Ya se murió nuestro viejo…

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El dúo Silva y Villalba forjó una carrera musical de 40 años y más de 500 canciones, las cuales han sido adaptadas a diferentes géneros

El 17 de junio a los 89 años, el maestro, cantante y compositor Álvaro Villalba falleció tranquilamente en Ibagué, ciudad donde pasó sus últimos años de vida acompañado de María Cecilia Arciniegas, su esposa

Violeta Forero
@Violeta_Forero

Si yo les digo, “¡Ay! Que orgulloso me siento de ser…”, ustedes, personas que están leyendo este corto homenaje, saben cómo completar la frase.

Quien viva en Colombia o haya pasado parte de su vida en este país, sin importar la edad, reconoce al dúo Silva y Villalba, compuesto por dos grandes proezas de la música. Este par de artistas nacidos en el Gran Tolima se conocieron en 1967 en las fiestas de San Pedro (tradicional carnaval colombiano) cuando por petición del público interpretaron, uno con tiple y otro con guitarra, la canción “Soy colombiano”, compuesta por el comunista Rafael Godoy.

Cuenta la historia que los presentó un amigo en común, quien les dijo que por separado lo hacían bien, pero que juntos serían un excelente equipo. Así inició este dueto icónico que se convirtió en un referente cultural para las personas amantes de la música colombiana.

40 años y 500 canciones

En 1968, participaron en “La Voz del Centro”, un festival que se hace en El Espinal, Tolima, impulsados por su director Luis Rivas, quien posteriormente los postuló para participar en el concurso “Orquídea de Plata Philips” y aunque no ganaron, los finalistas del concurso no vendieron ningún disco, entonces llamaron a Silva y Villalba para firmar contrato y no aceptaron, argumentando que un amigo de Silva los iba a contratar en la WK de Miami, pero tras la insistencia de Philips, en 1970 grabaron su primer LP, patrocinados por el abogado y compositor Jorge Villamil quien se encontraba en Florida, dándole vida a una carrera llena de éxitos en la radio tanto nacional como internacional, en países como Estados Unidos, México, España y Canadá. Villamil les dijo en repetidas ocasiones que no se fueran a dedicar a otras cosas, que la música era lo de ellos.

Llamados “los príncipes de la canción”, en sus más de 40 años de vida artística lograron agregar a su repertorio más de 500 canciones, las cuales han sido adaptadas a diferentes géneros. Entre las más conocidas se encuentran “Espumas”, “Campesina santandereana”, “Si pasas por San Gil”, “Pueblito viejo”, “Ya se murió mi viejo”, “El barcino”, entre otras, convirtiéndose en parte del patrimonio cultural inmaterial del país.

Silva y Villalba gozaron de grandes reconocimientos internacionales. En Estados Unidos, por ejemplo, fueron galardonados con el título “Mariscales de la Hispanidad”, donde se exaltaba la importancia del dúo para la música, siendo ejemplo de varios duetos de la época, llevando bambucos y guabinas a los escenarios más importantes del mundo. Es importante mencionar que artistas como Mario Moreno (Cantinflas), Celia Cruz, Julio Iglesias y Plácido Domingo también recibieron este premio en varias versiones.

Solo Villalba

Villalba nació el 12 de octubre de 1932 en El Espinal, Tolima, en una casa campesina. Desde niño aprendió a montar a caballo, realizar labores del campo y cuidar el ganado. Estudió en el colegio San Isidoro y a los 12 años empezó a tocar el tiple chiquinquireño, construyendo sus primeras melodías tanto en tiple como en guitarra.

Interpretando boleros de Los Panchos ganó su primer concurso tras aprender de su padre, quien terminaba las actividades del campo y llegaba a rasgar las cuerdas del instrumento en su casa. En 1956, luego de terminar su bachillerato, Villalba entra a estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, cursó tres semestres, pero no continuó por problemas familiares.

Desde su adolescencia, se dedicó a la música y conformó su primer dúo con Elberto Guzmán, compañero y amigo de la infancia y se empezó a consolidar como precursor de la música colombiana. Villalba a lo largo de su vida tuvo varias enfermedades como párkinson, hipertensión, y hasta una isquemia cerebral transitoria que lo llevó a alejarse de los escenarios, marchitándole su vida, dejándolo en cama y sin habla.

Adiós al dúo

En 2018, Funmúsica le otorgó a Villalba el premio “A toda una vida”, en el cuadragésimo cuarto festival, sin embargo, la segunda voz del reconocido dúo no pudo recibirlo personalmente, entonces los integrantes de “Tierra Viva”, Paola Picón y Leonardo Laverde, se ofrecieron a llevarlo como representantes de la fundación hasta su lugar de residencia.

En este mismo año, el dueto Silva y Villalba desapareció a causa de la muerte del maestro Rodrigo Silva, víctima de un cáncer de garganta y cuello que sostuvo por más de 20 años. Su vida se estaba apagando poco a poco y con ella, una carrera exitosa, un dúo que sin duda alguna marcó la historia musical y patrimonial del país, esfumándose el último de los grandes duetos de corte tradicional, compuesto por dos voces, tiple y guitarra.

Pese a su exitosa carrera y a su importante huella en la música andina, Villalba tuvo muchos problemas económicos, pues lo que recibía era poco y apenas alcanzaba para cubrir los gastos de sus enfermedades, a tal punto que en 2020 su familia interpuso una acción de tutela en contra de la EPS Coomeva para que el cantante estuviera permanentemente acompañado de una persona que lo cuidara, pues su deteriorado estado de salud así lo exigía.

“Fueron 48 años, casi una vida pendiente de él y últimamente había entrado como en un desespero, en una agonía, estaba inquieto y percibimos que como que quería seguramente despedirse de sus hijos, todos nos enviaron un audio, estaba agonizando, pero tenía reflejos y asintió cuando se lo pusimos al oído para que lo escuchara y a las 11:25 de esta mañana, falleció”, le dijo María Cecilia Arciniegas, compañera de vida del maestro a Ecos del Combeima, emisora de Ibagué.

Gerontofobia artística

El dueto logró su equilibrio por sus armonías vocales, logrando pintar los paisajes nacionales en cada una de sus canciones, representando el sabor andino colombiano. Escuchar a Silva y Villalba, es escuchar, oler y probar al país, cada una de sus notas logra evocar la belleza de las cordilleras que encierran nuestro hermoso territorio.

En Colombia, muchas veces las personas que hacen parte de la escena musical, en sus últimos años, tienen que luchar en contra del olvido y la pobreza, la mayoría de las veces perdiendo la batalla. Si juntamos nombres de personas que han pasado por esto, la lista es larga, la fama y la juventud hacen parte de una época; la gerontofobia todavía está muy dentro de la cultura de este país, la discriminación a las personas mayores cada vez se agrava más.

La vida de artista es una vida desagradecida, que dura lo que dura la juventud, cuando las personas empiezan a envejecer, la sociedad se encarga de relegarlas, sin importar qué tanto le hayan aportado a la cultura del país. Muchas de estas personas terminan su vida sin compañía alguna, en un país que no tiene memoria.

En memoria de un gigante de la música, todos los aplausos y los homenajes póstumos que sean necesarios.