Perfil de la artista polifacética; folklorista, cantautora, guitarrista, madre de la Nueva Canción Chilena
José Ramón Llanos
Los años sesenta y setenta del siglo pasado estuvieron marcados por un gran desarrollo de las luchas sociales y la protesta política orientadas a generar cambios en las instituciones burguesas, y en algunos casos lograr imponer cambios radicales, socialistas. Simultáneamente, se produjo la gran eclosión de la llamada canción protesta. En algunos países, ejemplo Chile, se vivió la insurgencia del folklor de gran contenido social, en este escenario es que aparece Violeta Parra, quien había nacido el 4 de octubre de 1917 y murió en enero de 1967.
A la artista chilena se le debe calificar con propiedad como una mujer polifacética porque fue folklorista singular, extraordinaria intérprete de la guitarra, el guitarrón, el tiple, el cuatro, percusión, pintora, escultora, poeta y cuentista, cuya narrativa desarrollaba temas de raigambre popular. Violeta Parra desde los 11 años empezó con su guitarra a interpretar canciones del folklor nacional y otros ritmos latinoamericanos, boleros, tangos y corridos mexicanos.
El arte y la militancia comunista
Violeta solía decir que su verdadera vida artística se inició a los treinta y cinco años, o sea en la década de los años cincuenta. En los inicios de esa década formó un dúo con su hermana Hilda y grabaron en RCA Víctor La cueca del payaso, La viudita y El Caleuche y otros temas folklóricos. El dúo actuó hasta el año 1953.
En los años cuarenta del siglo XX junto con su esposo Luis Cereceda empezaron su militancia en el Partido Comunista chileno y participaron activamente en 1946 en la campaña presidencial de Gabriel González Videla.
Por sugerencia de su hermano el poeta Nicanor Parra, empezó a interpretar canciones del folklor de su país e inició su periplo a lo largo y ancho de la geografía nacional identificando y recopilando música folklórica
En 1953 grabó ”Casamiento de negros” y “Qué pena siente el alma”, dos de sus canciones más aceptadas por el público chileno de esa década. A partir de 1954 organizó en la Radio Chilena el programa Canta Violeta Parra, ese año obtuvo el Premio Caupolicán por su alta calidad en la difusión folklórica. Por este galardón tuvo la oportunidad de representar a Chile en un festival juvenil en Polonia. Fue invitada a visitar la Unión Soviética y logró recorrer parte de Europa.
Su actuación en París fue particularmente bienhechora, ya que allí le grabaron sus primeros larga duración Guitare et chant; chants et danses du Chili, (Guitarra y canto: cantos y danzas de Chile), los discos contenían compilaciones del folklor chileno. Su éxito en Europa tuvo singular significación era el primer folklorista de su país que obtenía un triunfo de tanta trascendencia.
El legado de Violeta Parra
Tan pronto se conocieron las interpretaciones de Violeta Parra, el público campesino y urbano chileno la recibió alborozado y la asumió como la artista que reverdeció la música campesina y folklórica.
También en el ámbito culto, poetas, compositores e intérpretes reconocieron su originalidad y sus investigaciones que le permitieron rescatar tres mil canciones, algunas de las cuales estuvieron a punto de olvidarse definitivamente, lo cual hubiera significado una pérdida irreparable para el legado folklórico del país de Neruda
Violeta abrió inéditos senderos que le permitieron a sus continuadores recorrerlos y crear nuevos sonidos y contenidos más acordes con la sensibilidad y las necesidades de su pueblo. Al respecto, Víctor Jara, en una entrevista que concedió un año antes de su asesinato a la televisión de Perú, expresó: “Apareció un disco de Violeta Parra con canciones donde ella hablaba de la verdad, de lo real de Chile, porque ella había dedicado 40 años de su existencia a recopilar las canciones que el pueblo cantaba, a través de toda la geografía de Chile. Esto causó una gran conmoción y nosotros sentimos, un grupo de compositores, que ese era el camino que la canción debería tomar en nuestro país”.
Las interpretaciones, las composiciones y arreglos de Violeta Parra y su labor de recopiladora del cancionero folklórico de su país llegó en un momento oportuno, precisamente cuando el Partido Comunista de Chile y el Partido Socialista de Salvador Allende, culminaron su accionar para lograr la unidad de la clase trabajadora y con ello el nacimiento de la Unidad Popular. La siembra de la canción protesta de Violeta Parra germinó oportunamente, con precisión lo explica Víctor Jara: “Un grupo de personas que creía que ya basta –bastaba-de música extranjerizante o de música que no ayudaba a vivir, que nos entretenía un momento y nos dejaba tan hueco como siempre…Comenzamos a hacer ese tipo de canciones en el momento cuando los trabajadores comenzaron a unirse en lo que pronto se llamaría la Unidad Popular y que obtuvo el éxito que sabemos en el año 70. Así que fue una canción que surgió de la necesidad total del movimiento social de Chile. Violeta marcó el camino y por ahí seguimos”.
Reconocimiento definitivo
El compromiso de Violeta Parra con su pueblo y la necesidad de superar el folklor ingenuo lo expresó en diversos textos y canciones, sin embargo esta es una de las expresiones más claras al respecto: “Ya está añejo cantar a los arroyitos y a las florecitas. Hoy la vida es más dura y el sufrimiento del pueblo no puede pasar desapercibido”.
Esta crítica la llevó a renovar de manera radical el contenido de las canciones creadas por ella, sus títulos expresan el nivel de compromiso con el pueblo y la necesidad de cambiar la situación de exclusión de la mayoría de los campesinos y los trabajadores urbanos: Los burgueses, Hace falta un guerrillero, Yo canto la diferencia, El pueblo paseaba sus banderas rojas, Hasta cuando, Porque los pobres no tienen, ¿Qué dirá el Santo Padre?. Y muchas más.
Tanto en Chile como en América Latina y Europa se le reconoce como la verdadera precursora de la Nueva Canción de Chile, un miembro del conjunto Inti Illimani hace este reconocimiento así: “Con Violeta Parra nace la personalidad madre de este movimiento […] con Violeta se crea la primera peña. Violeta entrega investigación folklórica, recreación, elaboración, y abstracción, ampliando así las posibilidades creativas de todos los demás artistas”.1 La intelectualidad chilena y el pueblo reconocen tres figuras de la cultura, señeras en la historia del país: Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Violeta Parra.
1 Bernardo Subercaseaux, Sonia Montecino, Marisol García et alt. Violeta Parra: Después de vivir un siglo.Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Gobierno Nacional de Chile.