Zona 27, un proyecto esperanzador

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Suán Sánchez excombatiente de las FARC.

El Primero de Mayo es una buena ocasión para recordar que las mujeres son las más vulneradas en el campo laboral, peor aún, cuando se trata de excombatientes, discriminadas por su condición política

Redacción Mujeres

El Primero de Mayo siempre será un motivo para que las mujeres salgan a las calles a enfrentar el sistema capitalista que tanto las vulnera. No está de más recordar que las políticas neoliberales del sistema capitalista depredador explota y vulnera más a las mujeres, pues  la mano de obra femenina, no solo ha sido útil para la producción capitalista, sino además, su labor de economía del cuidado: trabajo no remunerado, que consiste en el cuidado de las y los hijos, el marido y asimismo, la labor de las tareas domésticas, que se recargan sobre ellas, aún después de llegar cansadas a casa, luego de una larga jornada laboral.

Pero las mujeres obreras no solo padecen explotación laboral en los precarios escenarios de trabajo sino que además son, en muchos casos, víctimas de acoso sexual por parte de sus “superiores”, a quienes muchas se ven sometidas a soportar debido al terror de correr el riesgo de perder su única fuente de ingreso para contribuir al sostenimiento de la familia.

Es necesario hablar en estos casos de la feminización de la pobreza que no es más que el empobrecimiento material de las mujeres, que crece en la medida en que dentro del sistema capitalista aumenta el desempleo y estas se ven en la obligación de aceptar cualquier tipo de trabajo donde busquen personas flexibles, debido a su vulnerabilidad y que estén dispuestas a cumplir con horarios extenuantes, ya que la condición de madres, de la mayoría, no les permite darse el lujo de elegir.

Por otro lado, está el tema de la informalidad, problemática social en Colombia que afecta también, en su mayoría, a las mujeres, y esto aumenta las posibilidades de ser más pobres, debido a la exclusión a la que se han visto sometidas en el campo laboral, históricamente.

Una condición diferencial

Pero dentro del mundo laboral de una sociedad como la colombiana hay mujeres que padecen la desigualdad de una forma más directa, debido a ciertas condiciones sociales de discriminación y persecución política, como es el caso de las mujeres excombatientes y, debido a todas estas dificultades para ingresar a la vida civil y obtener un empleo digno, estas se han valido de los acuerdos de paz para hacer cumplir los derechos obtenidos y trabajar a partir de sus propias iniciativas mediante proyectos productivos. En una conversación con VOZ, Suan Sánchez, excombatiente del frente Mariana Páez, y quien ingresó a la guerrilla de las FARC hace alrededor de siete años, convencida de que una Colombia mejor sí era posible, nos cuenta cuál es el proyecto productivo que les ha sido aprobado y cuáles son sus expectativas.

“Nuestro proyecto productivo es realizado en Bogotá, es un restaurante café. Del proyecto hacen parte seis mujeres y siete hombres, la idea del grupo con el proyecto es con la idea de igualdad de género, nosotros siempre hemos trabajado como iguales dentro de la guerrilla y estamos acostumbrados a esa forma de trabajo, pero sí notamos, a veces, que dentro de este proyecto, de este proceso que seguimos al realizarlo, son más las mujeres que los hombres quienes hemos estado pendientes, más comprometidas, y  en ese sentido es que tal vez la administración recaiga sobre nosotras, debido a nuestro empoderamiento laboral”.

La labor de las mujeres

En cuanto a la función de las mujeres dentro del restaurante, cuando este ya esté constituído, Suan advierte: “Tenemos varias funciones, está la administración del establecimiento, funciones de cocina, de aseo, las funciones que se deben realizar de forma cotidiana en un restaurante, pero nosotras nos queremos ver reflejadas, más que todo, en la labor de administración, si pudiéramos hacer eso, avanzaríamos mucho como organización, pues hay incluso compañeras estudiando administración de empresas, es decir, se vienen preparando para eso. Asimismo, sostiene: “Siempre existe la posición de que el hombre es la cabeza y que nosotras vamos detrás y ahí detrás, nosotras hemos hecho de todo, incluso, quienes estuvimos presentes en la primera reunión fuimos nosotras las mujeres, ahora solo nos toca trabajar muy fuerte para que este proyecto sea una realidad, pues aún no sabemos bien cómo organizarnos internamente”.

La iniciativa

Estas mujeres que ven en este proyecto una oportunidad de labrarse un futuro mejor en el proceso de reincorporación a la vida civil después del proceso de paz, solo esperan que el proyecto sea aprobado en su totalidad y sin más trabas por parte del gobierno, “hasta ahora nos aprobaron, pero ya cuando se comprometa el gobierno y el PNUD y todas esas organizaciones,  podríamos empezar la ejecución del proyecto y ahí sí definir los roles de cada participante, aún nos faltan ejecutar muchas cosas”, afirma la excombatiente.

Este proyecto lo empezaron a gestionar desde el año 2017, así que fue una lucha de casi dos años para hacerlo una realidad: “Fue una idea que surgió del colectivo, crear este restaurante, “Zona 27”, y la idea al principio era que fuese un bar, porque queríamos que fuera algo donde pudiéramos mostrar expresiones culturales nuestras, como nuestra música guerrillera, de nuestra identidad y de nuestra historia y, sobre todo, de nuestra memoria. Pero entonces, solo se logró que fuera un restaurante y nada más. La idea más que todo, consistía en que pudiéramos hacer algo de memoria histórica en el lugar”, afirma Suan Sánchez con un tono de felicidad, al ver que una parte de sus sueños, como mujer de paz, se está haciendo realidad.