflación se ha mantenido estable, a un nivel bajo. El crédito aumentó en un 12 por ciento, la tasa de interés disminuyó en un 0.5-1.0 por ciento, lo que estimula las actividades comerciales.
Las reservas de divisas aumentaron, alcanzando 44 mil millones de dólares, la cantidad más alta desde la posguerra, de acuerdo al consolidado en el pasado mes de septiembre. Las exportaciones aumentaron de manera dinámica en un 19 por ciento, para un monto de 154.000 millones en el mismo período. La inversión extranjera directa fue del orden de los 25.5 millones de dólares, un 34.3 por ciento de incremento respecto de 2016.
Sectores clave han crecido positivamente, especialmente el industrial, de la construcción y de servicios. En los últimos meses se han establecido 94.000 nuevas empresas en el país, según el registro de las autoridades económicas vietnamitas, lo cual es indicativo de un entorno empresarial positivo y estable.
Los retos
Todos los sectores de la economía aplican activamente y con entusiasmo las resoluciones del Partido Comunista de Vietnam, de la Asamblea Nacional (parlamento) y del gobierno ejecutivo sobre la reforma del modelo de crecimiento y la reconstrucción de la economía, buscando aumentar la productividad, la calidad, la eficiencia y la ventaja competitiva.
Estas directrices atienden al mismo tiempo una fuerte política de seguridad social, de reducción de la pobreza, la formación profesional y la creación de empleo. De hecho, en los primeros nueve meses de 2017, se ha dado empleo a 1.23 millones de personas, con un aumento del 29 por ciento en este rubro con relación al año pasado. La tasa de desempleo y subempleo en Vietnam es ahora del 2.21 por ciento. El número de hogares clasificados como pobres se redujo en un 34.9 por ciento, en comparación al mismo período de 2011.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, WEF, la competitividad de Vietnam ha subido en cinco escalones con relación a 2016, y en 20 escalones en los últimos cinco años. Organismos como el banco HBSC pronostican que el PIB de Vietnam, en 2018, aumentará a una tasa del 6.5-6.8 por ciento.
A pesar de los retos que imponen la inestabilidad en los precios del petróleo, los desastres naturales producto del cambio climático; las inundaciones y tormentas que afectan la producción agrícola y la vida de las personas, sumado todo ello al proteccionismo comercial de las grandes potencias, Vietnam continuará manteniendo un crecimiento constante y elevado, gracias a la orientación de su sistema político, para impulsar la economía y construir la marca vietnamita.